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Con tapón de corcho

  • Redacción
  • 2000-11-01 00:00:00

No todo el vino espumoso está elaborado con el método tradicional (o “chamenoise”). El espumoso se puede elaborar con varias fórmulas: la más sencilla es la que le añade gas carbónico al vino, tal y como se elabora la gaseosa. La gran mayoría son bebidas sin calidad, hechas a partir de vinos con defectos o de segundas prensadas. Edulcorados para que estas deficiencias se noten lo menos posible. Existen también los “granvás”, elaborados en grandes depósitos de acero inoxidable, herméticos como una gran olla a presión. Aquí la burbuja es endógena, producida por una segunda fermentación en ese depósito. En Italia existen varias comarcas que elaboran vinos de calidad con este método, al igual que en Alemania o Estados Unidos. Este método abarata los costes de un vino con un mercado importante entre consumidores poco exigentes. Pero el espumoso estrella es el conseguido cuando la segunda fermentación tiene lugar en botella, con estancia en cavas a baja temperatura y fermentación lenta. Los cavas deben estar al menos nueve meses en el silencio de la cava encerrados en la morada de la botella. El champagne deberá estar un año como mínimo para tener derecho a la vitola correspondiente. Existe también otro método intermedio, que es el fermentado en botella, pero ya en desuso en Europa.

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