- Redacción
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- 2012-01-01 09:00:00
Innovación y pasión por la Cultura del Vino en Briones (La Rioja)
Lo más importante que ha conseguido Dinastía Vivanco, la obra reciente de Pedro Vivanco y sus hijos, Santiago y Rafael, es romper con tópicos e ideas preconcebidas. Una de ellas es la visión del concepto museo como una estructura inmóvil y telarañosa. El Museo del Vino de Briones es, por el contrario, un foco permanente de descubrimientos y detalles que invitan a repertir la visita una y otra vez. Todo parece siempre nuevo, hasta las más fastuosas piezas arqueológicas, y no solo las exposiciónes temporales que se suceden en el hall –actualmente la de Vino y Mujer con el sugestivo título Una copa para dos- o la ampliación constante de la inmensa colección de sacacorchos en la vitrina Adquisiciones recientes. Y ni siquiera porque en la tienda se puedan encontrar las ultimas publicaciones sobre vino, incluso antes de que aparezcan en las librerías, o porque el Centro de Documentación del Vino que regenta Santiago Vivanco sea una mediteca completa, ejemplar. En realidad, el fondo del museo es tan amplio, tan didáctico, tan interesante e interactivo que sorprende en cada visita. Por eso no es raro que se haya convertido en el mayor atractivo turístico de La Rioja, en el punto más visitado, y que se reconozca internacionalmente como el mejor proyecto enoturístico mundial.
La viña y la enología
Pero detrás del Museo, como su sólido sustento, está el propio vino, la bodega, la viña, y ahí la actividad imparable de Rafael Vivanco demuestra que también hay mucho por hacer. En principio fue la osadía arquitectónica, los espacios inmensos para preservar y elaborar la uva y el vino, y para sacar a la luz en el Jardín de Baco la mayor colección de variedades. Y poco a poco la pasión por recuperar algunas variedades olvidadas o estudiar nuevas formas de elaborarlas. Así han nacido las producciones limitadas de Mazuelo, Garnacha, Graciano y la relegada Maturana. O la exquisita rareza de un tinto dulce de invierno, una combinación de cuatro variedades que por estas fechas aún están en la viña, acariciadas por esas brumas que suben del río y las dotan del milagro de la “podredumbre noble”, la que produce muchos de los vinos dulces más prestigiosos del mundo, la que regala complejidad y riqueza aromatica y un equilibrio de acidez que invita al siguiente traguito, y al otro, y al otro... Y otras nuevas experiencias que se están gestando en bodega para ampliar el catálogo en el que ya aparece un blanco de Viura, Malvasía y la autóctona Tempranillo blanco junto a un rosado de Tempranillo y Garnacha, el moderno y fresco Crianza, el Reserva y el limitado 4 Varietales.
Club de vino
Y la novedad, desde hace meses, es poderse sumar a la produccion de la familia a través del Club Vivanco Barrica. Para los socios se suceden las barricas firmadas en el amplio corredor que une la zona de elaboración y la nave de guarda. Cada afiliado dispone de una barrica, media o la cuarta parte, que equivalen a 288, 144 o 72 botellas, respectivamente. Puede personalizar tanto la barrica -todas de roble francés- como la etiqueta de las botellas que le correspondan, y dispone de ventajas en otras compras y visitas, además de privilegios como invitaciones, uso del comedor privado y otros servicios.
La viña El Cantillo, la de cantos que rodea el museo y recubre las profundidades de los pasadizos y las naves de la bodega duerme ahora el invierno. Pero Vivanco nunca duerme.
Dinastía vivanco
Carretera Nacional 232
26330 Briones (La Rioja)
Tel. 941 32 23 32
www.dinastiavivanco.com