- Redacción
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- 2002-11-01 00:00:00
Este país que sólo recuerda su historia cada cuatrocientos o quinientos años vive estos días inmerso en el Escorial y en la exaltación falaz e interesada de aquel monarca negro, inquisidor, rígido y cruel que fue Felipe país. Se han desempolvado documentos y reaparecen convertidos en publicaciones oportunistas entre las que, de acuerdo con los vicios de nuestra época, no pueden faltar las investigaciones sobre el comer y el beber de aquella, de la opulenta corte y del sufrido pueblo. En algo coinciden, y es en que el discutido monarca fue el mejor valedor de los vinos de Valdepeñas, y la corte recién instalada en Madrid, su mejor mercado. Tan insaciable, tan reseco el gaznate, que las tasas impuestas a ese comercio sirvieron, en tiempos del Rey Alcalde Carlos III, para ornar la capital con buena parte de los mejores monumentos que aún hoy son emblemas urbanos.
Veinticinco vagones de vino llegaban diariamente a la capital en cuanto Valdepeñas inauguró su línea ferroviaria, a mitad del siglo pasado. Y procedían de un solo productor, del mismo modo que ahora otro de ellos surte más de 1.500 cajas diarias. Eran los de entonces claretes ligeros elaborados con mezcla de uvas blancas y tintas, mientras hoy la blanca Airén va siendo rápidamente reemplazada por la Cencibel -la variedad manchega de tempranillo- en una política que apuesta por el tinto de calidad, incluso por la crianza en barrica. Las inversiones en esta línea, auspiciadas por el Consejo Regulador, son muy importantes, y el parque de barricas supera ya las 35.000.
Es éste un Consejo con presidencia prácticamente bicéfala, alterna, para respetar así la voluntad de los electores: un eterno empate entre los dos bloques, el de los bodegueros embotelladores y el de los viticultores. Y es que el futuro de esta D.O., una isla en el mar de La Mancha de la que se independizó en el 68, sigue siendo objeto de polémica, entre cantidad y calidad, entre calidad y precio, entre graneles y embotellados, entre blancos y tintos, en definitiva, entre los hábitos del pasado, ciertamente rentables durante largos siglos, y la previsión del futuro, más exigente, más arriesgada y por supuesto, más cara.
Son cuatro mil productores de talante individualista. Son 34 bodegas, algunas descomunales, otras mimosas. En el término municipal de Valdepeñas se reúne más de la mitad de las viñas de la D.O. El resto se reparten en nueve pueblos, en una orografía que parece diseñada para la buena viña. Algo que se refleja ya en la obra de algunas bodegas y en los resultados de catas ciegas, donde sorprenden marcas de Valdepeñas. Otra cosa es hacer llegar esos resultados al conocimiento del gran público, prestigiar en lo que valen esos blancos frescos y afrutados, esos tintos con delicado toque de madera y, sin duda, con la mejor relación calidad precio de este país. Un secreto que solo los conocedores comparten.
La DO en cifras
Sede del Consejo Regulador
C/ Constitución
13300 Valdepeñas (Ciudad Real)
Tel. 926/ 32 27 88
Fax. 926/ 32 10 54
Presidente: Enrique Martín Peñasco.
Secretario: Juan Manuel Cruz.
Superficie de viñedo inscrita.................................. 28.706 Has.
Viticultores inscritos............................................ 4.072
Variedades autorizadas
Blancas: Airén, Macabeo Tintas: Cencibel, Cabernet sauvignon, Garnacha.
Producción año 97: 69.722.843 l.
Calificación de las últimas añadas
90(MB) 91(MB) 92 (B) 93 (EX) 94 (B) 95 (MB) 96 (MB) 97(B)