- Ana Lorente
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- 2019-05-30 00:00:00
O Rosal es ese paraíso gallego donde las rosas nacen en árboles y se llaman camelias y donde el Albariño expresa sus aromas más intensos. Ahora se puede divisar y recorrer desde muy cerca del cielo, desde una viña que ha venido a romper moldes.
Hacer el Mejor Albariño del Mundo, según reconoció el Wine Challenge de Londres en 2017, es una satisfacción añadida, la alegría de ser entendido y apreciado, de dar placer con la obra propia incluso más allá de las fronteras. Y después de conocer el paisaje, el proyecto y la realidad de la bodega no resulta sorprendente, porque sus vinos nacen muy cerca del cielo. En sentido estricto no se trata de "viñedos de altura", ya que esos suelen vegetar a un mínimo de 500 metros en el Hemisferio Norte y 1.000 en el Sur, aunque las cifras que los determinan no son precisas. En ese sentido, la cima de Altos de Torona apenas llegará a los 350, pero no solo es el más alto del entorno sino que su situación es especialmente privilegiada. Es un cerro que se asoma al último tramo del río Miño, al puente que cruza a la otra orilla, a Portugal y sus montes, y contempla el valle, salpicado de huertos, granjas y hasta pequeñas viñas. Más aún, tiene a su espalda otro monte protector, un bosque que le libra del frío y de las brumas del norte mientras que su altura y los vientos la aíslan de las nieblas de río y la humedad del valle y de las altas temperaturas, aunque está plantado en un primoroso carasol, mirando al sur.
La mayor viña
El proyecto se convirtió en la mayor viña de Rías Baixas de una sola pieza, casi 100 hectáreas, y en un olivar con 2.500 árboles, lo nunca visto por estos lares, con la ventaja añadida de un suelo arenoso, muy permeable, en el que calan las lluvias. Además, entre las hileras de cepas –Albariño, Loureira, Caíño, Godello...–, las calles mantienen la vegetación, miles de flores ahora en primavera, para absorber el agua y para favorecer la acción de la naturaleza, de los bichillos beneficiosos. Biodiversidad que se cifra en 90 especies de flora y 70 de fauna (lagarto ocelado, lagartija gallega, herrerillos, carboneros, milano negro, busardo ratonero, mochuelos, ranas, sapos, salamandras, etc.), hasta el punto de que la tierra removida con saña aquí y allá es la prueba de la acción de los jabalíes buscando lombricillas de aperitivo. Eso les ha valido el sello de Producción Integrada que concede la Consellería de Medio Rural de la Xunta de Galicia y que solo disfrutan dos bodegas en la comunidad autónoma.
Todo a mano
Detrás está el vino, eso se da por supuesto. 250.000 botellas al año con idéntico talante de calidad y diversificación con el que han construido un catálogo de tres monovarietales de Albariño, Godello y Caíño, un coupage blanco llamado Rosal, un semiseco, otro de guarda con seis meses en madera y la originalidad de un par de espumosos, 15.000 botellas. La bodega, moderna y eficaz, esconde depósitos de acero inoxidable de todos los tamaños para fermentar por separado tanto variedades como parcelas y orientaciones, lo que permite extraer lo mejor de cada una y crear combinaciones muy equilibradas.
Pero el primer plano es una invitación al enoturismo. Es un recorrido donde el visitante se sumerge en la naturaleza en una ruta de casi una hora, marcada por paneles explicativos no solo del viñedo sino de accidentes naturales como la impresionante piedra cardia, como una columna vertebral del terreno, o las pequeñas charcas donde se han ido posando insectos y avecinando reptiles que a su vez son un reclamo para las aves. Al final del paseo desde la cumbre y cuesta abajo se contruyó un precioso cenador acristalado que es un perfecto mirador de la viña y un centro de eventos. Es el reposo donde disfrutar de cocina local y sobre todo de una cata de los vinos de esta bodega.
Altos de Torona
Carr. Tuy-La Guardia Km. 55,5 (O Rosal)
36760 As Eiras (Pontevedra)
986 609 810