- Redacción
- •
- 2002-04-01 00:00:00
Un buen vino de pago debe reflejar claramente el conjunto de condicionantes que le han rodeado en la aventura de su nacimiento: la exposición al sol del terreno, la naturaleza del suelo, el microclima y, naturalmente, la máxima expresión de su viñedo. Y en el magnífico Terreus tenemos el ejemplo ideal. Procede de un pequeño majuelo de apenas tres has. llamado Pago de la Cueva Baja, con sus viejas cepas de Tinto fino y algunas de Garnacha (dicen por allí que son las únicas anteriores a los años 50) en el término de Tudela de Duero. Y tal como debe ser, solo lo elaboran en los buenos años. Este 98 ha sido hecho integramente de Tempranillo, porque la Garnacha no maduró convenientemente. Después de una maceración de veintitantos días, hizo la fermentación maloláctica en barricas. La concentración lograda por los enólogos de Mauro les permitió una crianza de 18 meses en barricas nuevas de roble francés. Lo grande de este vino es el excelente equilibrio fruta/madera logrado. Una vez más la sabiduría y experiencia de Mariano García se refleja magistralmente en este Terreus, un vino de enorme personalidad.
El vino del mar
Me entusiasmó el Talai-Berri tinto del año pasado. Era notablemente atípico, equilibrado, profundo, con hechuras de un gran vino, con la sazón de haber recibido sol suficiente para mostrar un tanino maduro, una acidez justa y una insólita diversidad de aromas. ¿Cómo era posible este sorprendente vino en el Cantábrico? Los Eizagirre, Bixente y su hija Itzíar, utilizaron la vieja receta que nunca falla: una selección rigurosa de la materia prima. Porque donde la enología conlleva mayor dificultad es, lógicamente, donde más se debe aplicar esta máxima enológica. Se comienza por una orientación del viñedo ideal, para captar todo el sol posible, variedades autóctonas que soporten con dignidad las dificultades que entraña el tiempo lluvioso, escoger solamente los racimos maduros y, por fin, una elaboración bien dirigida. Aún manteniendo la naturaleza de aquel emocionante 2000, en el de este año hay algo diferente. En él se aprecian más las características de los clásicos chacolís, y recuerda nostálgicas tardes de “sirimiri” en Donosti.
Terreus 1998 (Pago de la Cueva Baja)
B. Mauro, S. A. Cervantes, 12. 47320 Tudela de Duero (Valladolid). Tel. 983 52 14 39
e-mail b-mauro@proinnet.com
Precio: 69 €. Tipo: Tinto de crianza. Variedades: Tinto fino
Crianza: 18 Meses en barricas de roble francés.Fecha de entrada: 2/3/2002
Consumo óptimo aprox: 12 años a 16/18º C. Puntuación: 9’3
1ª Cata: Un color picota y una lágrima teñida acompañan a los limpios aromas de frutillos maduros. Además del componente mineral, despunta una fina madera, muy bien integrada fruto de un trabajo exquisito. Ella aporta recuerdos de especias, clavo o pimienta. Sabroso y de consistente estructura, con un paso de boca armónico: a pesar de su juventud, el primoroso tanino, la justa acidez y la elegancia de su barrica suavizan el paladar. El final es un punto cálido, recuerda a fruta en licor, balsámicos, un toque especiado y el siempre atractivo toque de regaliz.
Talai-Berri 2001
å Bixente Eizagirre. Talaimendi 728. 20800 Zarauz (Gipuzkoa). Tel. 943 132 750
e-mail talaiberri@euskalnet.net. D.O. Txakoli de Getaria-Getariako Txakolina.
Precio: 9 €. Tipo: Tinto joven. Variedades: Hondarrabi Beltza. Crianza: No tiene.
Fecha de entrada: 5/3/2002. Consumo óptimo aprox: 2 años a 14º C.
Puntuación: 7’5/10
1ª Cata: De color resplandeciente, cereza con reflejos violáceos, un poco abierto. Un festín de fragantes aromas, pues más bien parece un cestillo de frutos de bosque donde prima la frambuesa y la grosella; aparecen también notas vegetales, como si fueran las hojas que se colocan para proteger la fruta. Es ligero y, sobre todo, intensamente fresco en boca, un poco “picante” por un toque de carbónico que le confiere viveza, además de una acidez que le aporta un buen balance. Finalmente nos espera una avalancha aromática que deja el paladar deliciosamente fresco y aromatizado.