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Beber un buen espumoso rosado en España es difícil. Quien desee poner un poco de color en su mesa lo tiene difícil, pues son muy pocos los cavas de este tipo elaborados en España. Y es que no estamos acostumbrados a beber un espumoso natural bellamente coloreado por la aportación de uvas tintas que, como la Monastrell, pueden añadir al vino no sólo cromatismo sino finos aromas de frutillos rojos. Otra cosa es Champagne, donde las variedades tintas Pinot noir y Pinot meunier mandan en el coupage frente a la Chardonnay. Aquí, desde siempre, se han elaborado grandes rosados. Es rara la casa que no tenga un buen rosado en su catálogo, y firmas como Ruinart lo elaboran con la misma calidad y precio que sus grandes blancos.