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Desplome de los precios en Rioja - Las uvas de la ira

  • Redacción
  • 2001-11-01 00:00:00

En La Rioja se avecina una tormenta y no precisamente de agua. La vendimia 2001 será recordada en esta zona no sólo por sus excelentes perspectivas de alta calidad, sino por el posible, casi seguro, desplome de los precios de la uva. Atrás quedan las desorbitadas 400 pesetas por kilo de uva de hace unas cosechas para caer en la cruda realidad de este año, donde se ha llegando a pagar a 40 pesetas.
Para muchos analistas, esto era una crisis anunciada, agravada por un cúmulo de circunstancias adversas. Por un lado, la mentalidad productivista provocó un aumento del volumen de las cosechas, pasando de los 200 millones de kilos a los 400 en un período de cinco años. Bodegas y viticultores realizaron fuertes inversiones para afrontar los nuevos retos productivos. Consecuencia: una de las mayores existencias de vinos que Rioja haya tenido nunca. El mercado de los vinos riojanos también se vio afectado. Tras un crecimiento espectacular en las ventas durante la última década llegó el «crack». En 1999 y 2000 se produjo un importante retroceso en todos los mercados, fundamentalmente en las exportaciones, con una caída de las ventas que llegó al 30 por ciento en el mercado exterior y al 13 en el interior. La consecuente tensión alcista en los precios de la materia prima (400 pesetas/kilo) y su repercusión en los precios del vino hizo imposible mantener durante el 99 y el 2000 los volúmenes alcanzados en el 98, con la consiguiente pérdida de competitividad.
Después de unos años en que la máxima prioridad fue el aprovisionamiento de materia prima, se acometió una nueva estrategia en torno a un «pacto de calidad». Se adoptaron una serie de acuerdos como la limitación de los rendimientos, la racionalización de las técnicas de cultivo, una mayor exigencia en la calificación de los vinos o, el último acuerdo aprobado, la descalificación en báscula de las uvas que no alcancen la graduación mínima. Pero no se tomaron medidas para evitar el desplome de los precios de la uva. No existe un precio de referencia global, ni un acuerdo interprofesional entre viticultores y elaboradores que garantice una mínima estabilidad al sector.
Así las cosas, dio comienzo la vendimia 2001 con unas estimaciones excelentes: una producción cercana a los 400 millones de kilos. Pero ante tal cosechón ¿a qué precio está la uva?

El campo se llena de pintadas
Por el momento, ni productores ni bodegas se aventuran a predecir públicamente cómo se comportarán los precios, aunque las escasas operaciones realizadas a mediados del mes de octubre situaban el precio de la uva tinta en las 50 pesetas/kilo para el mínimo de graduación admitida (10,5). Pero si los precios ya son bajos para la uva tinta, la blanca está prácticamente por los suelos, unas 20/25 pesetas por kilo.
La reacción por parte del Consejo Regulador ha sido rápida. Ángel de Jaime Baró, presidente de esta entidad, ha reclamado «precios dignos y no ruinosos: nuestro futuro pasa por encontrar la estabilidad». Baró solicitó a las bodegas que compensen a los viticultores por el esfuerzo que supone cumplir con las normas establecidas para la vendimia porque, a priori, darán uvas de gran calidad. El presidente de la Unión de Cooperativas Vinícolas de Rioja Alta (COVIRA), Félix Mato, se muestra más pesimista: «La uva en Rioja se va a pagar a un precio tremendamente bajo». Según Mato «está claro que lo que no sea calidad no va a valer, pero precisamente lo que no va a tener calidad este año era calidad extrema en años anteriores». Mientras, sigue la incertidumbre y el malestar. Incluso en varios pueblos riojanos se han visto pintadas denunciando las malas perspectivas que se prevén para los precios: «Tenemos las uvas bien puestas», «Del sin precio al sin uva», «Que vengan a vendimiar sus accionistas» o «Mejor tirar las uvas que enriquecer a cuatro especuladores». Si el panorama no mejora habrá movilizaciones. La Unión de Pequeños Agricultores (UPA) exige una solución. «Si el Consejo Regulador vale para apretar las tuercas a los viticultores y sancionar, también debería servir para garantizar unos precios mínimamente dignos», ha señalado el secretario de UPA, Pedro de Orte. Por su parte, el grupo de Criadores y Exportadores de Rioja ha querido transmitir mensajes de tranquilidad y ha acordado recomendar a las bodegas asociadas que no desplomen los precios, además de diferenciar las uvas por calidades, primando aquellas que lo merezcan.
La opinión de casi todos los involucrados en esta situación es que se debe llegar a un acuerdo interprofesional que garantice la estabilidad de los precios en una banda variable entre las 100 y las 200 pesetas para las uvas de calidad excelente. Es la única vía posible para defender los intereses generales de la D.O. y compensar el esfuerzo realizado por el sector productor.

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