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De origen bordelés, numerosos autores (entre ellos el gaditano Columela o Plinio el viejo) aseguran que es la antigua Bitúrica o Vidure que cultivaban los naturales de la región de Burdeos a la llegada de los romanos. Aunque es un “todo terreno” y en prácticamente todas las tierras se echa mano de ella como variedad mejorante, prefiere los terrenos de aluvión, sueltos y bien drenados por cantos rodados. Por eso en la orilla izquierda del río Garona y de la Gironda, a lo largo del Medoc, es donde sus vinos alcanzan la categoría de lo sublime. Es significativo que apenas exista a tan solo 30 km. del Medoc en el Liburnais, una comarca con terrenos más calizos y gredosos, donde también se dan grandes vinos de Burdeos. Allí se cultivan mayoritariamente la Merlot y la Cabernet franc porque la Cabernet sauvignon no madura bien. Es una cepa muy tardía, particularmente adaptada a los suelos gravosos calientes y secos. Una de las razones de su éxito es que los vinos obtenidos de ella envejecen muy bien, gracias a su alto contenido en taninos y antioxidantes.
