- Redacción
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- 2016-11-05 11:12:46
En medio de un paraje de viñas que ahora vira a colores de otoño, en lo alto de un otero, se alza majestuosa la bodega Pagos del Rey, en pleno corazón de la Ribera del Duero. En un enclave privilegiado desde el que se contempla, hasta el horizonte, un mar de Tinta del País. Su arquitectura sobria, de hormigón, le confiere un carácter dinámico, como en continuo movimiento, que contrasta con el cristal y la luz interior y armoniza en sorprendente simbiosis con el entorno.
En la bodega de Olmedillo de Roa (Burgos), las marcas más reconocidas, las que han aportado más de 100 premios y medallas a la bodega, son Altos de Tamarón y Condado de Oriza, que junto a elaboraciones más minoritarias o especiales suman unos nueve millones de litros anuales. La cifra impresiona tanto como la visita a la nave de elaboración que estos días, cuando la vendimia toca a su fin, está rebosante de mostos, de nuevos vinos que son promesas de futuro.
Aquí nacen vinos tintos jóvenes, robles, crianzas, reservas y grandes reservas que se nutren, además de la uva propia, con la procedente de 1.600 hectáreas del entorno, cultivadas por unos 450 viticultores. Cada etiqueta tiene su personalidad, pero la marca comparte un estilo propio y reconocible, equilibrado entre el gusto clásico y la frutosidad actual, entre la intensidad que encumbra al propio vino y la ligereza necesaria para que se convierta en acompañamiento en la mesa.
Una saga imparable
Pagos del Rey es la materialización del sueño de una saga de bodegueros, la familia de Félix Solís, en su afán de superación por crear vinos que capten y exhiban con las bondades de las mejores zonas vitivinícolas de este país. Así, desde finales del siglo pasado han seleccionado terruños y elaboran vino en algunas de las comarcas vitivinícolas más famosas, y lejos de su casa natal de Valdepeñas han abierto bodegas en distintas Denominaciones de Origen aprovechando la singularidad de cada clima, de cada suelo, la tipicidad de cada variedad de uva local y de las prácticas culturales y de elaboración tradicional de cada zona. Este es el denominador común que brota el concepto de Pagos del Rey, un proyecto fraguado con pasión, conocimiento y tesón, que campa en la actualidad por las denominaciones de origen de Ribera del Duero, Rueda, Rioja y Toro.
El vino y más allá
El fondo es, por supuesto, el vino, pero la forma es la estética, la riqueza arquitectónica que también está presente en cada proyecto que se pone en pie. En cada una de las nuevas bodegas, el espacio y los vinos se ensamblan con símbolos clásicos y mitológicos relacionados con la cultura del vino, como la figura de Ariadna en la sala de degustación de Ribera del Duero, la Musa de la inspiración, un músico con su lira en Rueda o una vendimiadora con un cesto de uvas de grandes dimensiones en Rioja como los elementos estéticos que dan peculiaridad y singularidad a las bodegas.
Ribera, la primera
El primer paso trajo a Félix Solís Yáñez -hijo del fundador- a Ribera del Duero, donde la familia de su esposa tenía viñas seculares de calidad, unas 70 hectáreas y una larga experiencia. Esa fue la base. Ahora la realidad de la bodega es un espacio generoso, 15.000 metros cuadrados, de los que la construcción ocupa algo más de la mitad. La luz de las dependencias exteriores de la zona de recepción va dando paso a la oscuridad de la nave de crianza, en la que reposa el principal activo de toda bodega orientada exclusivamente a la elaboración de vinos de calidad: su parque de barricas, de roble francés y americano, procedentes de las mejores firmas toneleras y con el apoyo de un tren de trasiegas totalmente automatizado capaz de dejar impecables de 25 a 30 barricas cada hora. Y si de cifras se trata, también impresiona el espectáculo de las dos líneas de embotellado, una para formatos especiales y producciones limitadas que funciona a 3.000 botellas por hora, y otra más grande que supera las 8.000 unidades cada hora.
A pesar de las cifras astronómicas, de la globalización de la marca y del tráfago constante a la puerta de la bodega de Valdepeñas, que es la sede logística de la distribución comercial, Félix Solís y su vástago Pagos de Rey siguen siendo una empresa familiar, regida por los cuatro hijos del fundador con el carácter entrañable de la aportación directa de la sabiduría de cada cual. Pero esa empresa familiar nacida en los años 50 del pasado siglo es ya un grupo bodeguero referente en el sector vitivinícola mundial, con una producción de 250 millones de litros y presencia en 115 países de todo el planeta galardonado recientemente como Mejor Productor Español de 2015. Y con innumerables premios en un sinfín de concursos, como los 25 vinos distinguidos en el certamen AWC Vienna -la competición de vinos más grande del mundo- con medallas de oro, plata y sellos de aprobación. Pero el mejor premio es ver sus vinos, embajadores de todas las regiones, en las mesas de todo el mundo.
Bodegas Pagos del Rey (D.O. Ribera del Duero)
Ctra. Aranda-Palencia, Km. 23
09311 Olmedillo de Roa (Burgos)
Tel. 947 551 111
www.pagosdelrey.com
Twitter: @PagosdelRey
www.facebook.com/PagosdelRey