- Redacción
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- 1997-06-01 00:00:00
Topográficamente están a un tiro de piedra; geológicamente, son dos mundos. Geográficamente, Wehlen y Ürzig están separados por unos pocos kilómetros. A la derecha pasa el Mosela, a la izquierda se yerguen majestuosos acantilados. Allí crecen algunas de las mejores cosechas de Riesling del Mosela; las denominaciones de origen en las etiquetas rezan: “Wehlener Sonnenuhr” y “Ürziger Würzgarten”. Ambos nombres son sinónimos de las mejores calidades de Riesling. Sin embargo, los vinos se diferencian en aroma y estructura: especias y tonos terrosos junto a unos hermosos aromas frutales caracterizan a los vinos Riesling del Ürziger Würzgarten; las mejores cosechas de Wehlener Sonnenuhr poseen notas florales, melocotón y minerales.
Los buenos aficionados al Riesling son capaces, en catas ciegas, de localizar geográficamente las mejores cosechas. ¿Alarde, locura o absurdo acertijo? Nada de eso. La naturaleza del terreno tiene, además de otros muchos factores, una considerable influencia en el aroma de los vinos. Wehlener Sonnenuhr cuenta con un suelo pedregoso y erosionado de pizarra gris; Ürziger Würzgarten, contiene piedra arenisca roja y algo de pizarra roja, en la tierra vegetal. Esta diferencia es la que inclina el fiel de la balanza. También es la que crea la fabulosa diversidad entre los vinos del mundo.
El terruño es un factor muy importante dentro de un todo que vuelve incomparable la situación de los viñedos en Alemania: la roca, el relieve del terreno, la orientación e inclinación de las laderas y el clima.
Clasificación de los viñedos
Ya en el siglo XIX existía un enorme interés por la situación y orientación de los viñedos, y la importancia de estas variables para la calidad final del vino. Los prusianos llevaron a cabo en el Mosela la primera clasificación de viñedos detallada y fundamentada científicamente que se hiciera en el mundo. Catalogaron y valoraron las escarpadas laderas, y el resultado se publicó en el año 1868 como Mapa de la Viticultura del Saar y el Mosela. Esta valoración aún hoy continúa vigente y ha sido reeditada últimamente bajo los auspicios del especialista en vino Stuart Pigott.
Terrenos de cultivo
El terruño no sólo es algo dado por la Naturaleza, formado de origen. Los suelos de los viñedos son tierras de cultivo. También el hombre influye en ellas trabajándolas y colaborando así en su evolución. Un ejemplo serían los saneamientos de extensos campos de viñas llevados a cabo en los últimos años. Sólo podía mantenerse en el mercado del vino quien pudiera andar con los tiempos de la mecanización. La mecanización exigía grandes parcelas, a ser posible colindantes y bien comunicadas por caminos. De modo que empezaron a reunir, mover, rellenar, mejorar y redistribuir. Desaparecieron viejas parcelas de antiguo nombre y, con ellas, los vinos que allí se elaboraban por separado, con sus peculiaridades. Se hicieron parcelas grandes y aisladas para facilitar así el trabajo de administración de los vinos producidos. El significado del origen geográfico fue perdiendo importancia y la variedad parecía súbitamente más importante.
Cambio de tendencia
Pero todas las modas acaban, nuevas tendencias ganan en importancia y, a menudo, lo nuevo acaba siendo una reflexión sobre lo viejo. Actualmente, importantes viticultores han recuperado con fuerza el valor de la elaboración y de la característica geográfica. Especialmente los viticultores innovadores de Mosela-Saar-Ruwer concentran la elaboración de sus vinos Riesling, sobre todo en las condiciones de sus famosas tierras. Es aún más emocionante cuando el surtido no se reduce a Riesling Kabinett, Cosecha tardía (“Spätlese”) y Vino de la primera helada (“Eiswein”), sino cuando se pueden degustar también, diferenciadamente, los vinos procedentes de cinco suelos distintos. Aquellos que sean capaces de distinguir el sabor particular y único de cada tierra deben sentirse muy felices.