- Redacción
- •
- 2004-02-01 00:00:00
En Alemania, el año 2003 ha sido el año de los récords: el principio de vendimia más temprano de todos los tiempos, la cosecha más pequeña de los últimos 20 años y unos pesos de mosto sensacionales. Incluso el mejor valor hasta la fecha de 326 Öchsle en 1971 ha sido superado. Esta añada promete calidades excelentes, al igual que en Austria. Si en 2002 se inundaron los viñedos, esta vez, tras una ola de calor de cuatro meses, se han agradecido las reservas de agua del subsuelo. Alemania Calidad: excelente Cantidad: por debajo de la media Precio: ascendente La añada de 2003 ha llegado muy pronto a la primera plana de los periódicos con un récord de peso de mosto de más de 300 Öchsle. También en el caso de los vinos secos se habla de un año excepcional. Tras un verano extraordinariamente caluroso y seco, la vendimia empezó tres semanas antes de lo habitual. Este año, Alemania ha vivido un verdadero rally de Öchsle: un Mosel-Riesling de 264 grados (Reichsgraf von Kesselstatt), un Spätburgunder de Franconia con 273 grados y un Riesling de 286 grados (ambos de Schloss Sommerhausen), ya en septiembre 302 Öchsle en Rheingau (Schloss Vollrads) y 300 grados en la finca vinícola estatal de Hesse. Por último, 319 grados (Sybille Kuntz) y 329 Öchsle (Clemens Busch) para otros dos Mosel-Riesling. ¡Y al final, llegando a 323, 327 y 331 grados Öchsle para tres pequeñas partidas de la finca de Markus Molitor en el Mosela! Hasta un Spätburgunder de Baden con podredumbre noble ha llegado a nada menos que 200 grados (Schloss Ortenberg), algo que no sucede más que una vez en un siglo. Los medios de comunicación celebraban una “serie de Trockenbeerenauslese (Selecciones de uva pasificada)”. Un poco precipitado. Porque aún queda por demostrar si el jarabe que ha entrado en la bodega es capaz de hacerse vino. Cuando el mosto contiene hasta 600 gramos de azúcar, puede suceder que la fermentación ni siquiera se inicie, o que se detenga antes de alcanzar los 5,5 grados de alcohol reglamentarios. Al menos, eso fue lo que le sucedió al mosto récord hasta la fecha, de la familia Bauer del sur del Palatinado: la cepa ganadora, con 326 grados, parecía hacer amagos constantemente, pero no terminaba de ponerse en marcha. Allí murió el sueño de la Trockenbeerenauslese… A pesar de ello, Markus Molitor está lleno de confianza, aunque calcula un tiempo de fermentación de hasta cuatro años. Schloss Vollrads está empleando levaduras especiales traídas de Tokai y la Champagne. Clemens Busch de Pünderich, al contrario, mezclará su Riesling de 329 grados, del que sólo tiene unos diez litros, con un mosto de 310 grados. La vendimia empezó esta vez tan temprano como sólo suele hacerse en el sur de Europa. El pistoletazo de salida lo dio la finca Zimmermann en Schliengen (Markgräfler Land) el 11 de agosto con la vendimia de la uva Findling. Esta maduración precoz ya se había anunciado a principios de junio con la floración temprana. Después, un largo periodo de sequía con muchos días soleados le dio quebraderos de cabeza a los vinicultores. Las cepas que no se aliviaron entresacándolas, sufrieron en muchos lugares estrés por sequía. Ahora los productores tienen que contar con que el vino presente tonos de envejecimiento atípicos. En casi todas las zonas se recogieron uvas sanas y maduras, pero en parte con muy poca acidez, incluso en el caso de la Riesling. Bien que este año la UE haya permitido a las regiones del norte de Europa añadir ácido tartárico. Sin él, más de un vino blanco resultaría apagado. Por cierto que también ha habido un poco de vino de hielo, por ejemplo al orillas del Nahe y en Franconia. Aún está por ver si la añada de 2003 efectivamente se convierte en lo que ya se está celebrando ampliamente como la “cosecha del siglo”. Ciertamente se parece a la legendaria de 1947, también consecuencia de un verano caluroso y seco, y a la de 1959, que produjo vinos finos y elegantes a pesar de los problemas de acidez. El presidente de la asociación de fincas vinícolas superiores (VDP), el príncipe Michael zu Salm-Salm, aún se remite a fechas muy anteriores. Según él, los últimos datos climáticos comparables se registraron en 1540. Y efectivamente aquél fue el año del siglo, con vinos de extraordinaria capacidad de guarda, sobre los que escribió un cronista: “Fue tan delicioso y fuerte en todos los lugares, como lo que nunca se había visto entre los hombres.” (rudolf.knoll@vinum.info)