- Antonio Candelas
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- 2024-12-16 00:00:00
Viña Sastre es uno de esos embajadores de la Ribera del Duero que, si no existiera, habría que inventarlo. Jesús Sastre, su alma máter, es un verdadero maestro de la viticultura de la zona. Conoce con precisión milimétrica cada paraje, cada zona, y eso se nota en los vinos.
Ubicada en el corazón de La Horra, en la provincia de Burgos, el reconocimiento de Viña Sastre radica en un enfoque meticuloso hacia la viticultura lógica y un profundo conocimiento del territorio, atributos que han sido guiados por la visión y dedicación de Jesús Sastre, que hoy encuentra una hermosa continuidad en sus hijos Sara y Raúl.
Jesús es un apasionado del paisaje y las tradiciones de su tierra. Su conexión con La Horra es palpable, puesto que ha dedicado su vida a entender y respetar cada rincón de este municipio y de sus alrededores. Este conocimiento le permite distinguir las cualidades de cada viña, lo que se traduce en una producción de vinos de excepcional identidad.
La filosofía de Viña Sastre se centra en vinos que reflejen la diversa singularidad de la Ribera del Duero. Para ello, la bodega emplea el máximo rigor en la selección de las uvas. Solo las viñas plantadas antes de 1960 son utilizadas para sus vinos más emblemáticos, lo que garantiza un carácter y una complejidad al alcance de unos pocos privilegiados. Las raíces profundas de estas plantas permiten una expresión auténtica del terruño, contribuyendo a la concentración y elegancia de los vinos.
Viticultura de homenaje
Cuando hablamos de que en Viña Sastre todo bascula en torno al viñedo, nos referimos a que una gran parte del tiempo de Jesús y el equipo de campo ha transcurrido y transcurre estudiando y valorando la manera más idónea para que cada una de las 86 hectáreas que tienen en propiedad en municipios como La Horra, Roa o La Aguilera, muestren su mejor versión. Cualquier detalle es importante a la hora de gestionar una parcela por pequeña que sea: la orientación, la estructura del suelo, el relieve, el material genético de las cepas y su vocación en la familia de vinos. La condición particular de considerar viña vieja a aquella parcela plantada antes de 1960 ya nos habla del nivel de exigencia que se impone como parámetro cualitativo. Otra es el mimo distinguido que se le concede a la construcción de cada vid a través del vaso conducido como disposición óptima, mediante la cual se favorecen las labores, se evitan tratamientos, se protegen los racimos de insolación excesiva y se expone la vegetación para que la viña madure con pausa.
Una de las prácticas más entrañables de Viña Sastre es la forma en que nombra a sus viñas. Cada una lleva el nombre del paraje donde se encuentra y el del antiguo propietario. Un bello homenaje a quienes han sido guardianes de la tierra antes que ellos, un reconocimiento de que cada viña está tejida con las manos y el esfuerzo de quienes las cuidaron en el pasado.
Exaltación de la viña
El trabajo realizado en el campo cristaliza en los vinos y quedan diferenciados según su origen. Los vinos de pueblo se definen por las viñas "más jóvenes", aquellas que fueron plantadas a partir de la década de los 60. Encontramos el singular blanco Flavus elaborado con uvas de las variedad Jaén, pero también el rosado Marcelina Gómez, el roble Rafael Sastre y uno de sus iconos, el Viña Sastre Crianza. En este estilo encontraremos la identidad de los vinos de La Horra en los que la frescura funcionará de hilo conductor.
En los de paraje se pone el foco en la distinción y la personalidad. Del Pago de Santa Cruz, ubicado a más de 800 metros de altitud sobre laderas del Duero y el Gromejón, se elaboran dos vinos: Pago de Santa Cruz y Pago de Santa Cruz Gran Reserva. Mientras el primero enseña el estilo más jugoso y frutal de la Tempranillo, el segundo muestra la parte más refinada y compleja de paraje. Regina Vides es el perfil más concentrado y canónico de la Ribera procedente de tres viñas de Las Tenadas con diferentes suelos. Cuando todo parece terminar en el mítico Pesus –que se elabora con dos parcelas centenarias que expresan con la más elevada delicadeza, elegancia y complejidad el carácter del patrimonio vitícola de la zona–, Viña Sastre nos tiene preparada una auténtica joya que aún reposa en bodega, pero que el año que viene podremos desvelar. Un tributo a la viña remota, casi extinta de La Horra, pero que volverá a enamorar.
Bodegas Viña Sastre
Calle San Pedro, s/n
09311 La Horra (Burgos)
Tel. 947 54 21 08
Facebook: @VinaSastre
Instagram: @vina_sastre