- Redacción
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- 1999-11-01 00:00:00
T ras cada cerro, tras cada empinado repecho, aparece otro nuevo, y otro, y uno más hasta allí donde el mar impone su ley. De pronto el vértigo del acantilado deja en suspenso la sucesión de viñas, muda en azul o en gris el brillo de los verdes y suma en una melopea resonante los cantos de sirena a las estrofas báquicas. Y la boca enmudece, y hasta el corazón calla, asombrado, para escuchar mejor.
En el estrecho cuello que define la silueta de la isla de Tenerife crece el viñedo más extenso de las Canarias. Son 2.422 ha. que suponen la quinta parte de los viñedos de las islas y que configuran un paisaje fértil de cuidados minifundios que contrasta con el desértico sur de la isla. Allí, puesto que el cerco del mar las defendió del ataque de la filoxera, se han conservado variedades de uva seculares, las Listán, Negramoll, Marmajuelo, Gual, la adaptada Gomera o la famosa Malvasía, tal como llegaron en el equipaje de los colonizadores “godos”. Cepas que se acomodan a distintas alturas, desde los 100 a los 1.000 metros de la larga cola de la falda del Teide, se regodean con un clima dulce, ajeno a la humedad de los vientos alisios y se alimentan de la riqueza de un suelo volcánico.
Cada año, a lo largo de la última semana de Mayo, Tacoronte se viste de fiesta para celebrar al vino. Una de esas semanas, junto al edificio más bello y emblemático de la ciudad, la Alhóndiga, construida en el Siglo XVI como granero comunitario, nació oficialmente la Denominación de Origen, la primera canaria, rubricada el año 86. Nacía como defensa frente a fraudes exteriores, para preservar la tipicidad en el interior y para promover la información y el comercio de sus vinos, tan desconocidos.
Aunque no siempre fue así, la fama y el aprecio que gozaron los vinos canarios y específicamente los malvasías de esta zona, rozan lo mítico y ha llenado páginas de leyendas bucaneras y hasta las inmortales obras de Shakespeare quien bautizó a Falstaf, por la afición a esas copas, con el apodo de “Sir John Canaries”.
Tampoco la defensa de sus vinos por parte de los productores es nueva. Ya en 1563 está fechada la primera legislación que prohibía la importación de vinos de fuera de la isla. Pero la labor fundamental es la interior, la inversión en elaboración, crianza y embotellado que vienen realizando las 42 bodegas inscritas, 30 de las cuales ya embotellan. Se dedican, sobre todo, a vinos tintos -80% de la producción-, tintos tradicionales de graduación entre 12 y 13 %, muy frutales y con un delicioso amargor tánico; tintos de maceración carbónica complejos y vivos, y crianzas, unos con solo 6 meses de barrica de forma que el toque de madera no afecta a su juventud, y otros al modo clásico, aunque novedosos en la zona, con un año en madera y otro en botella. Pero el catálogo es amplio y la sorpresa permanente.
La DO en cifras
Sede del Consejo Regulador: Ctra. gral. del Norte nº 97
28350 Tacoronte (Tenerife)
Tel. 922 56 01 07 Fax. 9922 56 11 55
Presidente: Lourdes Fernández.
Secretaria: Mª Paz Gil Díaz.
Superficie de viñedo inscrita ..................................... 1.385 Has.
Registro viticultores ........................................................ 1.646
Variedades preferentes:
Blancas: Gual, Malvasía, Listán Blanco, Marmaluelo.
Tintas: Listán Negro, Negramoll.
Variedades autorizadas: Tintilla, Moscatel negro, Malvasía rosada, Pedro Ximenz, Moscatel, Verdello, Vijariego, Forastera blanca y Torrontés.
Producción de la última vendimia: 2.200.000 Kg. de uva.
Calificación de la última cosecha: Muy Buena