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Amplio es el abanico de dulces que podemos encontrarnos para acompañar a nuestros mejores platos. Los vinos de licor, y más concretamente los vinos dulces naturales, especialmente los de uvas blancas, armonizan bien con hojaldres de frutas, a ser posible algo ácidas, tarta de manzana, arroz con leche, y quesos tanto de oveja, no muy curados y no muy cremosos, como de vaca. Al grupo de los vinos generosos de licor van bien las pastas, el queso azul y algunos quesos poderosos, además del chocolate amargo. La línea de los naturalmente dulces acompaña, aunque no en todos los casos, a los patés, la babaroise de frutas, la crema de limón con castañas, bizcochos enriquecidos sin adicción de alcohol, las filloas o la tarta de queso.