- Redacción
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- 1999-09-01 00:00:00
Margas espesas y blandas forman ondulados cerros y laderas de color blanquecino, poblados de cortijos y lagares, de olivar y viñedo, de ánforas y mosaicos romanos anteriores a Jesucristo con figuras y leyendas alusivas a la vendimia... Los vinos de Montilla-Moriles son un valioso patrimonio legado de padres a hijos, de generación en generación, cuyo origen es anterior a la llegada a España de las primeras civilizaciones mediterráneas de helenos y latinos, hacia el siglo VIII a.C.
Los vinos de los pueblos de la zona se vendían como Montilla o como Moriles. La fructífera pareja comenzó a entenderse como tal a partir del Convenio de Madrid, en 1891, y es el Estatuto de la Viña y el Vino de 1932 el que ampara legalmente la zona de producción y crianza, el nombre que sólo podía ser exhibido por los vinos de dieciocho villas seleccionadas en la región.
La ruta del vino de Montilla-Moriles tiene forma de elipse báquica, dieciocho municipios cuyos focos geométricos son Montilla y Lucena. Son tierras de clima mediterráneo, casi continental, con lluvias comedidas, de 500 a 1000 metros cúbicos por metro entre los terrenos más secos y los más húmedos; de veranos largos, cálidos y secos e inviernos cortos y no muy fríos. Es este clima el que hace que Montilla y su zona inauguren todos los años el proceso vitivinícola del campo español, adelantándose en un mes a la vendimia de otras comarcas españolas. La uva característica es la Pedro Ximénez, la que extrae lo mejor de ese clima y alcanza un contenido alcohólico que permite una elaboración natural, sin necesidad de fortificarla, sin más que una crianza paciente, lenta, al menos un año en botas de 500 litros. Nadie olvidará la mágica experiencia de haberlo probado directamente salido de la cuba, fresco o con restos de flor.
Sin duda, el más universal de todos los tipos de vinos que se elaboran en Montilla-Moriles es el Fino, resultado de la crianza bajo velo de flor, durante años. De color pálido amarillento, de aroma punzante, seco y levemente amargo al paladar, se disfruta solo o bien acompañado de mariscos, tapas y entremeses. Pero no es el único. En las botas de roble americano que descansan en naves catedralicias envejecen amontillados, olorosos y el Pedro Ximénez mediante el singular sistema de criaderas y soleras.
Es el Primer Consejo Regulador español que promovió campañas publicitarias genéricas. Constituido en 1944 se fijó desde su nacimiento dos líneas de trabajo primordiales: la calidad y la promoción. Así, en el año 1951 sacó a concurso un eslogan para sus vinos. Llegaron miles de cartas, de España y de muchos países, y el premio -10.00 pesetas- acuñó la frase del doctor Juan José Arístegui que en poco tiempo se popularizó y hoy es ya histórica: “La elección es bien sencilla, o Moriles o Montilla”.
La DO en cifras
Sede del Consejo Regulador: C/ Ronda de los Tejares, 24 - 5º
14001 Córdoba.
Tel. 957 47 54 84 Fax. 957 47 75 19
Presidente: José Luis Vilches.
Secretario: Manuel López Alejandre.
Superficie de viñedo inscrita ..................................... 10.100 Has.
Registro viticultores ........................................................ 4.421
Variedades más extendidas:
Blancas: Pedro Ximénez, Layrén, Baladí, Verdejo, Moscatel.
Producción media: 65 millones de litros.
Calificación de la última cosecha: Excelente.