- Redacción
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- 2000-03-01 00:00:00
E l castillo, que podría ser escenario de un fantástico cuento de Tolkien, es lo que se conserva de la ciudadela construida por los musulmanes en plena Edad Media, y sigue vigilando impasible los cambios a sus pies, la ininterrumpida actividad viticultora, desde el siglo XVI.
La D.O. de Almansa es la más occidental de Castilla-La Mancha y la impresionante fortaleza que rompe el árido horizonte recuerda su carácter fronterizo y el de sus vinos, entre La Mancha y el Levante, entre Valdepeñas Mancha, y del otro lado, Jumilla y Yecla.
Su altitud, de 1.000 a 700 metros, y su continentalidad marcan el duro clima de la zona: en verano los termómetros cantan los 40 pero las noches son frescas, y los inviernos gélidos, con días prístinos y un vientecillo cruel a 10 ó 15 grados bajo cero. Las lluvias no visitan con mucha frecuencia estas tierras, aunque cuando lo hacen es a conciencia. Todas estas condiciones han sido propicias para seguir cultivando unas variedades resistentes, como la Monastrell y la Garnacha tintorera una de las raras variedades de pulpa tinta, que tradicionalmente se transformaban en unos vinos recios, muy coloreados y altos de grado, un “reconstituyente” óptimo para fortalecer vinillos ligeros de otras zonas.
Así, aunque el nombre de Almansa no trascendía del ámbito local, su producción íntegra tenía salida garantizada, y desde que se creó la Denominación de Origen hasta hoy mismo ninguna vendimia ha sido excedentaria. El arranque de cepas es mínimo y, por el contrario, la política del Consejo Regulador y el deseo de los propios viticultores es invertir en la mejora de las condiciones de las viñas, para paliar el castigo que la sequía viene infligiendo durante las últimas campañas. Pero aquellos tiempos del granel han quedado atrás gracias a la labor de Mario Bonete y sus hijos en una de las bodegas más antiguas de la zona, Piqueras.
Ellos han marcado el camino hacia el embotellado, hacia la incorporación de viñedos de Cencibel, la vendimia temprana y la crianza en barrica. Prácticas que se van imponiendo en los nueve municipios que constituyen la D.O y que han demostrado el potencial de la uva y la tierra para gestar vinos de calidad, modernos, plenos y cubiertos. Poco ha cambiado la tierra, aunque el aspecto de las plantaciones ha impreso un sello nuevo. La variedad más cultivada sigue siendo la Garnacha tintorera, pero los vinos más apreciados, los que demanda el consumo actual son los que se gestan con la Cencibel, la Tempranillo manchega. La primera bodega de Almansa que comenzó a combinar Tempranillo y Monastrell y a criar en barrica alcanzó inmediatamente el reconocimiento de la crítica y el placet de los bebedores, y ese fue el detonante para que otras bodegas y cosecheros de la zona siguieran la misma línea. Pero a pesar de la inversión en mejora tecnológica de las bodegas, a pesar de la experimentación en nuevas cepas y de los óptimos resultados que viene dando el cuidado enológico, Almansa se enfrenta con la dificultad de un mercado nacional saturado, movido por los vientos de la moda y cargado de prejuicios. Así el refrendo más palpable lo recibe de las cifras de exportación y los premios en catas concurso donde esta discreta y pequeña D.O. no cesa de sorprender.
La DO en cifras
Sede del Consejo Regulador:
C/ Méndez Nuñez 5. Aptdo 158.
02640 Almansa (Alicante) .
Tel. 967 34 02 58 Fax. 967 34 02 58.
Presidente: Mario Bonete.
Secretario: Antonino Maciá Vicente.
Superficie de viñedo inscrita ............................... 7.000 Has.
Variedades autorizadas:
Tintas: Monastrell, Garnacha Tintorera, Cencibel.
Blancas: Merseguera, Airén.
Producción media: 8 millones de kilos de uva.
Calificación de las últimas cosechas (95-99): Buena.