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Dossier Mediterráneo: Los países vitivinícolas alrededor del Mediterráneo

  • Redacción
  • 2000-06-01 00:00:00

Francia

Más de un tercio de la superficie plantada de viñedos en Francia, alrededor de un millón de hectáreas, está en el sur del país, en la Provenza, en Córcega, en el sur del Ródano, en el Languedoc y el Rousillon. Hasta bien entrados los años ochenta, el sur de Francia sufrió problemas estructurales. El detonante de su éxito actual puede considerarse su designación como AOC (Corbières, Coteaux du Languedoc, Costières de Nîmes, Coteaux d’Aix y algunas más). Especialmente las Coteaux de Languedoc, en los últimos años, han conquistado el corazón de los amantes del vino en Europa central, en el ámbito anglosajón y también en Japón, con unos vinos singularmente hermosos, tan jugosos como frescos, y de precio todavía ajustado. Paralelamente a estas verdaderas regiones de vino de calidad, también los Vinos del País cosechan cada vez mayores éxitos tanto en el extranjero como en su propio país. En la actualidad son especialmente populares los “vins de cépage” de moda, vinos varietales de las variedades internacionales Cabernet, Merlot o Chardonnay.
La Syrah se ha establecido como la auténtica variedad del sur, que está dando resultados excelentes especialmente en las laderas calcáreas y de pizarra en regiones de mayor altura. Garnacha, Syrah y Cinsault completan el abanico de variedades. Pero la variedad de uva más extendida sigue siendo la Carignan, que puede ser interesante en pequeñas proporciones dentro de un coupage, pero vinificada como variedad única (según una moda actual), difícilmente puede ocultar su naturaleza rústica y, en el caso de cosechas demasiado elevadas, produce vinos que no pueden llamarse buenos.
El sur también dispone de buen número de variedades blancas, sobre todo Rolle, Rousanne y Marsanne, pero también la Garnacha blanca, la Picpoul y la Clairette. Igual que hicieron los tintos hace cuatro o cinco años, también los blancos se han transformado mucho. Por lo tanto, hay que estar preparado para recibir algunas sorpresas en los próximos años. También Córcega ha hallado en los últimos años el camino de la calidad, después de haber pasado décadas produciendo unilateralmente mercancía masificada, frecuentemente bajo la dirección de vinos retornados de Argelia. La isla produce hoy un buen número de vinos verdaderamente notables.

grecia

Gracias a la técnica adelantada y la introducción de sistemas de tanques refrigerados modernos, se está desarrollando una prometedora generación de vinos. Es interesante que los viñedos, en la mayoría de las zonas, estén plantados en laderas orientadas al norte, noroeste y noreste. De esta manera se protegen de la fuerte sequía en verano. Los suelos son rocosos y calcáreos, capaces de almacenar las escasas precipitaciones. Un caso especial es el suelo volcánico de Santorini. Allí la tierra está cubierta de lava petrificada. Con frecuencia las cepas se hallan en cadenas de colinas hasta 1.000 metros de altura, en la vecindad del olivo y la higuera. Las variedades francesas Cabernet Sauvignon, Merlot, Syrah y Sauvignon blanc, incluso la Trebbiano (Ugni blanc) están representadas en el surtido griego. Pero no predominan. Los vinos de variedades europeas se elaboran en barricas. Por suerte, los productores griegos están algo apegados a las tradiciones. Están extendidas alrededor de 300 variedades.

España

Al igual que en Francia, en España se distinguen también tres zonas climáticas: la de influencia atlántica (como Galicia), la de clima continental (La Mancha) y las zonas con clima claramente mediterráneo (este y sureste). Pero de hecho, en la mayoría de las regiones se mezclan varias influencias, y el olivo, símbolo del clima mediterráneo, crece tanto en Andalucía (es decir, también junto al Atlántico), como en La Rioja. Por eso es perfectamente lícito hablar del «carácter mediterráneo» de muchos vinos españoles procedentes de zonas que no están situadas junto al Mediterráneo.
Regiones «clásicas» del Mediterráneo son D.O. catalanas como Empurdá-Costa Brava, Alella, Penedès, Conca de Barberà, Tarragona, Priorat, Terra Alta, Costers del Segre, y las regiones de Levante, Bullas, Jumilla, Yecla, Alicante, Valencia y Utiel Requena. Más al sur, destaca la tradicional D.O. Málaga, y, en las Islas Baleares, Binissalem.
España es un país montañoso. Los viñedos en estas zonas frecuentemente están a más de 500 metros sobre el mar. Los veranos son muy calurosos y los inviernos, moderados. La suma de las precipitaciones anuales casi nunca supera los 500 mililitros, siendo frecuentemente mucho más baja. En los últimos años, España, y precisamente el este y suroeste, se ha inclinado fuertemente hacia las variedades internacionales. Chardonnay, Cabernet Sauvignon, Merlot y también Syrah son cada vez más ensalzadas, incluso por la prensa local. La Tempranillo, la variedad principal de La Rioja y de la Ribera del Duero se ha convertido en un verdadero «comodín». Pero la variedad española más importante sigue siendo la Airén (plantada en más de 40.000 hectáreas, sobre todo en La Mancha) que produce un vino de sabor relativamente neutro pero con un alto contenido de alcohol. Esta variedad también puede hallarse en otros lugares del ámbito mediterráneo. Son interesantes variedades blancas clásicas de la zona del Mediterráneo la Garnacha blanca, la Macabeo (llamada Viura en La Rioja) o la Parellada y la Xarel.lo que se utilizan preferentemente para elaborar el cava. Otras variedades blancas interesantes son la Merseguera y Picapoll. Entre las variedades tintas merecen mayor atención la Monastrell, la Bobal Cariñena y sobre todo la Garnacha, base del renacimiento de Priorat. Estas variedades se cultivan profusamente en el Levante, pero en las grandes producciones dan lugar a vinos algo planos en cuanto al sabor y en cuanto al aroma, aunque frutales y muy alcohólicos. España es actualmente el país vinícola europeo con la técnica de bodega más desarrollada. Los enólogos españoles están considerados como los mejores a la hora de vinificar inmensas cantidades de vino de una calidad atractiva hasta excelente.

Italia

Con excepción del sur del Tirol, partes del Trentino, del valle de Aosta y del Veltlin, todas las regiones vinícolas italianas importantes están situadas en la zona de influencia climática del «Mare Nostrum». Por consiguiente, la designación «Vino del Mediterráneo» se referiría al 95 por ciento de los 60 millones de hectolitros que se producen en las aproximadamente 800.000 hectáreas de viñedos de Italia, aunque el aspecto tratado en este número se refiere más bien a los vinos de la parte más meridional de la península italiana. Alrededor de un 17 por ciento de los vinos producidos son de origen controlado. La cantidad de los vinos masificados a granel, vendidos en el tanque, está disminuyendo constantemente. Algunos de los mayores productores de vinos de masas proceden del sur, de Apulia, Sicilia y el Lacio (la zona situada en los alrededores de Roma). Buena parte de la producción masiva se exporta al resto de los países de Europa y a los EE.UU. Las zonas de viticultura se extienden desde las zonas costeras de Apulia, de Maremma, del Adriático y del mar de Liguria hasta alturas de 500 metros (en el Piamonte) e incluso de 700 metros (en el Chianti Classico). Las condiciones climáticas, la incidencia del sol y el volumen de las precipitaciones varían grandemente entre el norte y el sur, entre la costa y tierra adentro.
La autóctona Sangiovese, con casi un 11 por ciento de la superficie cultivada, es la variedad más frecuente en Italia, seguida de las uvas blancas Catarratto y Trebbiano-Toscano (7% respectivamente). También las Barbera, Negroamaro, Montepulciano y Primitivo se hallan entre las diez primeras. Con todo, también la Cabernet Sauvignon (sobre todo en la Maremma toscana y en Cerdeña) y la Chardonnay (sobre todo en Sicilia y en el resto del sur) van ganando importancia paulatinamente, resultando el vino de estilo californiano gracias a la elaboración en madera. La tentación de crear cada vez más vinos al estilo internacional (en el norte tanto como en el sur) parece especialmente fuerte en Italia. A pesar de todo, también las antiguas variedades se están cultivando cada vez más intensamente: en Cerdeña, la Cannonau, en Sicilia, la Nero d’Avola, en Campania, la Taurasi, en la Basilicata, la Aglianico, en Apulia, la Negroamaro, la Uva di Troia y la Primitivo, antepasada de la Zinfandel.
Italia tiene una severa ley DOCG (Denominazione de Origine Controllata e Garantita) y una ley DOC menos severa. Desde hace unos años, ambas han sido adaptadas a favor de los vinos superiores vendidos hasta entonces como «Vino da tavola» (también llamados «Supertoscanos» por su región de origen; en la actualidad ya existen el Superpuliano, Supersiciliano, etc.)

argelia

La vinicultura se desarrolló considerablemente durante el tiempo de la colonización francesa y alcanzó su punto álgido en 1938, con una producción de más de 21 millones de hectolitros al año (un tercio de la producción de vino francesa). A comienzos de las luchas independentistas de Argelia, la vinicultura aún seguía siendo el sector más importante de su economía. Después de la independencia en el año 1962, cuando la gran mayoría de los franceses abandonó el país, la vinicultura cayó en crisis debido a la falta de expertos en la materia y a la fuerte reducción de las exportaciones a Francia. Entre 1969 y 1975, la URSS adquiría anualmente aproximadamente un cuarto, lo que paliaba la situación a medio plazo. En la actualidad, Argelia produce sólo 0,5 millones de hectolitros al año. Las regiones vitícolas están situadas todas en la costa, en una zona climática con inviernos templados y veranos cálidos y secos. El volumen de precipitaciones oscila entre 400 y 600 milímetros al año. En las siete zonas de calidad nombradas por el Office National de Commercialisation des Produits Viticoles (ONCV) se producen vinos tintos muy concentrados, mayoritariamente de cepas muy viejas.
El vino argelino tiene fama de ser muy rico en alcohol y muy pobre en ácidos. Tratando adecuadamente el gran número de cepas muy viejas, se podrían remediar fácilmente estas carencias. Las variedades más extendidas son la Carignan, Alicante-Bouschet, Cinsault y Grenache. La producción de vino se realiza de manera semiindustrial. El país musulmán prohíbe el consumo de alcohol, pero al mismo tiempo intenta aumentar la exportación con vinos de mejor calidad.


TÚnez

En Túnez ya había vinicultura hace 2.500 años. Sucumbió en el largo periodo de la dominación islámica. Sólo cuando Túnez pasó a ser protectorado francés en 1881, hubo un resurgimiento. El país avanzó hasta convertirse casi en una región vinícola francesa, y suministraba un vino rico en alcohol.
A mediados de los años sesenta, cuando Túnez ya se había liberado del poder colonial, las posesiones francesas fueron expropiadas. El Estado instauró una planificación agraria, y la vinicultura se abandonó. Una bodega alemana -Langguth en Traben-Trarbach, a orillas del Mosela- dio nuevo impulso al comercio del vino tunecino. Primeramente compró mosto dulce como licor de expedición para vinos de marca, y después vino propiamente dicho, que generalmente se embotellaba y se sigue embotellando en Alemania. Hoy las bodegas de importación se aprovechan de que Túnez tuviera antaño una legislación del vino según el modelo francés. Vinos como «Château de Mornag» en los supermercados dan la impresión de venir de Francia. Parte de la región de Mornag incluso está clasificada bastante pretenciosamente como «Grand cru».
Se cultivan variedades que se conocen sobre todo de Francia, por ejemplo Grenache, Syrah, Cabernet, Cinsault, Alicante-Bouschet, Mourvèdre, Clairette y Muscat de Frontignan. De vez en cuando hay problemas con el viento en relación con la zona desértica cercana. Alguna vez, las tormentas del desierto destrozan literalmente la cosecha. Con sus 0,4 millones de hectolitros en años buenos y con una superficie cultivada en franco retroceso en los últimos años, de claramente menos de 20.000 hectáreas, Túnez produce actualmente casi tanto vino como Argelia. Se elaboran sobre todo rosados y tintos con mucho cuerpo.


Marruecos

En los años 50, la vinicultura marroquí tenía un papel importante, pero con su independencia en el año 1956 también empezó su decadencia. Cuando antaño se producía vino en 55.000 hectáreas de cepas, actualmente sólo quedan 13.000. Existe una Appellation d’Origine Garantie (AOG), creada según el modelo francés. Los mejores viñedos están en el este del país a una altura de 500 metros, en las regiones vitícolas Meknés/Fez y Berkane. Las precipitaciones son escasas. También plantean problemas los fuertes vientos del Atlántico.
El comercio del vino está controlado en un 80 por ciento por una empresa estatal. Se considera innovadora la empresa privada Celliers de Meknes. Junto a las variedades antaño dominantes, Carignan, Cinsault y Grenache, están experimentando un auge las Cabernet Sauvignon, Syrah, Merlot y Mourvèdre. Los vinos blancos de Clairette y Muscat con frecuencia son excesivamente pesados. Marruecos tiene un potencial de calidad indiscutible, pero mientras los turistas se beban todo el vino in situ, nadie se planteará un mejor aprovechamiento.


Israel

La vinicultura ya estaba extendida en Israel en tiempos de la Biblia. Pero tras la expulsión de los judíos, la producción vinícola llegó a sucumbir. Los primeros viñedos de la nueva época se plantaron hacia finales del siglo pasado, cuando cada vez más judíos volvían a Tierra Santa. Durante décadas, la bodega cooperativa en Rishon Le Ziyyon llevaba la batuta. El auge cualitativo se inició hace escasos diez años, cuando surgieron algunas bodegas dinámicas con ambiciones de calidad. Tienen bastante potencial sobre todo las viñas frescas y elevadas en los altos del Golán. Allí, empresas como Baron Cellars y Golan Heights producen actualmente vinos de formato internacional. La producción sigue siendo escasa con sus 90.000 hectolitros. Entre las nuevas plantaciones dominan variedades como Cabernet Sauvignon, Merlot, Sauvignon blanc, Riesling y Chardonnay. La mayor parte del vino es «kosher», elaborado bajo supervisión del rabino. Entre otras cosas, en la vinificación está prohibido el uso de gelatina, caseína y sangre de toro, y sólo están permitidos los filtros de papel. Los trabajos deben ser realizados exclusivamente por judíos ortodoxos estrictos.

chipre

Chipre está considerada una de las cunas de la vinicultura, cuyo pasado se remonta a unos 4.000 años. Gracias a las cruzadas y a los comerciantes venecianos, los vinos de Chipre, sobre todo los dulces, se hicieron populares en toda Europa, pero especialmente en Inglaterra. Bajo administración británica, el vino de Chipre siguió siendo un importante producto de exportación hasta 1960, pero a partir de mediados de los años setenta sufrió bastante bajo la división política de la isla. A pesar de ello, su producción sigue siendo notable, con alrededor de 550.000 hectolitros. El vino más conocido de Chipre es el Commandaria, un vino de postre de factura tradicional, que indiscutiblemente está a la altura de los internacionales. Después de que en los años 80 y 90 se inclinase la tendencia hacia las variedades internacionales, en la actualidad están experimentando un renacimiento las variedades autóctonas, como la blanca Xynisteri y, sobre todo, las tintas Maratheftico y Mavro. Junto a las gigantescas bodegas como Keo y Sodap, en los últimos años han surgido empresas más pequeñas y con ambiciones de calidad. Las uvas maduran sobre todo en las laderas orientadas al sur de la cordillera de Troodos, a una altura de entre 300 y 1.500 metros, siendo mejor el potencial cualitativo de los viñedos más elevados (a partir de 1.000 metros). Según estudios de la universidad de Montpellier, en Chipre existen alrededor de 15 variedades autóctonas, el estudio de cuya calidad aún ha de profundizarse.

LÍbano

Un país más que reivindica ser la cuna de la cultura vinícola. La mayor parte de los viñedos actuales se encuentran en el valle de Bekaa, a una altura de aproximadamente 1.000 metros, rodeados de cordilleras (que se extienden de norte a sur). Con una media de precipitaciones de 550 mm. al año y unas noches francamente frescas, el ciclo vegetativo se desarrolla lentamente, de modo que las uvas rara vez se vendimian antes de mediados de septiembre.
Dominan variedades tintas como la Cinsault y la Cariñena. Viento en popa van la Cabernet Sauvignon, Syrah y Mourvèdre. Las fincas más relevantes se orientan en los modelos franceses para el trabajo en la viña y para la vinificación, y los enólogos se suelen contratar en Burdeos. Junto al legendario Château Musar, desde finales de la guerra civil también hacen furor Château Kefraya y Château Ksara con vinos de calidad y cuvées nobles. Ambas fincas cuentan con inversores destacados del propio país. La vinicultura experimenta una prosperidad repentina. En los últimos diez años la producción se ha triplicado, de 106.000 hectolitros se ha pasado a 315.000 hectolitros. Para muchos es el Líbano uno de los países productores de vino más interesantes del Mediterráneo suroriental.


Turquía

Turquía es uno de los mayores productores de uva. Un escaso tres por ciento de la producción se emplea para hacer vino. La producción de vino se concentra sobre todo en la región de Thrakia, de estilo europeo, en la zona interior de Estambul.
Las variedades más extendidas son Gamay, Pinot Noir, Sémillon, Riesling y Clairette. Pero también hay variedades autóctonas, como Yapincak y Papazkarasi. En la costa del Egeo se cultivan la Sémillon, Garnacha y Cariñena. Anatolia tiene el clima más severo, con diferencia. A 1.250 metros, la temperatura en invierno desciende con frecuencia a 25 grados bajo cero. En esta zona más bien tradicionalista se cultivan variedades antiguas como la Oküzgöszü, Bogazkere (ambas tintas) y la Narince (blanca).
Domina la empresa estatal Tekel y las dos grandes bodegas privadas Kavaklidere y Doluca. A principios de los 90, la empresa familiar Diren de Anatolia disponía de un único enólogo de Turquía con formación completa.
Hace pocos años, a la vinicultura turca aún se le predecía un futuro rosado, pero en general no se han cumplido las expectativas. En la sociedad islámica se desdeña el vino, y los turistas que disfrutan de unas vacaciones baratas, obviamente tampoco tienen mayores exigencias en lo que respecta al vino.

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