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Nicolás Catena Zapata, uno de los mayores empresarios de la Argentina en el negocio del vino, creará una compañía, que llevará como nombre su apellido, para concentrar en ella la producción de sus vinos de mayor precio, dedicados fundamentalmente a la exportación. Bodegas Catena Zapata será una escisión de Esmeralda, la firma familiar que controla en un 97%. El proyecto se pondrá en marcha el primero del mes próximo con la inauguración de una monumental bodega con forma de pirámide maya, en una finca de Agrelo, en Mendoza, bautizada Tikal, en homenaje a su nieto, del mismo nombre. Este viñedo tiene una superficie total de 140 hectáreas de vides de sólo uvas premium. El proyecto arquitectónico es responsabilidad del estudio Ballester-Sánchez Elía, y se inició en el segundo semestre de 2000. La pirámide tendrá capacidad para albergar 2,25 millones de litros en tanques de acero y 5.000 barricas de roble. Catena, además de economista y bodeguero, es un entusiasta estudioso de las culturas autóctonas de la América precolombina, y busca posicionar en el extranjero una marca con reminiscencias indígenas. Por eso eligió la denominación Tikal y mandó construir un establecimiento siguiendo las líneas arquitectónicas de los aborígenes de la península de Yucatán. Bajo el nombre de Tikal se agruparán sus exclusivos y caros Catena, Catena Alta y Álamos Ridge, así como Estiba SF, Angélica Zapata y Saint Felicien. A la vez, Catena piensa sacar al mercado otro vino de gama alta con el nombre de Luca, su otro nieto, continuando con su costumbre de bautizarlos con nombres de familiares (el Angélica Zapata, por ejemplo, alude a su madre).
