- Laura López Altares
- •
- 2020-12-04 00:00:00
La historia de Bodegas Riojanas, esculpida en piedra y viña, es fascinante, y clave para entender el espíritu innovador de esta casa familiar que apuesta por un futuro diverso y sostenible: vinos respetuosos con el medio, Escuela de Viticultores, nuevas creaciones...
Existe una curiosa puerta de piedra, la que conducía al viñedo familiar El Cerrado de los Frías-Artacho en 1799, que da la bienvenida a Bodegas Riojanas, abriendo camino a la meca centenaria del vino. Aquella fecha, grabada en piedra para la eternidad, es el testimonio vivo de su origen, ¡que se remonta 221 años atrás!
Aunque la emblemática bodega de Cenicero (corazón de Rioja Alta) no se construiría hasta casi cien años después, cuando el vino de Bodegas Riojanas consiguió una Medalla de Oro en la Exposición Universal de Barcelona de 1889, impulsando su creación. En 1890 se inauguró, y comenzó la apasionante aventura de una saga que ha mantenido su esencia y ese espíritu innovador durante más de un siglo. El gran objetivo de Bodegas Riojanas desde sus inicios ha sido elaborar vinos de la máxima calidad que dieran respuesta a las demandas del consumidor, y lo han convertido en su estandarte. Con Santiago Frías al frente, quinta generación de la familia, el legado continúa escribiéndose mirando a la tierra y al viñedo, apostando por un futuro sostenible.
La herencia más preciada
Esa pasión por la viña, el valor más importante para Bodegas Riojanas, se plasma en el mimo con el que cuidan y preservan el paraje para asegurar la transmisión de su legado.
Pero el Departamento Técnico de Viticultura y Enología de Bodegas Riojanas fue un paso más allá, impulsando el protocolo de zonificación parcelaria que, como explican, "establece la clasificación de las parcelas en base a la calidad de la uva obtenida en cada una de ellas, llegando a definir unos parámetros vitivinícolas fácilmente medibles que facilitan la búsqueda de la diferenciación parcela por parcela". Gracias a este sistema, que refleja el carácter innovador de la bodega aplicando modernas tecnologías de la viticultura de precisión, se optimiza la calidad del fruto cosechado, y esa singularidad se vuelca en unos vinos cada vez más personales.
Uno de los más icónicos es sin duda Monte Real, la "herencia más valiosa" de Bodegas Riojanas. Sus orígenes nos llevan hasta los años 30, cuando D. Román Artacho encargó al enólogo francés Gabriel Larrendant la elaboración de un vino único que se convirtiera en el alma de la bodega. Larrendant vio el inmenso potencial del Tempranillo de la finca de El Monte, que sigue dibujando la personalidad de estos vinos, tremendamente expresivos.
El otro gran emblema de la casa riojana es Viña Albina, una gama creada en 1901 cuyo nombre homenajeaba a la hija de uno de los propietarios. Las uvas con las que se elaboran estos vinos proceden de parcelas que se sitúan entre San Vicente de la Sonsierra y Cenicero, con una altitud considerable que aporta mucha frescura.
El futuro del legado familiar
Fieles a sus principios, se han hecho un hueco en miles de hogares de nuestro país con una estrategia de diversificación que los hace estar presentes en diferentes denominaciones de origen (Bierzo, Monterrei, Ribera del Duero, Rueda, Rías Baixas y Toro) y que responde al dinamismo de la bodega y a su compromiso con la innovación constante y la calidad, que llevan a algunas de las zonas vitivinícolas más interesantes del mundo. Pero no es ni mucho menos en lo único en lo que depositan el futuro de su legado. Su apuesta por la sostenibilidad es absolutamente firme y desde hace unos meses todos los vinos de Monte Real, Viña Albina y Viore Verdejo han sido certificados como aptos para veganos con el sello internacional V-Label, concedido por la Unión Vegetariana Europea (UVE). El respeto a la expresión de sus viñedos también queda patente en la primera Escuela de Viticultores, creada el 10 de abril de 2019 con el objetivo de poner en valor el papel decisivo del trabajo de los viticultores en la calidad final de los vinos.
Además, acaban de lanzar Monte Real Cuvée 2017 (67% Tempranillo y 33% Graciano), un vino exclusivo que habla de la esencia e identidad de Bodegas Riojanas, y de su ilusionante futuro.