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Técnicamente, el rosado se elabora con la participación de uvas blancas o tintas cuyos mostos han fermentado sin los hollejos y por separado. La coloración natural procede de la previa maceración en frío, del mosto de uvas tintas con las pieles, durante periodos que oscilan entre 12 y 36 horas, dependiendo del estilo del elaborador. Seguidamente se procederá a separar este mosto coloreado, para realizar su posterior fermentación en blanco, o sea, sin hollejos. El llamado Clarete consiste -y aquí es donde radica la gran diferencia- en fermentar en presencia de los hollejos, es decir en tinto, mostos de uvas blancas y tintas mezclados con las pieles para obtener un producto inverosímil. Este sistema de elaboración solía ser propio de zonas escasas de uvas tintas