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D.O. en alza: Cualquier tiempo pasado fué mejor

  • Redacción
  • 1997-10-01 00:00:00

Abajo tópicos, lugares comunes, viejos estereotipos, clichés y demás frutos de la ignorancia enológica. Aquí están los vinos que rompen esquemas y quiebran la pereza mental. ¡Quién dijo que en Jumilla no se elaboran grandes tintos! ¿Hasta cuándo la imagen de tierra para graneles alcohólicos, tintos de colorear, y demás zarandajas? En Jumilla, la naturaleza se enamoró del viñedo pero el cielo fue avaro con el agua, y el viticultor debe suplirlo con ingenio y sin cortapisas. Cuando lo hace, y el vino se elabora con buena técnica, el resultado es soberbio.
Algo se mueve en Cariñena, donde el granel de Garnacha ha cimentado una fortuna que los tiempos actuales va lentamente disolviendo. Aquí, donde nació un varietal extendido por medio mundo, la Cariñena, que apenas si hoy ocupa lugar en el viñedo, hay gentes empeñadas en demostrar que los vinos pueden ser actuales, con una personalidad apabullante y un nivel de calidad superlativo.
O en Extremadura, debatiéndose entre la servidumbre del blanco para destilado y la calidad que hoy significa tintos luminosos, de aroma profundo y perfumado, de paladar sorprendentemente suave. Vive todavía Fermoselle y los impresionantes Arribes del Duero, en ese estado de duermevela que parece atenazar a tantos rincones olvidados de nuestro país, a la espera del necesario impacto comercial que la saque de la ensoñación. Porque en esta pequeña zona vitivinícola se dan las condiciones para un despertar dinámico y esperanzador.
Mejor suerte han tenido los vinos de Ribeira Sacra. La belleza galaica de la zona, las impresionantes terrazas de viñedos sobre el Miño y el Sil, el paisaje boscoso de robles y castaños... y sobre todo la uva Mencía en todo su esplendor, han conseguido el milagro.
Al socaire del prestigio minoritario pero espectacular de Priorato, en Falset se cotizan los vinos a lo grande, impulsando así un resurgimiento necesario.
Porque no hay denominaciones ni regiones vitivinícolas españolas en las que no puedan elaborarse grandes vinos, personales, actuales, sinceros y sabrosos. Que tales son los parámetros de toda viticultura de futuro.
Carlos Delgado

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