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No todo vino con burbujas es cava, ni siquiera todo vino con burbujas merece que le hagamos un sitio en nuestra mesa. Un espumoso se puede elaborar de diversas formas. La más sencilla (e infame) es añadir directamente gas carbónico al vino, como si fuera gaseosa. Suelen ser vinos corrientes, dulzones y de burbuja grosera. Un escalón más arriba están los “granvas”, elaborados en grandes depósitos de acero. Éstos, que ya tienen la burbuja endógena, producida por la propia fermentación, aportan la ventaja de que están listos para consumir en veintipocos días. Es un método que abarata extraordinariamente los costes. Países como Italia, Alemania, Grecia o Estados Unidos inundan con estos vinos los mercados, espumosos destinados a consumirse en restaurantes poco exigentes. De arriba abajo, tapones con el indicativo de: cava, fermentado en botella, granvas y gasificado.