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Cosecha difícil

  • Redacción
  • 1997-01-01 00:00:00

El 94 fue un año difícil para los viticultores. En Marzo hubo temperaturas primaverales, lo que provocó la brotación temprana de las yemas. Este suceso, peligrosísimo en una región proclive a las heladas tardías, hizo que en Abril se helara buena parte de la futura cosecha. Y como las desgracias no vienen solas, las lluvias del mes de Junio, justo cuando comenzaba la floración, dieron lugar a una pérdida estimada en un 25% de la producción final. Después siguió una sequía que duró hasta mediados de Septiembre, en el que llovió moderadamente hasta unos días antes de comenzar la vendimia. En total se recogieron 22.200.000 kilos de uva de muy buena calidad, sana y sin problemas de maduración. La vendimia se adelantó a la última semana de septiembre, 10-15 días antes de lo habitual en la zona. El “Veranillo de San Miguel”, fiel a su cita anual, hizo que la uva entrara en los lagares con bastante calor, lo que, si bien facilitó la arrancada de la fermentación, puso en dificultades a las bodegas que no contaban con medios técnicos para controlar la temperatura.

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