- Redacción
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- 2002-12-01 00:00:00
Difícil punto de encuentro entre la autenticidad y el tópico, Sevilla continúa siendo un destino apasionante para el viajero. También para el amante del vino, que dispondrá en cualquier barra del completo abanico de los generosos andaluces, siempre bien acompañados por la mejor expresión ibérica de la comida al paso: las tapas. a aventura que para los sentidos significa perderse por las calles de Sevilla es una experiencia que no debería perderse viajero alguno. Desde el turista comodón, suscrito a los periplos banales de las agencias de viaje, hasta el vagabundo sensible, atento a las esencias culturales y antropológicas. Y tampoco, qué duda cabe, el gastronómada, aquella especie de peregrino que siempre busca someter a sus papilas a nuevas experiencias. Todos ellos tendrán en la capital andaluza el premio mayor: llevarse a casa el mejor de los recuerdos, lleno de matices y de imborrable memoria. Porque en Sevilla, mucho más allá de tópicos, de los fastos de exposiciones universales y de pretendidos protagonismos olímpicos -eventualidades que parecen responder más a obsesiones institucionales que a las preocupaciones del sevillano de a pie-, lo que se percibe de verdad es el paso de la historia. Y la pervivencia de un carácter alegre y dicharachero, a prueba de todo. Lo primero lo pone la ciudad, que enfrenta el pasado árabe y judío con la monumentalidad imperial sin desvaríos estéticos. Lo segundo es mérito de sus gentes, que encuentran cualquier excusa para la celebración de sus rituales favoritos, donde nunca falta la música y el vino. Y así como cualquier recorrido por la que fuera la Hispalis romana supone un auténtico goce (las estrechas calles del barrio de Santa Cruz, la contemplación de La Giralda o del Alcázar, un sosegante paseo por el Parque de María Luisa o el Patio de los Naranjos...), la barra del bar más popular puede deparar una experiencia gastronómica tan sorprendente como gratificante. Sevilla es, sin dudas, el reino de la tapa. Incluso los comedores más importantes de la ciudad se reservan una barra donde degustar al paso los mejores ibéricos, frituras y un variado etcétera que depende de la habilidad y ambiciones del cocinero. Aunque la gastronomía sevillana -hay que decirlo- es mucho más que tapas, jamón y gazpacho: quien lo dude que se someta a un buen bacalao, una chacina de la Sierra Norte, un guiso de caza o a unas buenas habichuelas. En cuanto a los vinos, la cercanía de Jerez y de Sanlúcar impone la costumbre de beber los mejores generosos a toda hora y en cualquier ocasión. En los últimos años -sobre todo en época de feria- en la calle parece haberse impuesto la manzanilla sobre el fino, pero las posibilidades son muchas, incluyendo los viejos olorosos, amontillados y el singular Pedro Ximénez, uno de los grandes vinos dulces del mundo. Y aunque Sevilla no dispone prácticamente de producción vinícola propia (la provincia produce sólo el 0,5 por ciento de la uva para la elaboración de vinos de Andalucía y no dispone de ninguna Denominación de Origen), hay una tradición que aún pervive y que el visitante curioso debe tener en cuenta: el mosto de Aljarafe. En honor a la verdad, no se trata exactamente de un mosto, ya que éste está fermentado y encubado durante cuarenta días (alcanza normalmente los 12º de alcohol). Consumido en el mes de noviembre, cuando llega a las tabernas, es una costumbre más en esta Sevilla tan afecta a sus tradiciones, que vive con naturalidad incluso los tópicos más típicos. Guía del buen gusto DE TAPAS 1- Salas (Almansa, 15. Tel.: 95 421 77 96). Buenas raciones y más de 200 vinos distintos, incluyendo los de las diferentes regiones del mundo. 2- Eslava (Eslava, 3. Tel.: 95 490 65 68). El tapeo en su mejor expresión, sobre todo las raciones de guisos andaluces. 3- El Rinconcillo (Gerona, 40. Tel.: 95 422 31 83). Tiene el mérito de ser la taberna más antigua de la ciudad (fundada en 1670). 4- La Bodeguita de Antonio Romero (Antonio Díaz, 19. Tel.: 95 422 39 39). Vinos y tapeo en ambiente taurino 5- Tasca del Burladero (Hotel Colón. Canalejas, 1. Tel.: 95 422 29 00). Tapeo de altura en la antesala de un restaurante. DE RESTAURANTES 6- La Alquería (Hacienda Benazuza. Virgen de las Nieves, s/n, Sanlúcar La Mayor. Tel.: 95 470 33 44. A sólo 15 km de Sevilla, en un lujoso hotel rural, un restaurante de alta gastronomía regentado por Ferran Adrià. 7- Casa Robles (Álvarez Quintero, 58. Tel.: 95 456 32 72). Recetas antiguas a sólo unos pasos de la Catedral. 8- La Albahaca (Plaza de Santa Cruz, 12. Tel.: 95 422 07 14). Cocina de espíritu vanguardista en pleno barrio de Santa Cruz. 9- Enrique Becerra (Gamazo, 2. Tel.: 95 421 30 49). El hijo de Becerrita -uno de los célebres restauradores de la ciudad- continúa la mejor tradición gastronómica sevillana. Gran selección de vinos dulces. 10- Taberna del Alabardero (Zaragoza, 20. Tel.: 95 450 27 21). Tapas de calidad y restaurante de lujo en una espectacular casa-palacio. DE TIENDAS 11- Federico Flores e Hijos (Fernández de Ribera, 42. Tel.: 95 464 66 39). Amplia selección de vinos nacionales, en varias sucursales. 12- El Club del Gourmet (Luis Montoto, 122-128. Tel.: 95 457 14 40). El espacio gourmet de El Corte Inglés dispone de una surtida bodega. 13- Tierra Nuestra (Constancia, 41. Tel.: 95 445 21 19). De la cadena Reserva y Cata, dispone de agenda de catas y un club de vinos. 14- Vino Tempo (Don Remondo, 3. Tel.: 95 421 06 59). Un local de referencia para comprar vinos de todas las regiones españolas. 15- La Casa de los Licores (Virgen de Luján, 35. Tel.: 95 445 51 59). Hasta 2.000 referencias entre vinos y destilados. Cuenta con otras sucursales.