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Una obra de arte

  • Redacción
  • 1997-11-01 00:00:00

Cava y champagne: pocas bebidas han estado tan vinculadas al arte. Desde que el siglo XIX encumbrara esta bebida espumosa, alegre y desenfadada, artistas plásticos, pintores noctámbulos y escritores malditos se han sentido atraídos por ella. Pero donde el arte y champagne o cava se han fundido con mayor acierto es en el cartelismo publicitario, sobre todo el de inspiración modernista. Así, a los nombres ilustres de Toulouse-Lautrec hay que añadir los de Ramón Casas, Adriá Gual, Miguel Utrillo, Josep Obiols, y un largo etcétera que abarca lo mejor y más vanguardista de la época. Destacan entre los carteles publicitarios del cava el de la casa Freixenet, con el niño del casquete rojo, encargado por Pedro Ferrer para la Exposición Universal de 1929.

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