- Redacción
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- 1997-12-01 00:00:00
La realidad virtual de la informática sólo refleja una pequeña parte del mundo del vino. Es un consuelo: los vinos nobles son un producto de la naturaleza, cuidados con cariño por la mano del hombre durante meses, incluso años. El mundo virtual de los bits y bytes quizá pueda sustituir a los soportes de la información, pero jamás podrá sustituir al placer de beber.
Hace ya más de una generación que, a partir de las tarjetas perforadas de la producción industrial tardía, fue desarrollado el precursor del ordenador actual. Aunque Hugh Johnson en su “Historia del Vino” hable del “nebuloso origen del vino”, una cosa sí es segura: en lo que respecta al nacimiento del vino podemos hablar tranquilamente de milenios. Las uvas y las personas que las recogen existen desde hace más de dos millones de años. Y hay pruebas de que se hacía vino con esas uvas desde hace diez mil años. En comparación, la era del ordenador nació hace sólo un instante, no dura ni una única “frecuencia de reloj” de un procesador moderno Pentium, por expresarlo en el lenguaje de los ordenadores.
Variedad de programas
Sea como fuere, ya hace más de una generación que podemos contar con él, con el ordenador, como ayudante. Algunos le tienen afición, otros ya no pueden imaginarse la vida sin él. Es de suponer que en un período de 25 años todos los campos de la vida, hasta sus rincones más ocultos, ya estén registrados, comprendidos, estructurados y limpiamente clasificados en programas.
El algunos campos, esto seguramente responde a la realidad: por ejemplo, con los programas de contabilidad se tiene la impresión de que hay uno creado especialmente para cada propietario de ordenador. Como, aparentemente, el Hombre es un ser lúdico y en la actualidad, al contrario que en los inicios de la Revolución Industrial, el tiempo libre es superior al tiempo de trabajo, existen juegos de ordenador como si el tiempo libre tuviera que ocuparse con ellos. Dominan las orgías de tiros y, en la mayoría de los casos, la necesidad de emplear el intelecto es bastante modesta.
En ello se perfila un esquema de usuario que, entre otras cosas, explica también por qué precisamente el Mundo del Vino elude en gran medida las formas tradicionales de elaboración electrónica: el vino es patrimonio cultural por excelencia. Pero lo mismo puede asegurarse de la Pintura. Entonces, ¿por qué se pueden encontrar innumerables discos CD-ROM que nos acercan colecciones de cuadros y tan pocos que se dediquen al vino? Un intento de explicación sería que un cuadro, en definitiva, tiene menos dimensiones que el vino. Un cuadro pintado es bidimensional, pero dos dimensiones solas harían degenerar un vino, convirtiéndolo en una caricatura de re-producción. El vino se percibe a través de tantos sentidos que se resiste a una clasificación por medio de ceros y unos, base del lenguaje informático.
La restricción es importante
¿Qué sentido tiene, pues, el matrimonio entre el vino y el ordenador? Lo tiene allí donde actúe sobre más sentidos. Por ello, las aplicaciones tradicionales del ordenador pasan a un plano más secundario. Un programa sencillo, distribuido en soporte disquete, pronto agotará su aliciente, a no ser que, desde el principio, sólo pretenda cubrir una parte diminuta del tan grande Mundo del Vino. Un programa de administración de bodega sólo tendrá sentido, pues, si se restringe exclusivamente a dicha finalidad. Si se siente llamado a más, pronto se alcanzará el límite de los soportes de datos, con su escaso volumen de memoria.
En el campo del vino, Multimedia no sólo es un lema de la modernidad, sino probablemente la premisa para que a los aficionados al vino se les ocurra caer en la tentación de liberar al ordenador de su condición de ayudante para ennoblecerlo con la de amigo. Multimedia: se emplea el máximo de medios, para dirigirse a los sentidos del usuario y observador, para ofrecerle un deleite por todos lados. Información en palabra e imagen, sonidos en forma de palabras, ruidos y música.
Los sonidos serían lo más sencillo
Multimedia es un acercamiento al vino y, finalmente, no deja de ser una muleta. ¿Qué ordenador será capaz de transmitir el sabor de un Sauternes con su magnífica podredumbre noble, envejecido durante lustros? ¿Con qué programa emitirán los altavoces el perfume del heno, de las acacias, de la grosella negra, del cuero y del tabaco? El “plop” del corcho cuando se extrae de la botella aún podría imitarse. ¿Pero cómo podría generar el ordenador esas maravillosas sensaciones que deja un gran vino, incluso varios minutos después de beberlo?
Gracias a la informática, actualmente uno puede internarse peligrosamente lejos por el interior del mundo virtual, es decir, artificial. Los sensores para las manos y unas gafas enormes en la cabeza son capaces de sugerirle que se está moviendo por un mundo “real”, que no es más que el espejismo de hechos falsos, nacidos del vientre de la memoria del ordenador. Se puede coger una botella de Château Pétrus, se cree oir por los auriculares el “gorgojeo” que se produce al escanciar, quizá incluso se perciba el olor adecuado al abrir una botellita de aroma con la orden informática correspondiente en el momento adecuado. Pero cuando llega el momento en que el noble líquido ha de bajar por la garganta, el mundo virtual se transforma en locura. En el caso del vino, nada ni nadie pueden sustituir a la realidad. Gracias al vino.
Profesional y privado
También en el tema del vino y el ordenador hay que distinguir los campos profesional y privado. En el campo profesional, mientras la administración sólo tenga que gestionar algunos miles de botellas, aún podrá manejarse bien con el sistema de la cuenta de la vieja, tanto para la elaboración como para el almacenado. Pero cuando la producción sea de varios millones de botellas, encontraremos la informática por todas partes. Para el campo profesional, están ya operativas multitud de soluciones especializadas según el sector.
En el ámbito privado o el hogar hay que distinguir tres campos: pri-meramente, el software de vinos clásico, que sigue en el mercado exclusivamente en soporte disquete. Después, la opción del CD-ROM, que tiene cuarenta veces más capacidad de memoria que los disquetes y que se lee con un aparato basado en el mismo principio técnico que el lector del CD del equipo de música; por eso no se pueden sobreescribir (ROM significa Read Only Memory). El CD-ROM clásico ya empieza a tener que competir con el CD-ROM de la tercera generación, que tiene un capacidad de memoria 15 veces superior. Es capaz de almacenar datos dos veces delante y dos detrás, respectivamente (las pistas de datos están superpuestas), por medio de un procedimiento que registra casi cuatro veces más datos sobre la misma superficie. El tercer campo es, actualmente, el más interesante para el usuario doméstico: quien busque información sobre el Vino puede hacerlo durante horas en el Internet.
El software clásico
Tan pronto como en la propia bodega haya más botellas de las que se puedan abarcar con un golpe de vista, se plantea la siguiente pregunta: ¿cómo mantener la organización? No sólo se trata de distinguir los vinos blancos de los tintos, y de crear subcategorías con algunos vinos concretos. Para eso sería suficiente un sencillo programa de cálculo; para los que tengan suficiente con esto, les bastará una hoja de cálculo Excel; de todas formas, quien desee algo más amplio, puede hacer uso de una base de datos FileMaker, que ya existe en versión relacional, es decir, que permite cualquier asociación.
CD-ROM: sorprendentemente pocos
CD son, naturalmente, las siglas de Compact Disc: en un disco hay música o, más aún, información total. La oferta aumenta cada año en miles de títulos. En uno de esos denarios plateados, actualmente, se pueden almacenar datos hasta un volumen de 650 megabytes. Por eso, en un CD-ROM, nombre del soporte informático de datos, también pueden almacenarse (casi) sin problemas sonidos, películas, imágenes y textos en cantidad (casi) infinita. Técnicamente, esto también sería posible en un disquete, claro, pero los 1,44 MB (sin comprimir) rápidamente ponen límite al deseo de Multimedia.
Los precios de los lectores han bajado tanto últimamente que ningún fabricante de ordenadores se atrevería a vender el aparato sin un lector de CD-ROM, máxime cuando éste también es capaz de leer CDs de música normales. Los aparatos actuales garantizan un acceso rápido a los datos; los estándares giran ocho veces más deprisa que los CDs de música habituales, actualmente incluso hasta veinticuatro veces más deprisa, y consiguen la reproducción de películas sin saltos ni sacudidas. Ya existen aparatos para grabar CD-ROM en casa, a precios civilizados, aunque aún no sean tan accesibles como los lectores.
El ancho mundo de la red
Son necesarios: un ordenador, un Modem, el Software preciso y mucho, mucho tiempo... y ya puede empezar la caza de información sobre los vinos en la World Wide Web. Los factores decisivos son el Modem (rápido) y más y más tiempo. El tiempo no se necesita porque la búsqueda sea tan ardua como la de la proverbial aguja en el pajar. Muy al contrario: las informaciones sobre el vino brotan a borbotones de la red.
Pero si muchos miles de usuarios navegan simultáneamente por Internet, puede pasar mucho rato hasta que hayan llegado a la pantalla del ordenador las páginas solicitadas. Y en parte, lo que hace más laboriosa la búsqueda es cierta debilidad por el arte que parecen tener los relacionados con el vino. Muchas de las páginas son tan ricas en imágenes e ilustraciones que uno se puede ir a tomar café tranquilamente hasta que se haya completado la página. A menudo, se conseguiría más con menos, especialmente en lo que respecta a las imágenes, que muchas veces sólo son adornos adicionales. Los gráficos que incluyen información aún pueden considerarse justificados...
Si no se está buscando algo concreto, lo mejor es utilizar un robot de búsqueda (Yahoo, Altavista) y teclear, por ejemplo, “Wine”. Es bastante más productivo que utilizar la palabra española “Vino”, porque Internet es de origen americano y, en consecuencia, está más desarrollado en Estados Unidos que en ningún otro lugar. Pero aun así, marcando Vino en Altavista aparecen 15.622 documentos, aunque marcando Wine aparecen 190.773 documentos, a 30 de octubre del 97. Cuando salga a la calle este ejemplar, probablemente serán bastantes más. Se encuentra de todo, desde la sencilla Homepage de un aficionado al vino que no quiere comunicar nada más que su existencia y su amor por el vino, hasta un amplio banco de datos. Allí se pueden hallar informaciones sobre cada uno de los vinos, regiones, variedades de uva utilizadas e incluso hasta la posibilidad de hacer un pedido “online”, por ordenador. Pero si decide pagar online, debería tomar algunas precauciones. Aún existen lagunas en el sistema de seguridad del pago electrónico: recuerde que para hacer la transacción es necesario comunicar el número de la tarjeta de crédito, aunque bien es cierto que últimamente se están tomando medidas para lograr una seguridad casi total.
Werner Zuber