- Redacción
- •
- 2001-04-01 00:00:00
Los viticultores californianos vivieron un año cargado de tensión. La ola de calor que comenzó a finales de junio impulsó rápidamente hacia arriba los valores de azúcar, por lo que pudo comenzarse muy pronto con la vendimia. Sin embargo, las variedades de maduración tardía (por ejemplo el Cabernet) sufrieron posteriormente un octubre frío y lluvioso..
Los vinicultores de California de máxima categoría pudieron observar a mediados de septiembre un fenómeno al que no estaban acostumbrados: los valores de azúcar se habían acercado excepcionalmente pronto al valor ideal para la vendimia, pero la madurez física de las uvas no podía seguir el ritmo de esa rápida concentración de azúcares. Fue un año en el que no se pudo confiar ciegamente en los valores analíticos, como comentan diversos vinicultores. Fue necesario masticar las uvas, afirman, para poder asegurarse del momento en el que estaban realmente maduras para vendimiarlas. Desde ese punto de vista, en California casi se vivió un “año australiano”; efectivamente, en el sur de ese continente son frecuentes los vinos que, a pesar de porcentajes alcohólicos de 13 o superiores, aún resultan verdes e inmaduros. Por lo tanto, resulta probable que este fenómeno negativo también afecte a muchos vinos californianos del 2000, sobre todo en las zonas donde el momento de la vendimia se haya decidido guiándose rígidamente por los grados Öchsle.
¿Vinos de alta graduación?
Los años 1998 y sobre todo 1997 demostraron que, en California, la calidad es especialmente buena en los años más bien frescos, con un ciclo de vegetación correspondientemente más largo. ¿Tiene menos potencial la añada del 2000, con su ciclo de maduración corto debido al calor? Al fin y al cabo, una ola de calor nunca vista, con temperaturas de hasta 45 grados, contribuyó a mediados de julio a que algunas uvas, sobre todo de la variedad Zinfandel, comenzaran a arrugarse prematuramente. Una cosa está clara: los vinos californianos de máxima categoría que hayan madurado plenamente tendrán en el 2000 una graduación alcohólica casi nunca vista. Por tanto, la añada podría suponer una cierta contraposición a las anteriores, más marcadas por una elegancia y ligereza europeas. A cambio, cabe esperar que el 2000 tenga un efecto estabilizador sobre los precios. Efectivamente, con un volumen estimado de unos 3,2 millones de toneladas, la producción supera claramente la media histórica. La calidad, como se ha dicho, es poco uniforme. Si bien el nivel general está algo por debajo de los años 1999 y 1998, buenos pero no grandiosos, algunos vinicultores de primera categoría esperan una cosecha que se aproxime al esplendoroso 1997. Sobre todo en el Cabernet Sauvignon, de maduración tardía, se han podido lograr resultados extraordinarios con muchos esfuerzos. Efectivamente, cuando a principios de octubre llegó el mal tiempo a la Central Coast, muchos de los productores de máximo nivel detuvieron la vendimia y esperaron hasta cuatro semanas para poder terminarla cuando volvió un tiempo otoñal óptimo. Mientras que la Chardonnay y la Sauvignon blanc –de maduración más temprana– dieron buenos resultados con carácter bastante uniforme, en el caso de la Zinfandel, dañada por el calor, serán necesarios muchos esfuerzos para conseguir una calidad óptima.
Excelentes resultados en el Noroeste
También los vinicultores de la costa Noroeste del Pacífico han obtenido un volumen de cosecha récord, aunque en este caso se debe a las nuevas plantaciones de los últimos años. En Oregón, un territorio climáticamente arriesgado, los productores han tenido suerte por tercer año consecutivo. Después del 98, más bien exuberante, y del 99 masculino y estricto, la añada del 2000 proporcionará seguramente vinos muy equilibrados y elegantes (sobre todo en el caso del Pinot noir). En el estado de Washington, la vendimia se vio afectada por un frente frío con lluvias, algo que aquí resulta bastante infrecuente, pero el suelo reseco pudo absorber el agua sin problemas. No hubo mildíu ni podredumbre, y la calidad del 2000 se considera excelente. Es agradable que entre los vinos de la añada también figuren algunos Spätlesen y Eisweine de gran categoría.
Los vinicultores comentan:
«Recordaré el 2000 como el año de las dos vendimias. Ya habíamos recogido una parte importante de la cosecha cuando empezaron las grandes lluvias. Así que dejamos parte de las uvas en la cepa mientras que en las bodegas comenzaba a fermentar la primera tanda. Cuando volvimos a los viñedos con los capazos de vendimiar, los vinos llevaban ya tiempo en las barricas y habían terminado ya la fermentación maloláctica.»
Ehren Jordan (Turley Cellars, St.Helena,
Napa Valley)
«Fue increíble cómo la ola de calor de julio catapultó las uvas hacia la madurez como en una pista de carreras. Donde no pudieron utilizarse instalaciones de riego, el desarrollo se vio perjudicado por la sequía. Al mismo tiempo, hubo que permanecer atentos en todo momento para mantener bajo control las cantidades. Finalmente, el lluvioso octubre nos obligó a un nuevo juego de póker. Hay algo seguro: durante el turbulento otoño del 2000 sufrimos aún más tensiones que nuestras uvas.»
Don Wallace (Dry Creek Vineyard, Healdsburg, Sonoma County)