- Antonio Candelas
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- 2023-04-28 00:00:00
La conocida exquisitez gastronómica de la casa de Lucio Licinio Lúculo en la antigua Roma ha inspirado este proyecto en Mendigorría (Navarra), un remanso de paz para la Garnacha más fresca y refinada.
La Casa de Lúculo no es una bodega más entre tantas. Si hay algo que la diferencia, es la sensibilidad con la que se reflexiona cada decisión tomada en todo el proceso creativo del vino. Las paredes y depósitos de hormigón sobre los que se asienta cuentan la historia de un pueblo vitícola que a mediados del siglo pasado se sumó al impulso generado por el movimiento cooperativista de la época. Aquella unión de viticultores dio a luz una cooperativa que, por diversos avatares, no consiguió perpetuarse en el tiempo.
Pero en este mundo pocas cosas son definitivas, y en 2006 la pareja formada por Virginia Arranz y Juan Glaria decidieron volver a dar vida a aquel edificio casi olvidado y convertirlo en La Casa de Lúculo, recordando el pasado romano del municipio de Mendigorría plasmado en las extraordinarias ruinas de Andelos. Una buena relación con la familia Geirnaerdt–Van Ekeris, propietaria del grupo familiar Axial Vinos, hizo que se incorporaran al proyecto, primero desde el ámbito de la distribución y posteriormente participando directamente en el desarrollo de la actividad. Hoy, han tomado el bastón de mando las mujeres de esta bonita sociedad en la que, mientras Virginia se encarga de las cuestiones enológicas, Eugenie Van Ekeris acomete la gerencia del proyecto. Un tándem perfectamente sincronizado cuya misión es proyectar la belleza del paisaje navarro a través de la amable delicadeza de la Garnacha.
Seducción navarra
No es difícil confesarse garnachero y navarro cuando visitas La Casa de Lúculo. Allí las prisas no existen, pero no se pierde ni un solo instante en replantearse todo para mejorar la vida de las viñas y, por tanto, el resultado final de los vinos. No en vano, las 15 hectáreas con las que cuentan en propiedad en el municipio de Falces poseen el certificado ecológico y aspiran a que toda la uva que controlan lo sea en las próximas campañas. Ese empeño nace del importantísimo principio de preservación del territorio, sabiendo que nuestra querida Garnacha tiene una especial sensibilidad en desvelar el alma del entorno en el que echa raíces y embelesarnos con su personalidad. Una pureza que en bodega se trata por todos los medios de mantener. Ahí, los antiguos depósitos de hormigón facilitan el trabajo y un uso responsable de la crianza a base de barricas usadas y de formatos grandes permite afinar los vinos sin incorporar aromas que desvirtúen la esencia del lugar.
Frescura entre orquídeas
Si la Garnacha es la mejor embajadora del vino navarro, la orquídea silvestre es un elemento clave en la flora de aquella tierra. Esa conexión entre el vino y la naturaleza autóctona queda patente en cada una de las etiquetas. Otra declaración de intenciones más sobre la conmovedora sensibilidad con la que Eugenie y Virginia interpretan cada elemento del entorno.
Todo este discurso argumental no tendría sentido si no se viera reflejado en los cinco vinos que componen el relato. Si Cátulo Rosado y Tinto son la expresión más joven, refrescante y divertida de la Garnacha, Lúculo Origen es el rigor y la complejidad de una única viña centenaria del pueblo de Lerga (Subzona de Baja Montaña), sin olvidarnos de Lúculo Garnacha Blanca, cuya fermentación en barrica y posterior crianza de tres meses realza un perfil floral y de finas hierbas que el tiempo respeta y lo engrandece con delicados toques cítricos. Y entre lúculos y cátulos, una elaboración de extraordinario mérito por la dificultad que entraña. Se trata de Chloss, una Garnacha Natural sin adición de sulfitos y con una expresión varietal deliciosa acompañada de una fantástica energía refrescante. Cinco vinos que nos trasladan a la calma de un lugar que nos permite captar hasta el más desapercibido de los detalles de la naturaleza, una experiencia valiosísima que, hoy más que nunca, no debemos dejar escapar.
La Casa de Lúculo
Carretera de Larraga, s/n. 31150 Mendigorría (Navarra)
Tel. 948 343 148
bodega@luculo.es
Facebook: @bodegaslacasadeluculo