• Redacción
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• 2002-06-01 00:00:00

Valtuille de Abajo es un precioso “pueblín” leonés donde se asienta Castro Ventosa, pequeña bodega familiar en la que Raúl Pérez lleva la parte enológica. La imaginación de este joven enólogo le obliga a investigar con uvas de otras latitudes, con logros solo a medias o resultados poco atractivos hasta la fecha. Pero el vino se engrandece cuando pisa terreno propio, cuando trabaja con una materia prima única, original, como esa Mencía procedente de viñas plantadas hace setenta años sobre inclinadas y asoleadas laderas. Uva bien madura y maceraciones de hasta treinta días. Malolácticas en la flamante barrica francesa, que, con sus correspondientes trasiegos, han domado el consistente tanino y cedido sus excelentes propiedades durante doce meses. Para no dañar ni uno solo de sus componentes, el vino no ha sufrido filtrado alguno, solo un suave clarificado. Es en estas Mencías únicas donde reside la atrayente fuerza del Bierzo. Y ese magnetismo es el que ha fascinado, entre otros, a mi querido amigo Aurelio Cabestrero, que ya ha apalabrado buena parte de las dos o tres cosechas futuras para el mercado de Estados Unidos.
Un retiro bendecido Aparece de pronto, justo en el último recodo del camino, disimulado entre una exuberante naturaleza. Envuelta entre cipreses y parra virgen, protegida por una gran roca, rodeada por parte de sus viñedos, Casal de Meín se encuentra a tan solo un kilómetro del monasterio de San Clodio. Privilegiado, este rincón de Ourense, como privilegiados son los que allí viven o los que pasan sus días de sosiego en su hotelito rural. La historia de esta pequeña casa-bodega arranca en los años ochenta, cuando unos cuantos amantes del vino se unieron con la feliz idea de hacer su propio producto. Pero la lógica se impone, y a la vista de los buenos resultados decidieron que el buen vino no debe ser patrimonio de unos pocos, había que compartirlo y darlo a conocer. Desde el 94, año en el que salió la primera botella, el Viña Meín ha contribuido a elevar el vino del Ribeiro al lugar que siempre le ha correspondido. Posee la casa unas 14 has. de viñedos, mezcla de variedades gallegas, como tradicionalmente se ha elaborado un buen ribeiro. Y el joven del 2001 me gusta tanto como el fermentado en barrica, que aquí traemos, aunque éste tenga más futuro.

Viña Mein 2000

B. Casal de Meín. San Clodio. 32429 Leiro (Ourense). Tel. 988. 48 06 22. D.O. Ribeiro
Precio: 11 E Tipo: Blanco crianza. Variedades: Treixadura, Albariño, Godello, Lado, Loureira, Torrontés y Albilla. Crianza: 18 meses en tinas de roble francés de 3000 litros.
Fecha de entrada: 7/5/2002. Consumo óptimo aproximado: cinco años a 8/10° C.
Puntuación: 8’25/10

1ª Cata: Amarillo pajizo con tonos verdosos. No es el color lo más atrayente porque todavía no ha alcanzado el punto óptimo de madurez. Sí hay un buqué en ciernes que, de momento, nos ofrece aromas de fruta exótica y piña, laurel y flor de azahar, un punto cítrico y un tenue fondo de vainilla, mantequilla y leves recuerdos de tostados en perfecto equilibrio con la fruta. Armonioso y con volumen, una fresca acidez, envuelve el paladar; al final, nos deja un punto de amargor muy elegante que se suma a la última sensación especiada de se refugia en la retronasal.

Ardai 2000

B. Castro Ventosa. Alde. Pérez López, s/n. 24530 Valtuille de Abajo (León)Tel. 987 56 21 48
D.O. Bierzo. Precio: 22 E
Tipo: Tinto crianza. Variedad: Mencía. Crianza: Un año en barrica francesa nueva
Fecha de entrada: 3/5/2002. Consumo óptimo aproximado: Siete años a 16° C.
Puntuación: 8’25/10

1ª Cata: Excelente color rojo cereza con tonos violáceos y buena lágrima. Complejo, llena la copa de recuerdos minerales de carácter pizarroso, mermelada de casís, buena madera, plena de especias y sutil. Un toque amable, goloso, prepara el paladar para el encuentro con su tanino, un poco duro todavía; la última etapa la protagonizan sus aromas primarios, el casís, un toque de hierba fresca y finalmente las notas elegantes especiadas. Es un vino que, aunque algo crudo, ofrece un buen futuro, pleno de promesas sápidas y aromáticas.