- Redacción
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- 2000-07-01 00:00:00
Surcó los mares nuestro valiente aventurero Cristobal Colón con sus tres hermosas carabelas, cuyas bodegas estaban bien pertrechadas de barricas de vino. Era un blanco procedente de Lepe, situado entre Ayamonte y Huelva. Son muchas las leyendas que cuentan que en este tiempo en el que España descubría el -para ella- Nuevo Mundo, dio a conocer a los mal llamados indios la exquisitez de los vinos de Huelva. Un recuerdo muy vivo puesto que hoy, la ruta del los vinos del Condado pasa por La Rábida, por Palos y por Moguer, hitos del histórico viaje. Con el paso de tiempos y vientos, el antiguo Condado de Niebla, hoy Condado de Huelva, había labrando los surcos de una próspera producción de vinos generosos. Aun así, conseguir la clasificación como finos y olorosos le ha costado una larga lucha legal frente a los gigantes vecinos de Jerez.
Por aquel entonces, la producción de esta comarca tenía fama y reconocimiento en todos los puntos de nuestro país, era la herencia de fenicios y romanos y regaba los paladares de la fría Europa del norte. Era la época dorada para una región que, con el paso de los años, se ha convertido en una tierra color fresa. Una sensible transformación que ha reducido el viñedo desde las casi 20.000 ha. de los años 70 a las 6.000 actuales.
Sus bien cincelados límites están señalados por la desembocadura de los ríos Tinto y Odiel en la ciudad de Huelva, al oeste del Condado, y la desembocadura del Guadalquivir, al este. Sus suelos arenosos, permeables, fértiles y de un alto contenido en cal permiten un rendimiento de la vid que poco tienen que envidiar a las zonas lluviosas.
A una altitud de entre 50 y 200 metros sobre el nivel del mar, mira altiva unos viñedos de tez verde y aires marinos, la variedad propia, Zalema (75%) y. en menor medida, la Palomino, Listán de Huelva, Garrido fino, Moscatel de Alejandría y Pedro Ximénez. Mimados e iluminados por un sol que apenas suaviza su fortaleza con los vientos del oeste; de ahí que llamen a su costa Costa de la Luz.
El Consejo Regulador nació en el 63, y ha tenido que enfrentarse a la caída de demanda de vinos generosos. Para paliarla tuvo el acierto de ser la primera región andaluza en autorizar la producción de vinos blancos de mesa.
Integrada por diecisiete municipios (destacan Bollullos Par del Condado, La Palma del Condado, Almonte, Manzanilla y Villalba de Alcor), produce ahora, fundamentalmente, vinos blancos. Unos son los jóvenes elaborados con la variedad Zalema, que lucen un amarillo pálido y desprende un aroma delicioso, intenso e inconfundible. Otros son los vinos generosos, Condado Pálidos, de Palomino, y el Condado viejo, dorado, criado por el sistema de soleras que, por la profundidad y permanencia de su aroma y su largo posgusto, es la pareja de hecho del jamón de estos pagos.