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Aragón es una fuerte reserva de variedades tintas autóctonas. No solo por sus buenas garnachas o la magnífica Cariñena, o Mazuelo, como gusten llamarla. Se empieza a investigar en serio las posibilidades de uvas como la Parraleta o la Moristel en Somontano. Subsiste en la zona de Cariñena una rareza llamada Vidadillo, así como la llamada Juan Ibáñez, algo más conocida y autorizada por la Denominación de Origen. Incluso en algunas comarcas vitivinícolas antiguas se usa la Provechón, una tinta poco conocida fuera de la región. Pero hace tiempo que las variedades foráneas famosas se usan con profusión, desde que se plantaron hace años con excelentes resultados. Las Tempranillo, Cabernet, Merlot, Syrah, Pinot noir, están dando vinos de fuerte personalidad, aptos para recibir una crianza moderna, con maderas nuevas.