- Redacción
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- 2018-09-12 00:00:00
Frutales, pinos, carrascas... pero por encima de todo el verde de Cariñena es viña. Esta D.O. en el sudoeste de Aragón ya fue famosa en tiempos remotos. Ahora, con la iniciativa de una gran empresa unida, sus vinos están otra vez dando la vuelta al mundo.
N ada más salir del coche huele a playa, y se siente en la piel ese vapor inconfundible de la arena húmeda. Pero estamos en el corazón de Aragón. ¿Una ilusión? ¿Será un engaño de los sentidos porque solo falta una semana para las vacaciones de agosto? Pues no. Es tan real como que en los dos últimos meses ha caído en la zona la misma lluvia que en los dos últimos años juntos. El clima influye, y mucho, en un trabajo que no tiene techo: la viticultura, y aquí marca las labores de 714 familias que son las que nutren Grandes Vinos, las que día a día cuidan la materia prima, la viña vieja, las joyas herencia de sus antepasados, aunque con los criterios actuales diseñados por el equipo de bodega, profesionales visionarios empeñados en sacar lo mejor de esas cepas.
Contra lo que podrían indicar las cifras –4.300 hectáreas de viña, 60.000 metros cuadrados de bodega, la mayor de Aragón, 27 millones de litros de vino–, aquí lo que importa son los nombres, los de los viticutores, los fundadores y los herederos actuales, los jóvenes que regresan al campo y a las cinco cooperativas que se unieron para formar la empresa; el del enólogo Marcelo Morales y sus colaboradores, el de cada vino, cada marca, clásica o moderna con personalidad propia y, por encima de todo, el de Cariñena, tierra y uva que han tallado su historia y su presente.
Todo por el vino
Cariñena es sinónimo de vino famoso, y documentado desde la Edad Media. Cariñena, la villa, tuvo ferrocarril antes que muchas capitales precisamente para comerciar sus vinos, y por la verja de esta bodega central sigue corriendo el tren. La bodega, moderna, pulcra, impresionante, es ahora el centro de crianza, embotellado y logísticas de los vinos de cinco pueblos circundantes. Como ejemplo, la histórica cooperativa San José, en Aguarón, que ha conservado con buen criterio los depósitos vintage de cemento de su fundación, en 1955 –ahora tan cotizados por la nueva enología– y estrena ampliación con otros nuevos, subterráneos, que vienen a sumarse a la sala de elaboración en acero, de hace 15 años.
Cinco en uno
Trabajar juntos, desde 1997, permite a la bodega disponer de medios para emprender, pero sobre todo de uvas de distintas procedencias para crear. Muchas son las innovaciones: algunas tan prácticas como el apilado del botellero en planchas, que ocupa menos espacio, tiene más capacidad y se traslada más fácilmente que los jaulones tradicionales. Otras tan caprichosas como las tinajas de 180 litros donde el vino reposa un año hasta ser exquisito y bautizado como Terracota. Así, se han convertido en motor de la D.O. Cariñena y lucen un catálogo con personalidad, capaz de imponerse sin complejos en 42 países y de sorprender en las catas nacionales.
El trabajo empieza en la viña. Por ejemplo, las nuevas plantaciones se reducen a las dos grandes variedades locales: Garnacha y, por supuesto, Cariñena. Los tratamientos, aun en este año difícil porque la humedad genera plagas, se intentan limitar a los más naturales: confusión sexual, azufre... y al mimo de los propietarios que, como media, tienen 10 o 12 hectáreas que cuidan personalmente. Viñas como jardines, engarzadas en bosquecillos de pino y carrasca, sobre un suelo de duras piedras rotas que reluce deslumbrante bajo el sol del secano. Viñas que en más de la mitad de los casos hay que vendimiar a mano, como toda la vida. Así es el paraje de El Santo y en el que crece Anayón, que se vendimia en octubre porque las noches son frías y madura muy poco a poco. Sin embargo, la Macabeo que combinan con Chardonnay se recoge a mitad de agosto para preservar la acidez del Corona, un básico alegre. Su hermano de Garnacha Blanca reposa tres meses con sus lías, y en el Selección, Garnacha y Cariñena se elaboran por separado porque hay 10 días de diferencia en maduración. Conocimiento y mimo. Pasado convertido en futuro y presente en la copa.
Grandes Vinos
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