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Ciudades del vino: Logroño Apología del vino

  • Redacción
  • 2001-10-01 00:00:00

Logroño vive por y para el vino, y agradece el producto que le ha dado vitalidad comercial, organizando fiestas para la vendimia, ciclos temáticos y macrotiendas especializadas, amén de numerosos bares y restaurantes donde se puede catar todos los riojas.

Si La Rioja es sinónimo de vino, Logroño, su capital, viene a ser el del vino hecho ciudad: una villa construida y sostenida en torno al vino y su apasionante mundo. La capital riojana es, casi desde su fundación, una ciudad privilegiada: situada en el margen derecho del Ebro, mantuvo desde siempre una incesante actividad económica y fue disputada por sus ambiciosos vecinos: cuando no la pretendían los franceses, la cortejaban los navarros o la avasallaban los castellanos. Así, Logroño creció conviviendo con la certeza de ser querida y admirada hasta convertirse en lo que es: una ciudad moderna y elegante, con una agitada vida comercial, donde el vino y la gastronomía forman parte de la esencia misma de sus habitantes. Los logroñeses, como no podía ser de otra forma, son gente hecha de vino.
El visitante que demuestra interés por el tema vinícola es inmediatamente bien acogido e instruido para que su estancia en la ciudad sea lo más placentera posible: dónde comer la mejor menestra, cuál es el choricillo más delicioso, donde comprar vino: de cosechero, crianzas, por cajas, por containers... El que visite Logroño con otros propósitos, pasará inevitablemente por la misma instrucción enológica-turística: en la capital de La Rioja no se concibe el desinterés por el vino.
En cualquier época del año, Logroño se abre al visitante para goce y disfrute de los sentidos. Empezando por el epicentro de la ciudad, el Paseo del Príncipe de Vergara -más conocido como El Espolón-, cualquier dirección que se tome será una invitación a compartir una copa de rioja, acompañado por las delicias de la gastronomía local, una cocina enamorada de la huerta, aunque tampoco faltan en ella las carnes de cordero, cabrito y cerdo. Si se llega al ajado casco antiguo, se comprobará que la vida ciudadana tiene una cita indeclinable en las tascas de la calle Laurel y alrededores, una especie de circuito de vinos y tapas que la sabiduría popular ha bautizado como «la senda del elefante».
Pero si la visita a Logroño tiene lugar coincidiendo con la Fiesta de la Vendimia, el 21 de septiembre, entonces se dedicará la estancia al vino por completo. Además de poder ver corridas de toros y escuchar cómo los locales se arrancan con pachangas ante el motivo más nimio, es una buena oportunidad para ser testigo en plena ciudad de una práctica que ya no tiene sentido siquiera en pleno ámbito rural, el pisado de la uva tradicional, y del acto vinícola religioso por excelencia: la ofrenda, a la virgen de Valvanera, del primer mosto de la cosecha.
Además, desde 1986 el gobierno autónomo de La Rioja hace coincidir esta celebración con unas jornadas en las que el vino adquiere ribetes culturales: «El vino y los cinco sentidos». Este año, durante los meses de septiembre y octubre podrá verse en el marco de estas jornadas una exposición sobre la arquitectura del vino, en la sala de exposiciones de Caja Rioja. Además, no faltará otro tipo de eventos, todos de interés para el amante del vino: un concurso de pinchos y maridaje, unas jornadas sobre gastronomía del vino (el vino en la cocina, como ingrediente), safaris fotográficos por las bodegas, catas abiertas en la Cofradía del vino, visitas a las bodegas del casco antiguo, mesas redondas sobre vino y salud... En fin, todo un programa amplísimo meditado y concebido por gentes que viven (y beben) para y por el vino.
Tratándose de Logroño, faltaría más.


Guía del buen gusto
DE BARES
1- Calle Laurel. Imposible elegir uno, o algunos, de los innumerables bares que conforman lo que los lugareños llaman «la senda del elefante».
2- La Taberna del Mere (Duquesa de la Victoria, 8. Tel.: 941 24 12 56). Pub de ambiente taurino, situado a cincuenta metros del Espolón. Gran ambiente y, por supuesto, vinos por copa.
3- Bodegón El Refugio (Labradores, 1. Tel.: 941 20 15 48). Mesón con una propuesta más que acertada: el mejor jamón, variedad en quesos y una importantísima carta de vinos.
4- Antonio Múgica (Duquesa de la Victoria, 3. Tel.: 941 24 62 13). Inmejorables tapas y buena oferta de vinos en uno de los bares más concurridos de la ciudad.

DE COMPRAS
5- La Catedral del vino (Portales, 25. Tel.: 941 22 84 62). El nombre lo dice todo. Tienda con degustación de vinos y demás productos riojanos.
6- Palacio del vino (Avenida de Burgos, 140. Tel.: 941 22 82 00). Un enorme almacén, para comprar vino por cajas.
7- Vinos de Rioja (Plaza de San Agustín, 4. Tel.: 941 22 82 17) Pues eso: selección de vinos de La Rioja (nadie se devanó los sesos buscando otro nombre).
8- Rioja Selección (República Argentina, 12. Tel.: 941 25 75 41). Establecimiento especializado en productos riojanos, donde no falta la amplísima oferta de vinos.
9- Licores Espinosa (San Agustín, 13. Tel.: 941 22 80 09) Licorería donde el vino tiene un papel estelar.

DE RESTAURANTES
10- El rincón del vino (Marqués de San Nicolás, 136. Tel.: 941 10 53 92). Una vieja bodega en el corazón del casco antiguo alberga uno de los mejores restaurantes de la ciudad, que entrega al vino el papel de protagonista.
11- Cachetero (Laurel, 3. Tel.: 941 22 84 63). Un restaurante de toda la vida al que llegan aires de renovación en la cocina. Cuenta con una bodega importante.
12- La Chatilla (Peso, 2. Tel.: 941 20 61 68). Cocina de autor en una casa señorial del casco antiguo.
13- La Chatilla de San Agustín (San Agustín, 6. Tel.: 941 10 45 45). De los mismos propietarios que el anterior, destaca especialmente por su carta de vinos.
14- Mesón Egües (Campa, 3. Tel.: 941 22 86 03). Un asador con importante bodega, a la que este año ha añadido una sala de catas.
15- Leitos (Portales, 30. Tel.: 941 21 20 78). Cocina creativa, bien regada por los vinos de la carta, a cargo de uno de los chef más imaginativos de la ciudad, Manuel García Murillo.

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