• Redacción
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• 2005-12-01 00:00:00

De día terruño, de noche rock-and-roll. En la fiesta del vino en Falset, la «Fira del Vi», la nueva generación de vinicultores del Priorato se da cita con los locos del vino de todo el mundo. Este año también con productores superiores del Ródano. Hubert Valayer llegó raudo desde el valle del Ródano al Priorato a lomos de su Yamaha 600. Su amigo Daniel Coulon, vinicultor en Châteauneuf-du-Pape, lo acompañaba sobre su BMW 1100. El Trío Infernal, excepcionalmente reducido a un dúo, llegó en un pesado todoterreno. Al fin y al cabo, Peter Fischer de Château Revelette en Coteaux de Aix-en-Provence y Laurent Combier de Crozes-Hermitages querían enseñar a sus colegas del grupo Rhône Vignobles su viñedo recién plantado en el Priorato, que sólo es accesible con tracción a las cuatro ruedas y una marcha especial todoterreno. En 2003 estos dos hombres, junto con Jean-Michel Gerin de Côte-Rôtie (que esta vez no ha podido acompañarlos al Priorato), iniciaron una gran aventura: fundaron una segunda domaine en el Priorato. La ladera que eligieron es de unas condiciones que sólo pueden describirse como extremas. Está situada encima del pequeño pueblo de Torroja y presenta más de un 80 por ciento de pendiente. A pesar de ello, el trío decidió no construir terrazas, sino plantar las cepas directamente sobre la ladera desnuda. «La verdad es que estos zorros viejos del Ródano aún están más locos que los jóvenes vinicultores del Priorato», opina Pep Aguilar, gestor in situ de este proyecto. Y prosigue: «Ésta es la clase de gente que necesitamos. Dan nuevos impulsos a este crisol del vino que es el Priorato». «No se admiten pijos» Hoy , en muchos lugares las fiestas del vino ya casi no se diferencian de las fiestas populares. Los vinicultores desaparecen entre una muchedumbre que se bebe en vasos de plástico lo que sería invendible en otras circunstancias. Pero la Fira del Vi en Falset es muy diferente. Allí, en los áridos montes de Cataluña, se dan cita los apóstoles de los viñedos inclinados, los iluminados por el vino, los de la línea dura, los aficionados a la Garnacha y los locos del terruño, que ven más belleza en una cepa de 100 años que en un reloj de pulsera de Gucci decorado con diamantes. El punto central de esta fiesta del vino es el «Hotel Sport». Allí viven los 10 vinicultores venidos del Ródano. Fuera están aparcados algunos todoterrenos y camionetas totalmente empolvados. Son los coches de los jóvenes Pérez, el joven Barbier y todos los demás, que visten pantalones vaqueros y sandalias high-tech. Sus padres pusieron la primera piedra para el renacimiento del vino en el Priorato hace veinte años. Y ellos ahora están preparando la ignición de la segunda fase de este milagro. Por su indumentaria, no se parecen en nada a esos vanidosos hijos e hijas de vinicultores más preocupados por su handicap en el golf que por las barricas en la bodega. Como mucho, la nueva generación del Priorato se parece más bien a los surfistas de Lanzarote. Como ellos, intentan arrancarle a la naturaleza algo extraordinario. Pero prefieren la fruta llena y el tanino maduro. «Somos especiales, pero no pijos», dice uno de ellos. Viaje a las raíces En la «Fira del Vi», primero todos van a clase con aplicación en el centro comunal. Los franceses se han traído al científico investigador del terruño Claude Bourguignon. «¿Sabíais que todos los gusanos de la Tierra pesan más que la totalidad del resto de los animales del mundo, incluidos los elefantes, las ballenas y los vacunos?», les pregunta. No, eso no lo sabía nadie. Seguidamente secuestra a los vinicultores y vinicultoras para guiarlos hasta las profundidades de la tierra en un viaje de tres horas por los pululantes microbios y las finas ramificaciones de las raíces. «Cuanto más profunda e intrincadamente se hunden las raíces de las vides en la tierra, tanto más nutrientes pueden absorber. Éste es el indicio más claro de que un terruño es valioso», asegura. Porque aunque el 90 por ciento de la vida vegetativa de la cepa dependa de la atmósfera, en lo que respecta al sabor y concentración del vino ese 6 por ciento que aporta el suelo es decisivo. En un viñedo cerca de Falset, unos trabajadores han cavado tres profundos agujeros en los que Bourguignon demuestra lo que acaba de explicar empleando la técnica más moderna: una diminuta sonda con cámara explora las ramificaciones de las raíces, delgadas como pelos, en el húmedo lado inferior de las piedras y transmite la imagen a una pantalla. Alrededor de 200 «terruñistas» observan el espectáculo de pizarra y lodo. «¡Vaya happening aquí, en el fin del mundo!» comenta uno de ellos. «¿Qué quieres decir con eso del fin del mundo? ¡Esto es el centro de la Tierra!», le contesta otro. Pero Bourguignon también da consejos prácticos. Por ejemplo, que en suelos con placas de pizarra dispuestas en horizontal los viñedos no se deben cerrar con muros de sujeción verticales, porque impedirían la salida del agua. Y que es aconsejable extender el compost siempre directamente después de la vendimia, y fijarlo sembrando hierbas de poco crecimiento, pero sin enterrar las semillas con el arado. En febrero, por el contrario, el compost ya no aporta gran cosa, porque el periodo de tiempo hasta el comienzo del ciclo vegetativo es demasiado breve. Piedras rodantes Tras cinco horas de «Bourguignon total» ya pensamos y sentimos como gusanos y microbios. Entonces la muchedumbre se dispersa en pequeños grupos y desaparece en los restaurantes de los alrededores. A las cinco volveremos a encontrarnos para catar los vinos recién embotellados de la cosecha de 2003. El mundo del vino tomará conciencia con admiración de que allí, en este año excepcional, se han producido vinos asombrosamente elegantes y armónicos. Entretanto, los franceses van de bodega en bodega degustando otras muestras de barrica de vinos de la variedad Cariñena magníficamente concentrados (y es muy probable que lamenten secretamente que en el valle del Ródano se hayan arrancado sistemáticamente idénticas cepas Carignan para sustituirlas por las supuestamente mejores Syrah). Al visitar la bodega del Trío Infernal, aún provisional, se pone de manifiesto que Fischer, Combier y Gerin han avanzado hasta la cumbre del Priorato ya con su segunda cosecha. Y eso que todavía está por llegar la verdadera cuvée superior de esta casa, llamada escuetamente Nº 3/3. La competencia es grande. Incluso en la soñolienta localidad de Torroja, de 120 habitantes (antes de la Guerra Civil vivían allí más de 1.000 personas), ya hay otros que han aceptado el reto. El joven alemán Dominik Huber, que hace honor a una nueva cocina de cuchara en su restaurante «Soops» de Munich, también ha adquirido un viñedo superior junto con el excepcional vinicultor sudafricano Eben Sadie, de 32 años. Y también buscan lo mejor posible a toda costa, por ejemplo con su Dits del Terra, hecho exclusivamente con uvas Cariñena y Garnacha de cepas viejas. Pero, ¿qué es lo mejor posible? «Un vino enormemente concentrado y, a pesar de ello, tan alegre que uno se bebería solo una botella Magnum, cosa imposible, porque siempre aparecen enseguida otros que también quieren participar», aseguran. Hacia la medianoche, en Falset la fiesta alcanza su momento álgido. En la sala de uso múltiple, una banda de rock interpreta a todo volumen los grandes clásicos de la historia del rock. Ahora los vinicultores beben cerveza y mueven la cabeza al ritmo de «I Can’t Get No Satisfaction». Peter Fischer suspira mirando al techo y dice: «Si Mike Jagger hubiera compuesto esto delante de una copa de vino del Priorato, probablemente habría cantado lo contrario». El siguiente título es «Like A Rolling Stone» de Bob Dylan. Muy adecuado, pues en los viñedos inclinados del Priorato las piedras pizarras ruedan todos los días, desde hace cientos de años. n Texto: Thomas Vaterlaus (thomas.vaterlaus@vinum.info) Fotos: Heinz hebeisen (heinz.hebeisen@vinum.info) Cambio de impresiones Ester Nina Porrera Bodega Daphne Glorian, Priorat «Las excavaciones experimentales del microbiólogo francés Claude Bourguignon aquí en el Priorato me han ratificado en nuestro trabajo. En cuanto a la valoración de nuestros viñedos, llega a conclusiones muy similares a las de los campesinos que hace 70 años y más plantaron los viñedos que hoy nos dan las mejores uvas. Nos deja estupefactos el hecho de que los vinicultores, en aquel tiempo y sin formación ni apoyo científico, tomaran las decisiones adecuadas. Es importante intercambiar ideas con expertos y compañeros vinicultores de otras regiones. Pero en última instancia, tales ocasiones me confirman una y otra vez en dejarme guiar por mi intuición en el viñedo y la bodega». Peter Fischer Château Revelette, Coteaux d’Aix-en-Provence «Trabajamos con las mismas variedades, nuestro suelo se parece en parte, ambos pertenecemos a la cultura mediterránea del vino, y no obstante aquí todo es diferente a nuestra región. Lo que me fascina especialmente es el entusiasmo y el compromiso de estos jóvenes vinicultores. Para mí, la estancia en este lugar ha supuesto un impulso y una motivación enormes». Hubert Valayer Domaine de Deurre, Vinsobres «Es interesante observar que, al dialogar con otros vinicultores, las cuestiones del terruño se tratan con mucha más intensidad que en el trabajo diario en el viñedo. Quién sabe, quizá estas experiencias me motiven a preparar nuevas selecciones para un vino de terruño en casa, en Vinsobres. Por otra parte, el terruño no es el único aspecto importante en vinicultura. En el caso de los altos precios de los vinos del Priorato, el cliente naturalmente espera una expresión individual del terruño. Pero para un Cru de Vinsobres, que se vende por 10, lo más importante es más bien la relación global entre precio y calidad». Silvia Puig Viñedos de Ithaca, Priorat «En estos dos años que llevo haciendo vino aquí, en el Priorato, naturalmente me he dado cuenta de que la variedad Syrah presenta sutiles diferencias de carácter según la situación del viñedo en que crece. Hasta ahora, mi aproximación a este fenómeno ha sido más bien desde el punto de vista de la solución. Por ejemplo, he aprovechado estas sutiles diferencias para crear una cuvée determinada. Tras analizar el terruño desde el punto de vista francés, examinaré mis viñedos de manera más amplia. Incluso pienso cavar algunos agujeros para averiguar más acerca de las raíces de mis cepas y la vida de los microorganismos». Laurent Courbis Domaine Courbis, norte del valle del Ródano «Es un verdadero privilegio hacer vino en un paisaje tan espectacular como es el Priorato. Si comparo nuestros vinos de Saint-Joseph, especiados y elegantes, con los plenamente concentrados de aquí, tengo la sensación de que los contrastes del paisaje se hallan de nuevo en la copa. Sólo el vino es capaz de algo así. En el Priorato nos encontramos con vinicultores que han venido de muy lejos para vivir y hacer vino aquí. Admiro a las personas tan flexibles, porque yo no tengo esa opción. Me siento en casa allí donde he nacido, en el norte de Côtes du Rhône, y supongo que nunca trabajaré en otro lugar, porque estoy tan enraizado como una cepa. Es muy interesante dialogar con vinicultores que viven según una filosofía totalmente distinta. Visto así, esta estancia para mí es un juego de ingenio». Pep Aguilar Enólogo y asesor, Priorat «Los vinicultores del Ródano proceden de regiones vinícolas que se han ido desarrollando de manera continuada a lo largo de siglos. Aquí, en el Priorato, aún estamos en medio de una revolución vitivinícola de un gran dinamismo. Quizá aquí sea mayor la libertad para buscar el propio camino, lo cual también tiene sus peligros. Para el consumidor, probablemente sea más fácil de comprender el orden claramente estructurado de los vinos del Ródano. Aquí, en el Priorat, hemos contado unas 75 etiquetas nuevas sólo el año pasado. Es posible que sea hora de ordenar un poco este crecimiento espontáneo siguiendo el modelo francés. Por ejemplo, con una clasificación de los viñedos. Daría cierta seguridad a los nuevos proyectos vinícolas para no invertir el dinero en los viñedos equivocados, lo cual podría afectar a la larga a la fama del Priorat». Sara Pérez Compañía Universal de Vinos, Priorat “Las conversaciones con nuestros compañeros franceses han dejado claro que cada uno tiene su propio concepto de terruño. Los franceses obviamente otorgan una importancia decisiva a la composición del suelo, mientras que yo intento considerarlo desde un punto de vista global. Así, por ejemplo, me pregunto hasta qué punto tiene sentido plantar de verde los viñedos en un terruño árido y con poca agua como es el Priorato. Desde hace cuatro años estoy experimentando con diversas formas de plantar hierba, y he comprobado que mis viñedos, a diferencia de los del vecino, que no planta de verde y además riega artificialmente, por lo general crecen más despacio y de manera más equilibrada.” Daniel Coulon Domaine de Beaurenard, Châteauneuf-du-Pape «También en Châteauneuf-du-Pape nos interesa desde hace algún tiempo el tema de plantar de verde, y hemos llegado a conclusiones muy similares a las de Sara Pérez. Pero lo que me ha fascinado durante esta visita al Priorato es la expresión tan distinta de la Grenache, que aquí se llama Garnacha. Tanto en el Priorato como en Châteauneuf-du-Pape cuidamos cepas muy viejas de Grenache en suelos áridos. Tanto aquí como allí, las cosechas son muy escasas. Pero aquí en el Priorato, donde las cepas crecen a mucha más altura sobre el nivel del mar, hasta 500 metros, incluso las uvas plenamente maduradas aún presentan interesantes valores de acidez. Quizá también tenga que ver con los distintos clones que se emplean. Por suerte, actualmente existe una muy buena colaboración internacional entre los productores de Grenache. Gracias a ella hemos podido empezar a seleccionar y plantar en el Ródano, a título experimental, plantones de Grenache de las más diversas regiones vinícolas. Entre ellos, también hay clones del Priorato. Estoy a la espera de los resultados». Adrià Pérez Cims de Porrera y Mas Martinet, Priorat «Mucho de lo que nos ha enseñado el microbiólogo francés Claude Bourguignon en los viñedos ha sido impresionante. Por ejemplo, su manera de enjuiciar el potencial de un viñedo basándose en las estructuras de las raíces. Pero algunas de sus conclusiones me parecen un poco demasiado radicales. No creo que sea posible decir que en un viñedo determinado sólo se pueden plantar vinos con carácter varietal y en otros, vinos de terruño. Quiero decir que también hay que tomar en consideración el entusiasmo del vinicultor, la edad de las cepas y la evolución microclimática de un año determinado». Cécile Dusserre Domaine de Montvac, Vaqueyras «El dinamismo del Priorato es contagioso. Nunca había visto tantos jóvenes con tanto entusiasmo por el vino como aquí. Un tema que también me ocupa es el carácter varietal de los vinos. La Garnacha produce aquí vinos tremendamente maduros con carácter mediterráneo. Pero la verdadera sorpresa han sido los vinos de cepas viejas de la variedad Cariñena. Son tan impresionantes que siento enormes ganas de ocuparme mucho más de esta variedad algo desdeñada en casa, en el valle del Ródano. A la vista de los resultados en esta región, cabe preguntarse si nuestra Denominación de Origen no estará obrando mal al otorgar a la variedad Carignan tan sólo un papel secundario en nuestros vinos».