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Grecia: En forma olímpica.

  • Redacción
  • 2004-11-01 00:00:00

Con ocasión de los Juegos Olímpicos de verano en Atenas, nos hemos ido de viaje por el mundo del vino girego. Una enología ya competitiva, con la incorporación significativa de las mujeres. El atleta, esbelto y fuerte, mira por encima del hombro, divisa en lontananza algunos puntitos que se mueven, sonríe satisfecho, se enjuga el sudor de la frente con la mano derecha, mientras con la izquierda abre la puerta de la taberna. El corpulento tabernero lo mira con sorpresa. «¡Kalimera, krassi, parakaló!» («¡Buenos días, vino, por favor!»), le dice precipitadamente el deportista, y el tabernero se da cuenta de que también tiene prisa con la consumición. Le sirve una copa de Savatiano y le pregunta al sibarita cómo quiere pagar. «Luego», dice Spiridon Louis, «cuando sea vencedor olímpico en el maratón». Más o menos así podría haberse desarrollado en 1896 la escena durante los primeros Juegos Olímpicos modernos. Ha quedado escrito en los anales que el vencedor de la carrera de 42 kilómetros desde Maratón a Atenas sacaba tanta ventaja al pelotón, que incluso pudo permitirse el lujo de tomarse una copa de vino por el camino. En los Juegos Olímpicos celebrados en Grecia del 13 al 29 de agosto, era impensable semejante «doping», pues el Comité Olímpico Internacional seguro que se opondría. Para recibir a los atletas, si no con una copa de vino, la capital y aledaños han estado de obras en los últimos años. El nuevo aeropuerto de El Venizelos porta el nombre de un jefe de Estado anterior muy popular. Para el edificio del aeropuerto y sus vías de acceso se han sacrificado, entre otras cosas, 2.000 hectáreas de viñedos en el Ática oriental. Pero allí se cultivaba sobre todo la variedad Savatiano, con la que se hace el resinoso Retsina, ese vino que aún hoy es para muchos el típico vino griego. Pero en realidad, sólo le queda un escaso porcentaje del mercado, y en muchas tabernas griegas incluso se incluye en la sección de cervezas, y no de vinos. Nada más aterrizar en el moderno aeropuerto, el vino ya está presente. La selección es muy buena en el restaurante del aeropuerto, y excelente en el restaurante de la azotea del aeropuerto. En el vestíbulo de llegadas ofrecen información sobre la ruta del vino en Ática y las fincas más interesantes. La «Vinicultora del año» Mientras, continuamos nuestra gira olímpica imaginaria con un segundo viaje en el tiempo: a la empresa Cambas, fundada en 1882. A sólo unos minutos de coche del aeropuerto y a algunos cientos de metros de una vieja bodega abandonada, nos recibe un simpático trío moviendo el rabo. Los cuadrúpedos Tufu, Kira y Jonny nos olisquean hasta que aparece su jefa. Roxane Matsa fue la «Vinicultora del año» en Grecia en 2002. Esta profesión (más bien vocación) le viene de casta. Uno de sus antepasados fundó la antaño famosa bodega de Kantza. Actualmente forma parte de la renombrada bodega Boutari, que distribuye también los vinos de Roxane, pero sólo porque esta hija de un antiguo embajador es «una hija de la naturaleza perfectamente inadecuada para vender». Cuando su padre murió hace unos 25 años, ella decidió resucitar la tradición vinicultora de la familia en un edificio de un encanto hechizante, del año 1931. Lo cual sorprendió a muchos: una hija de buena casa trabajando de vinicultora, y todo eso en Grecia, con sus muchos pachás del mundo del vino… Pero ella, nacida bajo el signo astrológico de Leo, se impuso, y pronto hizo furor con su Château Matsa, entonces hecho con Savatiano, aunque últimamente de Assirtiko y Sauvignon blanc. En la cocina del tan cuidado edificio antiguo nos ofrece otro vino. Procede de la rara variedad Malagousia y combina magníficamente con el queso que nos sirve. Después paseamos por el jardín, más parecido a una jungla, donde los naranjos y limoneros soportan pesados frutos. Roxane nos habla de los hombres que han sido importantes en su vida, del gran Yiannis Boutaris, uno de los productores de vino más importantes de Grecia, y del que fuera rey del Retsina, Vassilis Kourtakis; ambos le dieron muchos buenos consejos. «Pero siempre estuvo casada con el vino», lamenta en otra ocasión uno de sus antiguos admiradores. Como en el jardín del Edén La segunda parte de nuestro viaje en el tiempo nos lleva 200 kilómetros más lejos, a Patras, en el noroeste de la inmensa península del Peloponeso, donde hay zonas vinícolas tan conocidas como Nemea, Mantinia y Patras. En la finca de Athanase Parparoussis, uno se siente trasladado al mítico jardín del Edén. En una amplia extensión situada junto a sus viñedos y la bodega, conviven en armonía dos caballos, dos pavos reales, tres perros, seis ocas, veinte gallinas de Guinea, veinte gatos y cuarenta gallinas enanas. Después de enumerarlos a todos con esmero, el pequeño y robusto vinicultor se ríe diciendo: «Y además, tres mujeres y yo». A sus 60 años, está visiblemente encantado de que no sólo su mujer Vasiliki, sino también sus hijas Erifili (33 años) y Dimitra (30 años) se involucren tanto en su empresa, asegurando así su existencia a largo plazo. Erifili, enóloga diplomada, hace ya diez años que está en el negocio, y cada vez determina más el estilo del vino. Hace 25 años, su padre estaba considerado un revolucionario. Llegó un buen día, después de estudiar enología en Dijon, Francia, con la pretensión de producir vinos superiores en Grecia, otorgando gran valor a las cepas de producción escasa y reduciendo aún más la cosecha; algunos vecinos creyeron que estaba loco. Pero así fue como Parparoussis se convirtió en pionero de la calidad en el país helénico. A veces, sabe emplear verdaderas astucias, por ejemplo: para dar más casta a su vino blanco de la variedad Sideritis, de baja acidez, le añade un pequeño porcentaje del zumo de unas uvas pequeñas, mal desarrolladas, que se han formado ya en verano, ácidas y de vendimia tardía. Cuando el hombre de Patras daba sus primeros pasos hacia el vino superior, tenía muy pocos compañeros de armas. En el norte, en la península de Chalkidike, cerca de Tesalónica, estaba la Domaine Porto Carras, construida por un acaudalado naviero, que lamentablemente naufragó más tarde (ahora, tras una auténtica odisea de propietarios, la finca se encuentra ante un nuevo comienzo en manos de un constructor inmobiliario). El director de la empresa, Evangelos Gerovassiliou, se hizo independiente y llegó a contarse entre los mejores vinicultores del país. En Boutari seguía manejando los hilos Yiannis Boutaris, siempre orientado a la calidad, que se independizó en 1999 en Macedonia y ayudó a Roxane Matsa con sus primeros pasos. En Ancient Nemea del Peloponeso, Athanassios Papaioannou, más tarde llamado «Mister Nemea», estaba empezando a embotellar. Hoy, aún muy activo a sus 75 años, sigue trabajando en los viñedos mientras su hijo Georg, de 47, prefiere moverse por la gigantesca bodega de barricas. Con algunas docenas basta Actualmente el escenario del vino griego es muy distinto. Ya existen docenas de buenas bodegas. Algunas de las grandes que anteriormente eran productoras de vinos a granel, ahora aspiran a la calidad. Como contraste, están las pequeñas fincas que a veces sólo producen algunos miles de botellas, pero de notable contenido. Algunos se han decidido a hacerse vinicultores después de haber pasado media vida haciendo otra cosa. Por ejemplo, Christos Kokkalis, que estudió farmacia en Alemania y tuvo una farmacia en Wuppertal hasta 2003. A principios de los años 90 compró viñedos cerca de Pyrgos, no muy lejos de Olimpia, escenario de los Juegos Olímpicos de la Antigüedad desde el año 776 a.C. Pero no le bastó el lema olímpico de «Lo importante es participar», él quiso demostrar a todos que es posible hacer vinos ganadores en su tierra. Sus dos tintos, Trilogía (de Cabernet Sauvignon) y Mova (Cabernet con Agiorgitiko), están entre lo mejor que crece en el país. Christos decidió el año pasado establecerse enteramente en Grecia: «Ahora me voy a Alemania de vacaciones, antes era al revés». A sus 63 años, tiene muchos planes. Así, en 2004 habrá Syrah y en 2005, el primer Riesling. Y cuando se entera de que la fotógrafa Sabine Jellasitz es de Austria y tiene buenas relaciones en la zona de Wachau, le pregunta entusiasmado: «Por favor, ¿podrías conseguirme Grüner Veltliner?» Después de llamar a Emmerich Knoll junior en Loiben, dice Sabine: «Todo arreglado, tendrás tu Veltliner. ¿Serán suficientes 50 cepas para empezar?» Dos vocaciones tardías La carretera pasa por un paisaje de ensueño. Viajamos por Olimpia en dirección Trípoli y luego cambiamos a la autopista en dirección a Corinto, en el noreste de la península. Nuestro próximo destino es Megara, y de nuevo visitamos a vinicultores de vocación tardía. Harry Antoniou es un empresario turístico de éxito y su compañera, la alemana Eva Böhme, se está abriendo camino como arquitecta en la dura rama de la construcción. Cuando estaban acondicionando una residencia de veraneo, hace muchos años, se toparon con algunas reliquias de cepas, con las que impulsivamente iniciaron una nueva rama profesional. En el paisaje de suaves colinas hoy se erige una respetable finca vinícola, planificada por la arquitecta, que lleva por nombre la combinación de los de ambos: Evharis. La superficie plantada ha crecido hasta superar ampliamente las 20 hectáreas. Gracias al apoyo de una pareja de enólogos griego-francesa y de algunos asesores, la calidad de los vinos ha pasado a ser notable en los últimos años: «Crecer más, crecer mejor», es el lema de este dúo. Ambos esperan disfrutar de una larga vida y una salud robusta, pues, como en el caso de Christos Kokkalis, no disponen de descendencia (aún). Eva Böhme, al igual que Erifili Parparoussis y Roxane Matsa, es miembro activo de un movimiento que antes habría sido impensable en Grecia, el país de los patriarcas: la asociación «Mujeres Griegas y Vino», que ya tiene más de cien miembros. Producen vino ellas mismas, son la fuerza motriz de alguna bodega, o trabajan de enóloga o sumiller. Su modelo es Stavroula Kourakou-Dragona, que fue durante muchos años jefa del Instituto del Vino de Grecia, y hace décadas participó decisivamente en la reforma de la ley griega del vino, siguiendo el modelo francés. Otra mujer del vino, Mary Flerianos, ha trabajado a lo largo de los últimos 35 años en diversas bodegas como enóloga competente. Además, produce personalmente algunos miles de botellas al año y da clase de analítica en la Universidad de Patras. Tantos nombres conocidos en la lista de la Asociación de Mujeres del Vino demuestran que las mujeres son una fuerza imparable en la vinicultura griega. No hay más que hablar con la presidenta, Kallie Papantonis, que lleva una finca vinícola en Argos (Peloponeso) junto con su hermano Antony, un soltero de 53 años. Allí hay una clara división del trabajo: él es el responsable de las cepas, y lo demás lo lleva la economista diplomada. La pregunta de quién es el jefe casi la indigna. «La jefa soy yo», explica con claridad, y continúa diciendo: «Los hombres sólo son machistas de puertas para fuera. En casa, son mansos y consultan a la mujer en cualquier decisión importante». Esto también lo confirman las mujeres que han venido a la finca de Kallie y Antony para despedirnos celebrando un banquete en la mesa larga. Algunas han recorrido un largo camino. Por ejemplo Nasly Triantafillou, que ha venido expresamente de la isla de Rhodos para poder presentar los vigorosos vinos de su finca Emery. Otras desempaquetan sabrosas viandas: una pierna de cordero, pollo en trozos, un pastel de espinacas, golosinas dulces. Conforme aumenta el número de botellas vacías, va subiendo el tono de las conversaciones, y el apetito es enorme y prolongado. Antony, sin ninguna posibilidad De repente, aparece un pariente de Kallie que es profesor de inglés, pero que podría perfectamente dar clase de música. Saca la guitarra y la armónica, y se lanza. Las mujeres del vino lo acompañan cantando, alegres. Al cabo de un rato, una se levanta y baila un amago de sirtaki, ante lo cual empiezan todos a bailar en corro alrededor de la mesa. Nosotros estamos en medio. Antony aprovecha la ocasión para mirar a Sabine, la fotógrafa, profundamente a los ojos (sin éxito), mientras una griega barroca obliga al visitante masculino a bailar haciendo flexiones de rodilla, para pasárselo después a la sumiller Maria de Atenas, de dulce sonrisa. De repente, el músico toca los primeros acordes de una conocida canción de despedida. Ha llegado nuestra hora, debemos abandonar Grecia. El avión no espera. Nuestros anfitriones nos abrazan cordialmente, nos besan. Les decimos por última vez «andio», hasta pronto, y lo decimos en serio. Nuestro consejo. Fogoso Meden Agen 2000 Kallie Papantonis, Argos Dos hombres, un enólogo y su hermano Antony, colaboran en la empresa, pero el tono lo da Kallie Papantonis. Como la finca está situada en Argos, ligeramente fuera de la región, el Agiorgitiko no puede llamarse Nemea, pero tiene sus mismas características. De aroma aún cerrado, con notas de tueste y humo; cuerpo medio, muchas especias y fuego. Recuerda a un buen Burdeos joven, aunque debería madurar uno o dos años más. Elegante Merlot 2002 Domaine Evharis, Megara Dos mujeres influyen en la estilística de los vinos de esta finca: la copropietaria alemana Eva Böhme y la enóloga griega Yoanna Davleri. Como hasta hace poco no estaba permitido plantar allí la variedad tradicional Agiorgitiko, Evharis apuesta por la Merlot (además de hacer un consistente Syrah). El resultado es un vino con finos aromas de guinda, elegante, de muchas capas, con un recuerdo de bayas; excelente potencial. Delicado Malagousia 2003 Roxane Matsa, Kantza La antigua variedad autóctona blanca Malagousia casi estaba extinguida, pero la directora del Instituto Griego del Vino, Stavroula Kourakou-Dragona, la resucitó. Roxane Matsa hace con ella un vino que huele a almendras, nueces y melones, con mucho brillo, delicadas notas frutales, un final impresionantemente largo y una elevada capacidad de producir deleite. Verdaderamente es un gran blanco de calibre internacional. Informarse antes. Organismo Nacional Helénico de turismo en España (Madrid) C/ Alberto Aguilera, 17, 1-Izq. 28015 MADRID Tel. +34 91 548 48 90 E-mail: turismodegrecia@infonegocio.com Embajada de Grecia en Madrid C/ Doctor Arce, 24 - 28002 Madrid Tel. +34 915644653 Fax. +34 915644668 Más información El Organismo Helénico de Turismo en Madrid ofrece, tras hacer petición telefónica, por correo o e-mail, todo tipo de mapas, folletos de información general por zonas y planos de ciudades. Buenos vinicultores La vinicultura está en ebullición en todas partes. En la Grecia central, en Macedonia central, al norte y en las islas. Nos hemos ceñido a las bodegas recomendables en la región de Atenas (Ática) y en la península del Peloponeso, que se alcanza en escasas dos horas de coche desde Atenas por una autopista nueva. En la mayoría de las fincas vinícolas hablan inglés, aunque se esfuerzan con otros idiomas. Se recomienda solicitar cita previa. Domaine Evharis Megara (Ática occidental) Tel. +30-(0)2960-903 46 Tel. +30 (0) 2960 903 46 o la oficina en Atenas Tel. +30 (0) 210 924 69 30 Mejores vinos: Evharis Estate (blanco), Merlot, Syrah, vinos dulces. Gaia Wines Nemea (Peloponeso) Tel. +30-(0)210-805 56 42-3 Mejores vinos: Nemea, Rosado, Assirtiko de Santorini. Christos Kokkalis Pyrgos/Elis (Peloponeso) Tel. +30-(0)173-600 39 10 y +30-(0)26210-540 69 Mejores vinos: Cuvée Mova, Trilogía (Cab. Sauvignon). Domaine Kokotos – Semeli Stamata (Ática oriental) Tel. +30-(0)210-621 81 19 Mejores vinos: Savatiano, Nemea. Spyros Lafazanis Nemea (Peloponeso) Tel. +30-(0)27460-314 50, Oficina de Atenas: +30-(0)210-555 55 01 Mejores vinos: Nemea y la colección Silogia de su segunda marca. Roxane Matsa Kantza (Ática oriental) Tel. +30-(0)210-665 90 58 Mejores vinos: Malagousia, Château Matsa. Kallie y Antony Papantonis Argos (Peloponeso) Tel. +30-(0)27510-236 20 Mejores vinos: Meden Agan (Agiorgitiko) Athanase Parparoussis Patras (Peloponeso) Tel. +30-(0)2610-43 86 76 Mejores vinos: Patras, Nemea, Sideritis (blanco), excelente brandy. Domaine Spiropoulos Tripolis (Peloponeso) Tel. +30-(0)27960-614 00 Mejores vinos: Mantinia, Porfyros (cuvée tinta), cava; interesante: es un eco-vinicultor consecuente. Domaine Tselepos Rizes Arkadias (Peloponeso) Tel. +30-(0)2710-54 44 40 Mejores vinos: Chardonnay, Traminer (muy bueno), Merlot, Cabernet Sauvignon. Domaine Vassiliou Korapi (Ática oriental) Tel. +30-(0)210-662 61 46 Mejores vinos: Savatiano, Mantinia, Erythros (cuvée tinta de Agiorgitiko y Cabernet Sauvignon). Otras bodegas interesantes Antonopoulos Vineyards, Paralia Patron (Peloponeso) Achaia Clauss, Patras (Peloponeso) Domaine Gioulis, Velo Korinthias (Ática occidental) Panos Lantides, Xirokambos (Peloponeso) Mercouri Estate, Pyrgos (Peloponeso) Oenophoros, Egion (Peloponeso) George Palivos, Nemea (Peloponeso) Georg Papaioannou, Nemea (Peloponeso) Domaine Skouras, Argos (Peloponeso) Hermanos Stavropoulos, Paleochori, Ilias (Peloponeso) Strofilia, Anavissos (Ática oriental) Las grandes bodegas conocidas, con representaciones por toda Grecia Tsantali, Kourtaki y Boutari, también presentan vinos con Denominación del Peloponeso (Nemea y Mantinia).

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