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Burdeos 2009: El año del equilibrio absoluto

  • Redacción
  • 2010-09-01 00:00:00

Hubo señales inequívocas. Todo empezó con la explosión de los rosales, que rivalizaban en su afán por florecer más y más, llenando el jardín con el embriagador perfume de sus rosas. Luego vino la cosecha de frambuesas, cuyo peso doblaba las ramas de los arbustos pero, a la vez, a pesar de su gran cantidad, tenían el sabor más delicado y jugoso de los últimos 25 años de nuestra existencia bordelesa. Después llegó ese verano tan especial y el otoño, que parecía no querer terminar nunca. Apenas hubo tormentas, lluvia siempre que era necesaria, días calurosos y noches frescas: la verdad es que en la Gironda nunca habíamos tenido unas condiciones climáticas más equilibradas. Por eso la añada de 2009 necesariamente tenía que salir redonda. Porque el sol y el calor por sí solos no son garantía de grandes vinos. Se necesita esa especial mezcla de calor y frescor, además de algo de lluvia, que los mejores terruños gestionan tan bien como la sequía. Por ello las muestras de barrica de 2009 no reproducen los aromas frutales, ciertamente seductores pero también algo más simples, de las cosechas de 1989, 1990 o 2005. Al contrario, su aromática más bien recuerda a los años clásicos de Burdeos: 1988, 2000, 2002, 2004, 2006 o 2008. Pero poseen más plenitud, potencia y densidad, aunque tampoco les falta frescor. Actualmente se comparan con frecuencia las cosechas de 2009 y 2005, lo cual es una tontería, pues la de 2005 es de un estilo mucho más tosco. Se basa unilateralmente en la extracción, el vigor y la madurez, y a los taninos les falta finura y pulido final. Sólo fue declarado como uno de los grandes años de Burdeos porque el mundo así lo demandaba. Como mucho, podría compararse con la añada de 2000 (en Pomerol y en algunos terruños de Saint-Émilion con la de 1998) en una variante más precisa y rica en matices. Pero como hace tiempo de esto, y la añada de 2000 en estos momentos se presenta más bien cerrada, en la comparación queda olvidado. El único contratiempo, el granizo El único problema de la cosecha de 2009 no fue provocado por la naturaleza, con excepción del granizo que en Margaux y Saint-Émilion causó graves daños. La naturaleza ha cumplido con su obligación, pero el hombre no siempre. Aunque incluso esto es comprensible y perdonable. Durante años, el trauma de los vinicultores de Burdeos ha sido la insuficiencia de color, azúcar y alcohol en el vino terminado para poder competir con el resto (del sur) del mundo. Todos se afanaban por cosechar uvas más y más consistentes y maduras. Plantaban cada vez más Merlot, acumulaban podas cortas, vendimia en verde, poda de hojas, selección, vendimia lo más tardía posible, concentración del mosto, extracción en bodega, maquillaje de barrica. Los que hayan seguido estos métodos en 2009 tendrán en sus barricas monstruos pesadamente alcohólicos sin tipicidad alguna. Por ello en 2009 el mayor peligro no era hacer demasiado poco, sino hacer demasiado. Sólo aquellos que se hayan sometido a la naturaleza, el terruño y las leyes del equilibrio y la armonía habrán cosechado verdaderos grandes vinos. El 90% de los vinicultores bordeleses han seguido esta máxima. La lucida añada de 2009 relegará al olvido la de 2008. Puede que sea una injusticia, pero será bueno para el bolsillo y para el verdadero experto, que más tarde situará los vinos de 2008, dibujados con tanta precisión, al mismo nivel de más de un 2000. ¿Una añada muy cara? El año pasado, a estas alturas los precios de todas las grandes fincas ya estaban fijados; este año, hasta el cierre de la redacción todavía no ha salido al mercado ni una sola de las grandes fincas de Burdeos. La tranquilidad que reina resulta inesperada incluso entre bastidores. La cosa está clara: según los comentarios entusiastas que ha merecido esta cosecha, que gusta tanto a modernistas como a tradicionalistas, las fincas deberían salir con precios incluso superiores a los de 2005, el año más caro de la historia de Burdeos hasta la fecha. Si no lo han hecho ya es por la situación económica mundial. ¿Cuánto durará la crisis de Grecia y la (relativa) debilidad del euro? ¿Cuántos vinos en primeur se venden realmente a China, el nuevo Eldorado del comercio? ¿El comercio realmente puede permitirse el lujo de una añada de Burdeos tan cara? Pero las escaramuzas que un año tras otro se libran con los precios sólo deberían afectar indirectamente a los amantes del vino. Aunque los diez o quince vinos que salen a precios extremadamente altos vuelvan a subir, digamos, otro 20 o 30% más, nunca perderán su valor y, en el peor de los casos, son una buena inversión financiera. Y si las fincas menos valoradas también lo hacen, estaríamos hablando de unos pocos euros, como mucho, y esta añada sin duda los vale. Quien no tenga medios como para invertir en unas cuantas cajas, en nuestra guía encontrará toda una serie de vinos que podrá adquirir dentro de dos años, es decir, después del embotellado y por botellas sueltas. Por nuestra parte, seguiremos en la brecha y les informaremos en los próximos números de la evolución de los precios. Cómo funciona la venta ‘en primeur’ Los grandes vinos de Burdeos, es decir, las alrededor de 200 a 300 marcas más importantes, según la añada, se venden por suscripción. Esto funciona (simplificando) más o menos así: las más grandes fincas fijan el precio de venta en la bodega y, además, una especie de plan de reparto o asignación para el comercio, que generalmente es el establecido en la región. Después hacen acudir a la finca a los courtiers, algo así como corredores o agentes, los cuales comunican a sus socios comerciales el plan y el precio. Habitualmente se produce una sortie, una salida al mercado en varias fases o segmentos. Por ejemplo, una finca puede ofrecer un 40% de su cosecha a un precio, al día siguiente otro 20% a un precio un 20% superior y un tercer segmento una semana después un 40% más caro. Evidentemente, en años difíciles los precios también pueden descender, o bien se pone a la venta en primeur sólo una parte de la cosecha o un segmento. Los comerciantes de Burdeos pueden quedarse los porcentajes de vino adquiridos, o bien revenderlos a sus socios comerciales, que a su vez los pueden ofrecer a sus clientes particulares. Todo ello es una transacción comercial que sólo existe sobre el papel durante unos 12 a 15 meses, hasta el momento del embotellado: el contravalor aún descansa tranquilamente en la bodega. ¿Qué hay que tener en cuenta al catar muestras en primeur? Lo más importante es el equilibrio del alcohol, la acidez, los taninos y la aromática. El 80% de la atención se debe centrar en la calidad de los taninos. ¿Están pulidos? ¿Son amargos o duros, de grano fino o grueso? La acidez los hace aparecer sedosos y frescos, o bien secos y angulosos. Los aromas no son interesantes como tales, pues cambian constantemente, más bien nos dan información sobre la orientación aromática, su intensidad y complejidad. Los aromas en primeur tienen categoría cuando, tras escupir, persisten más que la impresión de los taninos, la acidez y el alcohol. Calificación ‘en primeur’ La cata en primeur es como una fotografía instantánea, realizada entre el 10 y el 25 de abril de 2010 en una gira de cata organizada especialmente para VINUM. Se catan muestras de vinos jóvenes. En las páginas siguientes, los vinos están ordenados por appellations y por calificación ascendente. El signo + detrás de una nota significa que el vino puntúa ligeramente por encima de la nota media mencionada y, una vez embotellado, debería recibir medio punto más. Se puede disentir en lo que respecta al tema de las calificaciones para el vino. Pero si se califican, al menos que sea de modo consecuente. Nosotros empleamos una escala de 20 puntos. En ella, una nota de 14 significa bueno, y así es como la empleamos. Con 16 puntos, un vino posee categoría mundial y los que puntúan más alto están solos en la cumbre. El hecho de que hayamos otorgado muchas notas altas y máximas en este año, por lo tanto, no debe incitar a menospreciar la calidad de los vinos que sólo han logrado 15 o 16 puntos. Según el precio, 15 puntos ya son una recomendación de compra. 14 / 14,5 puntos Fiable Vinos que dentro de unos años y al precio adecuado serán muy atractivos para la mesa y, si su evolución es positiva, se podrán contar entre los buenos vinos de la añada. 15 puntos Bueno Responde a su añada, posee tipicidad, merece confianza, siempre que el precio sea razonable. 15,5 puntos Bueno a muy bueno Buena interpretación de la añada, una vez embotellado se encontrará entre los vinos muy buenos de la añada. 16 puntos Muy bueno Gran vino que merece la pena comprar, siempre que el precio sea el adecuado. 16,5 puntos Muy bueno a excelente Gran vino que, una vez embotellado, se encontrará entre los vinos excelentes de la añada. 17 puntos Excelente Pertenece a los vinos de esta añada por los que merece la pena rascarse un poco más el bolsillo. 17,5 puntos Vino superior de la añada Uno de los mejores vinos de la añada, de categoría absolutamente mundial. 18 / 18,5 puntos Vino superior de la década Vino de categoría mundial que se encuentra entre los vinos extraordinarios de la década. 19 a 20 puntos Vino del siglo Vino único, de categoría máxima mundial.

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