- Ana Lorente
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- 2017-11-02 10:23:25
El 18 de septiembre Frontaura dio el pistoletazo de salida de la vendimia en Toro, una semana más tarde empezaría en Nexus, su bodega en Ribera, pero menos de un mes después encontramos los depósitos vacíos y relucientes, la bodega tan pulcra como en los meses tranquilos y, eso sí, un delicioso olor a madera “en su salsa”: llena de vino nuevo.
E l cielo manda y este año el clima, el verano inacabable y sin nubes, ha traído una madurez precoz de la uva, así que hubo que cosechar pronto y deprisa. En el trabajo de bodega, el cambio ha sido mínimo, porque el estilo de sus vinos es muy del gusto actual, prescindiendo de largas maceraciones para que tanto el color como el paladar sean ligeros y vivos, para que la fruta esté presente tanto en los jóvenes como en crianzas y reservas, para las que la Tinta de Toro –esa potente variedad de Tempranillo– está perfectamente dotada y el equipo la conoce perfectamente porque aquí empezó todo.
En principio fue la vieja viña familiar, la de Toro, dedicada a uva para vender. Ha sido la generación actual, Ulpiano y Camino, quienes decidieron aprovechar esa excepcional materia prima para crear sus propios vinos. Y para ello no han escatimado en ingenio, inversión y tenacidad. Más aún, lo que se inició como una experiencia ha tomado cuerpo hasta convertirse en dos sólidas marcas, Frontaura en Toro y Nexus en Ribera del Duero, donde se construyó una nueva bodega, tan bella como bien dotada, tan amplia y crecedera como cuidadosa en los pequeños detalles.
De la tierra a la mesa
Camino la recorre y la muestra con el mismo arrobo y orgullo que lo haría con un hijo en la cuna. Y lo cierto es que el espacio y los resultados bien lo merecen. Tras el reclamo del rótulo y la impresionante fachada de hormigón se abre un pequeño paraíso de otoño donde crujen las hojas caídas y susurra el agua mansa del estanque que surge de entre las piedras. Ahora solo falta concluir el edificio de visitas, que en breve albergará comedor y sala de catas. Por ahora la visita enoturística incluye campo, bodega, cata y aperitivo en la preciosa tienda del hall. Y también está en obras la restauración de la bodega de Toro en uno de los edificios emblemáticos de la ciudad, el Palacio de los Frontaura y Victoria, de 1574, junto a la histórica Colegiata.
El lujo es recorrer la bodega con un enólogo como Juan Martín Hinojal, director técnico del proyecto desde que se iniciara en 1999 en Toro con las nuevas plantaciones y después en Ribera, donde el viñedo se reparte en cinco parcelas y la elaboración comenzó en 2005.
Allí hay instalada como novedad una tolva de recepción inclinada, para preservarla en seco, ya que por la proximidad del Duero el terreno a veces rezuma. Nadie lo diría contemplando la pulcritud de la sala de elaboración, con depósitos pequeños para discriminar por parcelas y preparada para 600.000 kilos. Con la previsión, incluso, de depósitos nodriza de agua, pues en el pueblo abundan las bodegas y en tiempo de vendimia puede escasear.
En el laboratorio, Arantza se afana en los análisis de fin de elaboración, rutinarios frente a los más complicados, los del vino Nexus Kosher, el tinto más joven de la bodega que además es apto para el consumo por parte de la colonia judía ortodoxa. Aquí todo es visible, incluso las salas de máquinas, tan relucientes y ordenadas como el propio laboratorio. Y en la penumbra de la sala de barricas, con el clima controlado, experimentan con maderas de roble de las mejores tonelerías y procedencias, que en Toro duermen en una bodega natural y secular, una cueva subterránea excavada en piedra.
Las 120 hectáreas de Toro se concentran en una parcela de suelo pedregoso, vigilada por una estación meteorológica propia. De ahí sale un vino que por lo frutal, goloso y alegre casi recuerda a los de maceración carbónica, el Dominio de Valdecasa. Es la excepción en una casa que apuesta por el largo descanso de los vinos en sus cunas de roble. En los Crianza y Reserva Frontaura, la madera de tostado ligero y solo en las duelas deja una leve y elegante memoria, y la Selección Especial Aponte y Aponte Plus, cuya cosecha 2008 aún dormirá unos meses más en bodega, promete aún más complejidad. Además, la experiencia nueva, el Tierras Guindas, en depósito de cemento.
Mientras, en Nexus, además del vino kosher nacen el One, un Crianza ideado para acompañar el menú diario, y el elegante Nexus Plus, pensado para durar. Vinos que salen de la bodega en su punto para pasar a la mesa que, según la filosofía de la bodega, es su sitio.
Bodegas Nexus & Frontaura
Ctra. Pesquera a Renedo, s/n 47315 Pesquera de Duero (Valladolid)
Tel. 983 880 488
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