- Redacción
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- 2004-01-01 00:00:00
El vino de maceración carbónica está en alza. Desde que salió de su ámbito tradicional en la Rioja alavesa (hace ya bastante tiempo) gana adeptos entre los enólogos y bodegueros. Inducidos sin duda por el consumidor, que gusta de sus intensos aromas frutosos y la suavidad de paladar, cada año surgen más bodegas que realizan esta práctica en los lugares más diversos de nuestras comarcas vinícolas. Vinos de Murcia, Canarias, La Mancha o El Bierzo ya se consideran entre los clásicos de maceración carbónica, y a sus distintas variedades, un tesoro imprescindible. Cuenta, además, la cuestión psicológica de probar la novedad, el adelanto organoléptico de cómo será la cosecha, qué fuerza, qué equilibrio o qué intenciones trae este neonato. Aunque sus hermanos mayores -crianzas y reservas- solo se parezcan por un pequeño rasgo familiar, cuando catamos el vino nuevo antes de su plazo natural nos provoca esa pequeña satisfacción. Siempre que una nueva añada se cata por vez primera sentimos la sensación de que toda la cosecha está contenida en la copa. El rastro de un año perverso Imposible hablar de vinos y pasar por alto la rareza climática de uno de los años más anómalos que se recuerdan. Y sin embargo se preveía (otra vez más) la cosecha del siglo, o de este corto periodo de siglo que llevamos. Las cepas estaban esplendorosas cuando se manifestó el envero, fruto de un invierno lluvioso y una primavera apacible y benigna. Pero después todo fue una locura, las secuelas de un largo y reseco verano afectó a todos los seres vivos. El golpe de calor, tan trágico e infausto más allá de los Pirineos, perturbó considerablemente el comportamiento del viñedo europeo, sobre todo en la España seca. No fue tan adverso para las viñas bien entendidas y atendidas, los agricultores que supieron leer el futuro, regularon la abundante carga de racimos. Estas cepas entregaron un fruto mejor equilibrado, y soportaron mucho mejor la sequía. Cuando ya se preparaba la vendimia, o incluso durante ella, en media península comenzó a llover de forma exagerada, y en comarcas de Rioja o Navarra cayeron del cielo hasta 200 litros por metro cuadrado con las consecuencias desastrosas que conlleva. En definitiva, otro año que pondrá a prueba la sabiduría de los enólogos. No le fue del todo mal al Levante, Andalucía o La Mancha, donde el viñedo equipado para riego salvó la calidad de la uva, en muchas otras viñas el racimo sufrió las consecuencias, venía con la piel requemada y sin la maduración necesaria de taninos y otros compuestos, aunque los mostos superaron fácilmente los 13º alcohólicos. En la mayoría del viñedo, la maduración de la uva se adelantó quince días, al menos. Y en la primera toma de contacto que ha sido nuestra cata se aprecia que los vinos más meridionales están más hechos que otros años. Numerosas novedades El vino español vive y bulle. Existe tanta inquietud en el sector que si alguien demora la visita a una zona en un plazo no muy grande, posiblemente se la encuentre tan cambiada que no la reconozca. La última sorpresa me surgió en Lanzarote, donde el asombroso paisaje se torna inhóspito para el viñedo y solo la imaginación del agricultor salva la cepa y su fruto. Aquel ambiente cálido y oceánico solo parece concebible para elaborar dulces malvasías. Pues bien, Ignacio, enólogo de los Bermejos -una de las bodegas con más proyección de la isla- ha experimentado con Listán negro su tinto de maceración carbónica, ligerito y de agradable paladar. Y siguen las novedades, porque en Valdeorras, la familia Barros Rivero hace por primera vez un Mencía de maceración, con el atractivo de realizarse con materia prima procedente de la agricultura biológica, que si se quiere llevar a cabo de forma correcta, en Galicia se convierte en una pesadilla. Hay una primicia que no quiero pasar por alto porque me entusiasmó. Se trata de Muga, resulta que esta casa no solo sabe hacer estupendos reservas o vinos de “alta expresión”, también domina magistralmente el “estilo cosechero”. Este año se etrenó en “Primer” la bodega Señorío de Villarica, de San Asensio, y también Valdelana, un clásico alavés que nunca se había acercado a la muestra. Otro vino con fuerza y expresión es el Bouza, de la comarca más clásica, de Elciego, en el que se aprecia el buen oficio de Jesús Bouza. Después, los Luberri, Erre Punto, de Fernando Remírez, Artadi, Castaño, Castillo de Alhambra, Prada, Higueruela, los canarios Valleoro, Monje, Viña Norte... y tantos otros que son el ejemplo a seguir, y que elevan este vino al olimpo de los mejores “maceración” del mundo. Evolución Resulta estimulante comprobar cómo cada año la inquietud de nuestros magníficos enólogos da sus frutos. Del tradicional estilo que todos conocemos se han derivado otros vinos con características muy atractivas. Hablamos de los vinos rosados elaborados con la técnica de maceración carbónica que a muchos han sorprendido. También encontramos vinos dulces naturales, vinos blancos que gozan de buena reputación. Además se han llevado a cabo tentativas experimentales con vinos blancos base que sirven para espumosos y aguardientes, aunque no han alcanzado el desarrollo industruial. Tintoralba 2003 Tintoralba. Aromas de frutillos negros con buena expresión del varietal. Carnoso, con cuerpo y de final amargo elegante. Muy sugerente. Viña Atalaya 2003 Agro Almansa. Notas muy claras de violeta, fresón de buena intensidad. Equilibrado, suave en su paso con riqueza aromática final. Prada a Tope 2003 Prada a Tope. Un buen año que brilla por su concentración frutosa en nariz, que recuerda la mermelada de frutos rojos con un paso de boca envolvente y lleno de matices. Viña Urbezo 2003 Solar de Urbezo, S.L. Destaca por su limpieza y claridad de aromas que no pierden la complejidad de sus variedades. Sabroso, con cuerpo y estructura. Castillo de Alhambra 2003 Vinícola de Castilla. Muy maduro, notas de cacao, grosella, que discurren en la copa con delicadeza. Equilibrado y jugoso, con buen paso de boca. Parra Celsius 2003 Parra Jiménez. Profundo color rojo violáceo. Reducido en aromas primarios. Sabroso, con cuerpo y frutosidad acusada en todo su recorrido. Señorío de Guadianeja 2003 Vinícola de Castilla. Expresión varietal muy franca, bien desarrollada, que se reafirma en su magnífico paso de boca, fresco, vivo y con un recorrido pleno. Bermejo 2003 Los Bermejos. Impecable armonía entre las notas de fruta madura y los aromas de maceración carbónica. Goloso, con cuerpo y amargo final agradable. Les Sorts 2003 Cooperativa Agrícola del Masroig. Tiene personalidad y riqueza aromática, incluso se aprecia un ápice mineral de fondo. Suave, equilibrado y pleno de sabores. Homenaje 2003 Marco Real, S.A. Intenso color rojo violáceo. Tímido de aromas que se aclaran en su paso por boca, jugoso, fresco y con recuerdos finales de zarzamora y regaliz. Quaderna Via Ecológico 2003 B. y V. Quadernavia. Máximo despliegue aromático que desnuda su identidad: grosella, flores, regaliz. Intenso. Suave, goloso, con agradable punto carbónico y buen desarrollo. D. Pedro de Soutomaior 2003 Adegas Galegas. Es como un anuncio de los Rías Baixas de este año. En boca es equilibrado, frutoso y de buena estructura. Cadencias 2003 Ventura de Vega. Reducción que le cuesta abrir. Fondo de monte bajo y frutillos silvestres. Ligero, de buen paso y final amargo que alarga el vino. Arabarte 2003 Arabarte. Buena capa rojo picota. Aromas nítidos de zarzamora, grosella. Carnoso, con cuerpo, paso de boca lleno de matices que se alargan gracias a su final amargo. Artadi 2003 Artadi. Magnífica nariz que funde las frutas maduras con las notas delicadas de violetas y toques lácteos. Paso de boca estructurado, con cuerpo, buen punto de acidez y final aromático amplio. Baigorri 2003 Baigorri. Tiene un color de piedra preciosa, muy vivo. Aromas delicados de frutillos rojos. Suave en su paso de boca, fácil de beber. Bauza 2003 Bauza. Aromas de frutillos silvestres, balsámicos con gran expresión. Sabroso, con cuerpo, final amargo delicado. Bécquer Primero 2003 Escudero, S.A. Este año desarrolla mejor su paso por boca que los aromas de nariz. Tanto mejor. Destaca por su suavidad y equilibrio. Comisatio 2003 Navarsotillo. Funde la madurez con las notas de monte bajo, flores y aromas frescos. Jugoso, de buen paso, cargado de matices y muy agradable de tomar. Dominio de Berzal 2003 Dominio de Berzal. Discreto de aromas que recuerdan a la grosella, flor seca y hierbas aromáticas. Suave y equilibrado, pasa como la seda, todo está en su sitio. Eneas 2003 Muga. Picota profundo. Cierta timidez aromática. Aromas claros de fruta negra, cacao. Carnoso, con cuerpo y estructura para beber más adelante. Erre Punto R. 2003 Fernando Remírez de Ganuza. Necesita airearse. Aromas limpios que enriquecen la paleta aromática. Jugoso, con cuerpo y recorrido largo. Su buena estructura le augura buen futuro. Juan de Valdelana 2003 Valdelana. Discreto de aromas en su primera fase. Sin embargo, en boca desarrolla mejor su potencial, goloso, estructurado y amable en todo su recorrido. Luberri 2003 Luberri-Monje Amestoy. Rojo picota profundo. Aromas delicados de frutos negros maduros. Paso de boca jugoso con un fondo perfumado de grosella y violeta. Fiel a su estilo. Luis Alegre 2003 Luis Alegre. Maduro, bien desarrollado con un paso de boca goloso, sin aristas que molesten en su recorrido. Muy agradable de beber. Murmurón 2003 Sierra Cantabria. Discreción en los primeros apuntes aromáticos. Le cuesta mostrarse. Se expresa mejor en su paso de boca, jugoso, armónico y de agradable paso frutal. Ostatu 2003 Ostatu. Violáceo muy vivo. Notas lácteas, florales y de regaliz rojo con buena intensidad. Sabroso, con cuerpo y buena estructura. Peña la Rosa 2003 Julián Fernández Garrido. Atractivo color rojo amoratado. Nitidez aromática que emerge con discreción. Sin embargo en boca tiene mayor peso y personalidad, frutoso y estructurado. Señorío de Villarica 2003 Señorío de Villarica. Buena base de Tempranillo, aromas de flores y regaliz rojo. Ligero, de buen paso y agradable final fresco. Viña Tobía 2003 Óscar Tobía López. Buena frutosidad que se impone tanto en nariz como en boca. Es aquí donde adquiere mayor rigor, con cuerpo, sabroso y muy rico en matices que perduran. Viñas del Vero 2003 Viñas del Vero. Consonacia y buen desarrollo de su perfil aromático: flores, grosella. Sabroso, algo vivaz de acidez con un recorrido fácil. Hollera Monje 2003 Monje. Se impone el carácter de la variedad (pimiento, especias) sin perder el perfil floral. Equilibrado, elegante en su paso con un final frutoso. Viña Norte 2003 Insulares de Tenerife. Un año muy bueno, de aromas que recuerdan los arándanos y las violetas. Carnoso, delicado en su paso con un final fresco. Liberalia Cero 2003 Liberalia Enológica . Gran concentración de fruta, por lo que se augura una buena integración de los tostados de madera. En boca se confirma su frutosidad, madurez y buenas hechuras. Primero 2003 Fariña, S.L. Algo cerrado en aromas que se expresan con notoriedad y limpieza. Buena estructura y golosidad inicial que agradan en su paso de boca. Las Lomas 2003 Bodegas Murviedro. Color cardenalicio muy vivo. Derrocha aromas de frutillos rojos muy frescos. Paso de boca ligero, buena acidez y final grato. Pagos de Galir 2003 Virxen de Galir. Aromas ligados a su variedad, notas de monte bajo, toque de jazmín y grosella. Buen paso, ligero y final amargoso agradable. Ágora Blanco 2003 Arúspide, S.L. Aroma muy fino y definido de anises y hierba fresca. Limpio, paso de boca ligero, toque goloso inicial que agrada y realza. Ágora Fermentado en Barrica 2003 Arúspide, S.L. Necesita tiempo. Por ahora la madera se impone. Sin embargo en boca se aprecia buena fruta para ensamblar con satisfacción. En tres meses mejorará. Ágora Tinto 2003 Arúspide, S.L. Espléndida frutosidad, grosella, mora, flores con buena armonía del conjunto. Suave, goloso, de fácil paso y final amargoso que realza su persistencia. Landó de Arúspide Blanco 2003 Arúspide, S.L. Cuesta creer tal explosión de aromas en esta variedad, que recuerdan a la Moscatel y la Sauvignon Blanc. Todo un acierto de elaboración. Golosidad prudente, equilibrado y fácil de beber. Landó de Arúspide Rosado 2003 Arúspide, S.L. Un varietal de Syrah maduro que perfuma la copa de recuerdos a mermelada de frutos rojos. Golosidad equilibrada, nada pesado y bien elaborado. Gran Tehyda 2003 Valleoro. Mantiene la tipicidad varietal y de su zona. Maduro, bien desarrollado, con más cuerpo que el año pasado y magnífica frutosidad final. Tapón de Oro 2003 Ricardo Benito. Irradia madurez y maestría en su elaboración final. Notas de mermelada y cacao. Ligero, con estructura y equilibrio final. Castaño 2003 Castaño. Mucha concentración y madurez frutal: zarzamora, ciruela con fondo especiado. Sabroso, con cuerpo y estructura que se alargan por su final amargoso elegante. Colonias de Galeón 2003 Viña Las Colonias de Galeón. Se expresa mejor en boca que en nariz. Entrada golosa, con cuerpo, equilibrio de sabores bien desarrollados y final aromático donde predominan las notas florales. RV Ruiz Villanueva Cencibel 2003 Bruno Ruiz Bodega Ecológica. Aromas francos de frutos rojos con prudencia en el desarrollo de las notas florales. Sabroso, con cuerpo y armado. Todavía está tierno y necesita botella. Tres meses serán clave. Señorío de Toledo Primus 2003 Garva. Pura confitura de frutillos rojos, regaliz con buena intensidad aromática. Sorprende su golosidad y paso suave; agradable y muy fácil de beber. Viña Alange 2003 Viñas de Alange. Fruta en sazón roja, zarzamora y notas florales de buena intensidad. Estructurado, con cuerpo y buen desarrollo de su carga frutal. Peregrino 2003 Gordonzello. Color rojo intenso. Potente varietal que expresa con satisfacción su buen potencial: moras, cacao. Sabroso, fresco, con un agradable punto de carbónico que estimula el paladar. Aromas Todavía no se sabe con certeza cual es el origen de los aromas que se derivan en la maceración carbónica. Entre sus hipótesis está la reacción enzimática que experimenta la baya en su fase de anaerobiosis apoyada por su posterior fermentación alcohólica y maloláctica. Lo cierto es que este fenómeno logra potenciar los aromas de las variedades más neutras otorgándoles cualidades organolépticas difíciles de conseguir si se elaborasen con el método tradicional. Sus aromas van desde el Kirsch, la cereza, ciruela y zarzamora hasta la gama de flores donde predominan las violetas. ¿Qué es? La maceración carbónica consiste en la introducción de racimos enteros, a ser posible sanos y sin romper, dentro de un depósito o cuba bajo atmósfera de dióxido de carbono durante un periodo de 8 a 15 días. Durante este tiempo, la baya experimenta cambios notables en aroma y sabor. Transcurrido este fenómeno, la cuba es vaciada de los racimos para ser estrujada y prensada. Seguidamente dará comienzo la fermentación alcohólica en blanco, es decir sin pieles, a una temperatura de 18 a 20º C con el fin de preservar los aromas.