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Así se titula una legendaria película de acción protagonizada por Yves Montand. Se trata de una historia sin final feliz... Afortunadamente, la dura experiencia que la loca meteorología de 1998 supuso para los vinicultores a ambos lados del Atlántico no tiene nada que ver con el drama existencial de la película. Sin embargo, el título encaja muy bien con los temores que deparó la cosecha del 98. En California, el fenómeno de El Niño hizo desesperar a los vinicultores, mientras que en Europa, un Septiembre catastrófico pareció acabar con cualquier esperanza de una añada óptima. Y sin embargo, algunos de los vinos que ahora están madurando en las bodegas superan todas las expectativas. Puede que el año 1998 marque efectivamente un punto de inflexión en el que ya no se cumple la ecuación “mal otoño = mal vino”. En aquellas zonas donde -gracias a una producción moderada y a unas prácticas agrícolas más naturales- los viñedos otrora sobrecultivados han recuperado su vitalidad y su resistencia, la naturaleza lo agradece con uvas más concentradas y más robustas. En muchas regiones, la vendimia del 98 terminó más tarde que nunca. A diferencia de los actores de la mencionada película, los vinicultores pueden estar satisfechos con su “salario del miedo”. Aunque normalmente suele ser precisamente en el cine donde “los buenos” disfrutan de un final feliz...
Así se titula una legendaria película de acción protagonizada por Yves Montand. Se trata de una historia sin final feliz... Afortunadamente, la dura experiencia que la loca meteorología de 1998 supuso para los vinicultores a ambos lados del Atlántico no tiene nada que ver con el drama existencial de la película. Sin embargo, el título encaja muy bien con los temores que deparó la cosecha del 98. En California, el fenómeno de El Niño hizo desesperar a los vinicultores, mientras que en Europa, un Septiembre catastrófico pareció acabar con cualquier esperanza de una añada óptima. Y sin embargo, algunos de los vinos que ahora están madurando en las bodegas superan todas las expectativas. Puede que el año 1998 marque efectivamente un punto de inflexión en el que ya no se cumple la ecuación “mal otoño = mal vino”. En aquellas zonas donde -gracias a una producción moderada y a unas prácticas agrícolas más naturales- los viñedos otrora sobrecultivados han recuperado su vitalidad y su resistencia, la naturaleza lo agradece con uvas más concentradas y más robustas. En muchas regiones, la vendimia del 98 terminó más tarde que nunca. A diferencia de los actores de la mencionada película, los vinicultores pueden estar satisfechos con su “salario del miedo”. Aunque normalmente suele ser precisamente en el cine donde “los buenos” disfrutan de un final feliz...
