- Redacción
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- 2001-09-01 00:00:00
Aunque a lo largo de los siglos, los vinos navarros han conservado fama y prestigio, su historia es una sucesión de avatares y altibajos. Los primeros viñedos y bodegas tienen fecha en números romanos, pero la especie de vid silvestre que aún vegeta allí procede de hace cinco millones de años. En Funes apareció un lagar del S. I, como el ánfora de Cascante, y en Olite los relieves con pámpanos y racimos datan del S. II. Ni siquiera la influencia de los árabes erradicó el cultivo pecaminoso y, en la ruta de turismo espiritual que fue el Camino de Santiago, la vía navarra estaba regada por tintos y rosados que dejaban memoria en los peregrinos. A pocos pasos de la frontera francesa, los monjes de Roncesvalles escanciaban en su refectorio hasta cuarenta mil litros del vino que ellos mismos producían, quizá de las cepas champañonas que trajo de su tierra Teobaldo, en el S XIII.
Pero de allí llego también, más tarde, la filoxera, y con ella la destrucción de un viñedo que llegó a ocupar casi cincuenta mil hectáreas en el S. XIX.
Nunca se recuperó totalmente, aunque el auge de las cooperativas en los años 50 y 60 se acercó a esas cifras. La historia reciente parte de un declive marcado por la competencia comercial en el mundo del vino, y territorial con otros cultivos más rentables, de modo que hoy el espacio disponible para viñedo no supera las 15.000 has. Eso sí, la calidad de sus vinos, el auge de los tintos sobre los tradicionales rosados, supera la memoria de los mejores tiempos, arrastrada por el empuje de unas cuantas firmas sólidas y revolucionarias y por el apoyo de una Estación de Viticultura y Enología vanguardista, activa y bien dotada. La suma de sus esfuerzos se plasma hoy en un viñedo renovado y reconvertido, en un vergel donde Cabernet Sauvignon, Merlot y Chardonnay han encontrado patria y cuna, donde el sol que acaricia las pendientes y el agua moderada de la vertiente del Ebro garantizan un perfecto desarrollo y madurez a las uvas.
Este es el aspecto general, pero Navarra, a pesar de su reducida extensión, es un mosaico de zonas bien diferenciadas, o, como ellos mismos gustan definir, una reproducción a escala del mapa de España. Eso justifica cinco subzonas vitivinícolas que expresan en la copa las características diferenciadoras de suelo y clima. Adecuar las variedades y elaboraciones adecuadas a cada pago ha sido materia de estudio concienzudo, donde también tenían cabida las experiencias osadas, como la incorporación de la Moscatel de grano menudo. La rigurosa labor del Consejo Regulador es estímulo y garantía de altísima calidad, con normas pioneras, como la de limitar a nueve años el tiempo de uso de las barricas.
La DO en cifras
Sede del Consejo Regulador:
Rua Romana, s/n. 31390 Olite (Navarra)
Tel. 948 741 812 Fax. 948 741 776
Presidente: Álvaro Marino.
Secretario: Miguel Ángel Elizburu.
Superficie de viñedo inscrita ..................................... 14.833 Has.
Registro viticultores ........................................................ 6.493
Variedades autorizadas:
Tintas: Tempranillo, Cabernet Sauvignon, Garnacha, Graciano, Merlot. Blancas: Viura, Chardonnay, Malvasía, Moscatel, Garnacha
Producción media: 75 millones de Kg. / 55 millones de litros.
Calificación de las últimas cosechas: 97(B),98(MB),99(MB),00(MB)