- Redacción
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- 2012-11-01 09:00:00
Primero se eligió la tierra, árida y pedregosa, después las varidades idóneas. De ese mimo, este vino.
Los tiempos mandan. Se ha ralentizado el proyecto de hotel enoturístico que vendrá a coronar la moderna bodega, rodeada de 38 hectáreas de viñedo excelente, al modo château. Mientras, para capear la economía de crisis nacional, las miras están puestas en la exportación. Un acierto, ya que las visitas al exterior, las numerosas catas de los vinos de Bodegas Escudero & Valsacro en el extranjero, tanto en solitario como en ferias suponen siempre, para el público profesional, un descubrimiento que deja huella.
De ese modo, hoy Bodegas Escudero & Valsacro dedica dos tercios de su producción anual a los mercados de Suiza, Holanda, Alemania, Francia, Colombia y otros puntos de Sudamérica, Estados Unidos, México, Japón, China... Y su fórmula, tanto comercial como vocacional, consiste en hacer cambiar la visión tópica y trasnochada que asocia el vino español con reclamo exclusivo del precio barato. Con bebedores mejor formados, para público cada vez más entendido, incluso en mercados emergentes, se trata de complacer con calidad y, en cada caso, acertar con las preferencias. Por ejemplo, China aprecia la vejez, las añadas antiguas, mientras que Estados Unidos se decanta por la frutosidad y el carácter varietal. La ventaja de los vinos de Familia Escudero es que su catálogo es amplio y su versatilidad para crear, inmensa.
La materia prima
No hay secretos. La variedad, tanto como la calidad, se basa ante todo en el viñedo propio: 120 hectáreas en el alto y ventoso monte Yerga y 38 en La Plana, en Pradejón. Los hermanos Escudero han heredado y ampliado a lo largo de cuatro generaciones de viticultores la viña y el conocimiento. De hecho, Benito, su padre, introdujo en la región por los años 30 del pasado siglo recetas tan revolucionarias en su día como la importada de Champagne: los grandes espumosos de segunda fermentación en botella.
De modo que también se ha transmitido generación tras generación ese ingenio osado y vanguardista. Amador, que es quien dirige la elaboración de vinos, cavas y aceites, desde el campo hasta la botella, incorporó la innovación de los OBIS, esos depósitos voladores que favorecen el remontado durante la fermentación, y hoy oculta celosamente otro invento ingenioso que remueve el sombrero de uvas que flotan durante la elaboración.
El acierto final
La viña propia, el trabajo artesanal en familia y el conocimiento de todos los campos del mundo del vino lo que permiten, en definitiva, es poder ofrecer una relación calidad-precio excepcional. Como resultado, Becquer, elaborado con cepas de Cuesta de la Reina, en Monte Yerga, que han cumplido entre 40 y 60 años. Con la rotundidad de la Tempranillo y la ternura que aquí despliega la Garnacha, con una larga maceración (25 días), levaduras autóctonas y siete meses de crianza en barrica. El resultado es puro terciopelo y pura fruta de color cereza bien cubierto que se crece con intensos aromas de regaliz y roble, bien asociados. Y en la boca es sabroso, con taninos redondos y fondo de fruta madura, especiado y con gran estructura.
Finca Cuesta de la Reina es una ladera orientada al sol que comienza a los 450 metros de altitud y asciende hasta los 800 metros. Sus suelos son muy pobres y arcilloso-calcáreos, con abundantes cantos rodados. La vendimia se hace manual y con ella una primera selección de las uvas sanas y maduras, rechazando las malas y deterioradas. Este año, Amador fue casi el último en vendimiar en los alrededores, con la osadía de confiar en el clima, en que las nubes respetarían la uva hasta que estuviera plenamente madura, y así, comenzó a mediados de octubre.
Becquer blanco es también producto de vendimia tardía, a partes iguales de Chardonnay y Viura que nacen en la sierra riojana, en Grávalos, a 700 metros, bajo un clima riguroso que en algunos periodos sufre diferencias de hasta 20º entre el día y la noche. Una profunda investigación en busca de una vida más larga ha llevado a fermentarlo en barrica, con sus lías, de modo que el oxígeno de forma controlada reduzca la concentración de taninos oxidables en el mosto y disminuya la oxidación posterior en el vino.
El resultado es amarillo pálido con matices verdosos, de aroma intenso con predominio frutas y notas de madera. En boca es amplio y rico en matices con buena acidez y equilibrado, un perfecto complemento para un amplio menú, desde las verduras al rotundo cordero.
Vinos excepcionales, a precio apto para todos los días. Este es el hoy, pero también la garantía del futuro.
Bodegas Escudero & Valsacro
Carretera de Arnedo, s/n
26587 Grávalos (La Rioja)
Tel: +34 941 398 008
www.familiaescudero.com