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¡Al abordaje de lo auténtico!

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  • Antonio Candelas
  • 2024-02-28 00:00:00

Aunque Beatriz y Félix hoy capitanean el Barco del Corneta con viento a favor, en su cuaderno de bitácora cuentan con una nutrida lista de retos vitícolas afrontados siempre con la idea de proteger la singularidad de una uva como la Verdejo y su territorio.


D e aquella viña de arena y canto de cinco hectáreas y media replantada en 2007 por Beatriz y su madre en el pago de Cantarranas, junto a un pinar ubicado en La Seca (Valladolid), surge hoy Barco del Corneta, uno de los verdejos más codiciados del mercado. Esta conquista merece ser atribuida a la amistad, la familia y al deseo de desafiar ciertos clichés vitícolas y estereotipos tecnológicos con el propósito de enriquecer el carácter de la variedad reina de la región.
El puente de mando desde donde el Barco del Corneta se dirige a nivel enológico está en pleno corazón de La Seca, en lo que antaño fue la residencia del boticario. Cuenta con un antiguo lagar transformado ahora en sala de catas, así como con calados donde los vinos reposan y se crían. En este entorno, la línea que separa la vida familiar de la profesional se difumina gracias a la amistad, convirtiendo el trabajo en una suerte de privilegio que algo tendrá que ver con el reconocimiento de los vinos. Una filosofía con la que Beatriz y Félix han surcado otros mares más allá de La Seca; así, en los Arribes del Duero con el vino Papretisco (Juan García) o en la zona de Cigales con el proyecto Tres Navíos, han encontrado ese equilibrio entre lo genuino de la zona y lo que el exigente consumidor demanda.
      
Verdejo a toda vela
¿Cuántas veces nos han contado que la buena uva y por tanto el buen vino solo procede de las viñas viejas? Tópicos vitícolas con poca base agronómica que Beatriz y Félix han desmontado –y de qué manera– con su Barco del Corneta. Hoy la viña tiene 16 años, pero cuando Beatriz elaboró en 2010 su primera barrica de vino, la viña contaba tan solo con tres años. A primera vista, podría parecer locura, pero detrás hay un acertado trabajo. Por un lado, la genética de la Verdejo plantada procede de una viña vieja de La Seca, es decir, no estamos ante un verdejo pensado para producciones elevadas. Sin embargo, la genética, por excelente que sea, carece de valor sin prácticas vitícolas adecuadas. La sensibilidad ecológica con la que trabajan la parcela hace que el suelo esté vivo, y eso se traslada al equilibrio de la cepa y, por tanto, al del vino en matices y textura. Hoy, además, actúan bajo los preceptos de la poda de respeto, en la que se facilita el flujo de savia de las cepas. Después, en bodega, trabajar con levaduras autóctonas y elegir muy bien la barrica donde fermentar el vino y criarlo completan la clave del éxito.
Con la filosofía de Barco del Corneta en 2013 (añada desafiante), nació Cucú (Cantaba la Rana). Un verdejo joven, pero con el mismo concepto de identidad. "Hacemos un joven que refleja la identidad varietal de la Verdejo, con estructura y un toque amargo", nos cuenta Beatriz. Un blend de viñas de La Seca –que aportan la estructura y el centro de boca– y viñas de Segovia que, al ser más altas y frescas, le dan el toque más herbáceo y mayor frescura.

Anclados a la viña
En Barco del Corneta también cabe el afán por recuperar viñas viejas. Todo empezó en Alcazarén en 2013, un reducto de arenas eólicas depositadas hace 100.000 años procedentes de la Sierra de Guadarrama. Tras un año intentando salvar una viña centenaria de 0,26 hectáreas de lo que les habían dicho que era Verdejo Mayor, acabó siendo Palomino. De aquí nació Las Envidias, con toques de crianza biológica que le dan una personalidad única.
Sin movernos de Alcazarén encontramos La Sillería, un verdejo de tres parcelas centenarias de una pureza y austeridad extraordinarias en el que la crianza en barrica de 500 litros y su reposo en depósito le conceden un aplomo y una finura elogiables.
Por último, y para cerrar lo que se ha acertado a llamar la Trilogía de los Parajes del Infierno, está El Judas, Viura de 70 años de edad del municipio de Villanueva de Duero criado con sus lías durante un año en barricas de gran formato. Tres vinos que nos hablan de las tres variedades coexistentes antes de que la Verdejo se impusiera y que buscan preservar un patrimonio vitícola tan valioso como único. Una singladura por un pasado que hoy continúa su rumbo hacia la perpetuación de los verdaderos sabores de la zona.


Barco del Corneta

C/ Carreventosa, 7
47491 La Seca (Valladolid)

www.barcodelcorneta.com

Tel. 648 454 958

Facebook: @barcodelcorneta

Instagram: @barcodelcorneta

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