- Antonio Candelas
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- 2024-09-11 00:00:00
Cuenta la historia que el pintoresco pueblo de San Vicente de la Sonsierra, en plena Rioja Alta, se fundó en 1170 por orden del rey de Navarra Sancho VI, que encargó al maestro constructor Ferrant Moro levantar una fortaleza para proteger su reino del rey castellano. Pasaron los siglos y, aunque las murallas permanecen como testigos silenciosos del pasado, una nueva figura irrumpe en escena. Carlos Moro, con un apellido que no es desconocido entre los habitantes del municipio, lidera el proyecto CM de Matarromera en esta histórica villa. En vez de piedras y fortificaciones, Carlos y su equipo técnico construyen con viñedos y crean una nueva fortaleza de vino y cultura en este enclave de ensueño.
Esta bonita coincidencia empezó a forjarse en 2014 cuando, tras un concienzudo trabajo de exploración, se asentaron en esta localidad, estandarte de la D.O.Ca. Rioja. 10 años después, la filosofía del proyecto impregna cada rincón de la bodega y Sergio Gurucharri, enólogo de CM de Matarromera, fía el estilo de los vinos a la viña, su entorno y la identidad del grupo bodeguero de excelencia.
Prestigio desde la viña
El viñedo que inspira los vinos de CM de Matarromera se conforma de 20 hectáreas en propiedad distribuidas en pequeñas parcelas en tres municipios: San Vicente de la Sonsierra y Villalba de Rioja (Rioja Alta) y Labastida (Rioja Alavesa). En su mayoría se trata de viñedo viejo al que debemos sumar otras más de 40 hectáreas de viticultores de la zona que controlan con igual cariño.
La conciencia de respeto al entorno que caracteriza al grupo de Bodegas Familiares Matarromera hace que su bodega riojana cuente con el prestigioso sello Sustainable Wineries for Climate Protection Plus (SWfCP+), que únicamente poseen siete bodegas en España, de las cuales tres son de este grupo. Tras él hay un inmenso trabajo de gestión de recursos energéticos, así como la aplicación en la viña de prácticas que favorecen el respeto de la flora y la fauna autóctona que, por otra parte, aportan una personalidad única a cada racimo de uvas. Esta filosofía se respira solo con pisar cualquier parcela, como es el caso de Garugele, la joya de la corona. Desde este pequeño majuelo plantado en 1940 se observa la fortaleza de San Vicente de la Sonsierra y se trabaja con tanto esmero y cariño que allí no entra un tractor convencional, sino que una mula se encarga de tener a punto el suelo. Otros de los rincones especiales son las parcelas Las Ginebras o El Acueducto, ambas en Labastida. Mientras que la primera está ubicada en las faldas de la Sierra de Toloño, a unos 650 metros de altitud en un entorno de gran frescura, la segunda se sitúa en el paraje de San Ginés y es especialmente hermosa por estar atravesada por un acueducto del siglo XVI.
Lienzos líquidos
Con esa idea de respeto al entorno y las costumbres vitícolas practicadas en el territorio, los vinos se convierten en una suerte de soporte donde fijar cada matiz, cada textura. Hay dos marcas con misiones diferentes: Oinoz y CM de Matarromera. En Oinoz encontramos dos vinos de Rioja: Oinoz Crianza se encarga de expresar las zonas más bajas de San Vicente, mientras que Oinoz by Claude Gros hace lo propio con las de Labastida, guiadas por el enólogo francés Claude Gros. Por otro lado, CM de Matarromera nos transporta a las ubicaciones más altas y frescas de estos dos municipios. La familia de CM la componen tres vinos de Rioja. CM de Matarromera representa el más puro estilo de San Vicente de la Sonsierra a través de las parcelas Gallomate, San Martín (a los pies de la bodega) y La Rad. Viñas que alcanzan los 50 años con un perfil fresco, la fruta roja como protagonista y una parte silvestre muy evocadora. CM de Matarromera Prestigio se centra en Labastida y ofrece un estilo de fruta más negra con mayor extracto y concentración bien balanceado por los balsámicos y la sensación de frescura. Por último, CM de Matarromera Viña Garugele, que procede del Viñedo Singular antes mencionado. Con menos de una hectárea, su elaboración busca la pureza de la Tempranillo de San Vicente de la Sonsierra. Es el vino más singular y único de la bodega.
Es emocionante ver cómo bodega y castillo se miran cómplices sabiendo que ambos, cada uno en su época, han marcado el devenir de la villa. La fortaleza construida por Ferrant y los vinos creados por Carlos narran una historia de legado, continuidad, liderazgo y pasión en este encantador entorno riojano.
Bodega CM de Matarromera
Camino Garugele, s/n
26338 San Vicente de la Sonsierra
Tel. 941 334 093
Facebook: @CMMatarromera
Instagram: @CMMatarromera