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Los vinos generosos constituyen una de las tipologías más genuinas de nuestro panorama vinícola. Son vinos de una graduación alcohólica alta, entre 15 y 23%, obtenidos mediante sistemas de crianza muy peculiares. Los más conocidos y arraigados se elaboran en Andalucía, sobre todo en Montilla-Moriles y Jerez. Dentro de los generosos existen varios categorías según el método de elaboración, crianza y vino base empleado. Uno de ellos es el amontillado. Su proceso particular de crianza incluye una fase inicial bajo velo en flor -de semejantes características y duración que la del fino- seguida de una fase de crianza oxidativa. Es decir, es un fino que, al oxidarse y perder sus atributos, continúa su crianza en las características botas de roble, con la tradicional práctica de las soleras y criaderas.