- Redacción
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- 2006-10-01 00:00:00
No será la primera vez que oímos hablar sobre los aspectos beneficiosos del consumo moderado de vino, cada día se llevan a cabo investigaciones en todas partes del mundo, sobre los componentes que dentro del organismo actúan beneficiosamente. Y es que el vino, bebido con moderación, es una fuente inagotable de satisfacciones y salud. Días atrás apareció publicado en el «British Medical Journal» un nuevo estudio, cuyo objetivo fue valorar los riesgos de contraer enfermedades cardiovasculares en consumidores moderados de vino. Este estudio se ha realizado en Dinamarca por el equipo del doctor Morten Gronbaek, director de Investigación del Instituto Nacional de Salud Pública de Copenhague y profesor asociado de la Escuela de Salud Pública de la Universidad de Copenhague, además de pertenecer al Comité Científico de la Fundación para la Investigación del Vino y la Nutrición (FIVIN). Em el estudio participaron 28.448 mujeres y 25.052 hombres, sin enfermedad cardiovascular antes del estudio y con edades comprendidas entre 50 y 65 años. Analizando los riesgos de sufrir enfermedades cardiovasculares de diferentes personas, con una frecuencia de consumo de vino diferente, se observó que el riesgo más bajo estaba en los hombres que bebían vino diariamente, por debajo de los hombres que consumían vino una vez por semana. Entre las mujeres el resultado demostraba que aquellas que toman alcohol al menos una vez a la semana tienen menos riesgo que las mujeres cuya frecuencia de consumo es más baja y ocasional. Gronbaek afirma que «es importante saber que es beneficioso para la salud beber en pequeñas cantidades y frecuentemente, beber en pequeñas cantidades pero irregularmente no aporta ningún efecto beneficioso». El Dr. Gronbaek estuvo recientemente en España para hablar de su estudio, con ocasión de la celebración de la Feria Alimentaria, donde FIVIN organizó una jornada científica. Durante su conferencia declaró que «el inicio en el consumo moderado de vino entre los jóvenes, puede ayudar a unos hábitos de alimentación más saludables y a una mejor educación, evitando el abuso en el consumo». La enfermedad cardiovascular, y, en concreto, las complicaciones arteriales coronarias y las trombóticas, asociadas ambas al infarto miocárdico, son las principales causas de mortalidad en los países industrializados y en vías de desarrollo.