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Este sistema, cada vez más extendido en nuestro país en la elaboración de rosados, se denomina técnicamente “Criomaceración con nieve carbónica”. El éxito radica en bajar la temperatura a 4º C después de haber sufrido el estrujado y despalillado mediante la adición de pastillas de nieve carbónica. Son totalmente inodoras y no dejan restos, disolviéndose en estado gaseoso. Las principales ventajas son: retraso de la fermentación por maceración en frío más larga, las bajas temperaturas disuelven los antocianos, y, por último, los terpenos (aromas primarios) son más solubles en frío y con estos aumentan los aromas y colores del vino. Además de con los rosados también se utiliza con los blancos, y es habitual para enfriar la comida de los aviones, fabricar el humo artificial de las discotecas, etc.