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Tierras de vino y buenos manjares

  • Redacción
  • 2000-09-01 00:00:00

En Aragón abundan las comarcas donde el vino constituye uno de sus principales medios de vida. Cariñena es la más experimentada de sus cuatro Denominaciones de Origen, de antigua tradición vinícola y vinos de merecida fama. Abarca 17.000 ha. de viñedos de catorce municipios. Campo de Borja es una bonita demarcación de 7.000 ha. que llega hasta las estribaciones del Moncayo, en la provincia de Zaragoza. Calatayud cuenta con un patrimonio vitícola envidiable, suelos muy aptos, e ideales condiciones climáticas, aunque todavía con una baja producción. Somontano, cuyo centro es Barbastro, es la más joven de las denominaciones aragonesas. Es una comarca dinámica, que ha recuperado sus excelentes variedades autóctonas, además de experimentar con éxito con las cepas nobles de la viticultura francesas. Pero Aragón tiene otras comarcas vitivinícolas, algunas con un gran futuro, como la del Bajo Aragón, en Teruel. Otras, como la de Alto Jiloca, Valle del Cinca, Muniesa o Valdejalón, todavía se encuentran bajo el dominio del granel. Los tintos de crianza aragoneses se llevan bien con los exquisitos corderos, llamados allí ternascos, con las carnes guisadas a la chilindrón. La caza mayor casa magistralmente con esta clase de tintos. De sus originales quesos, destacan por su fuerte personalidad el de Tronchón, el del valle de Ansó y el de la comarca de Tarazona, próxima al Moncayo. Y no olvidemos los productos del cerdo de Teruel, especialmente el jamón, pleno de sabor y aromas.

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