- Redacción
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- 2006-12-01 00:00:00
El problema que plantea el cultivo de esta difícil planta que es la cepa Carmenère. Si se reduce la cosecha demasiado drásticamente, se estimulará en exceso el crecimiento de las hojas. Por ello, una gestión del viñedo previsora, con una rigurosa poda del follaje, es especialmente importante para la calidad. En Casa Silva han sabido extraer un máximo de encanto a esta variedad, orgullo de Chile. El convincente primer vino de esta finca, el Altura, está hecho en un 60 por ciento con Carmenère, variedad que marca el tono. Al volver de Casa Silva a la localidad rural de Santa Cruz, uno se da cuenta de que ha aprendido algunas cosas. Ahora sabe lo que es un buen Carmenère y, además, conoce la diferencia entre una silla de montar normal, una silla para rodeo y una para polo.. Las mejores direcciones Casablanca y Valle de San Antonio Hotel del Mar Avenida Perú esq. Los Héroes Viña del Mar Tel. +56 32 250 08 00 Fax +56 32 250 08 01 www.hoteldelmar.cl Hotel de lujo en el centro de la localidad de veraneo con una vista espectacular sobre el Pacífico. Forma parte del mismo complejo de edificios que el casino de Viña del Mar. Ideal para los que quieran aunar las vacaciones en la playa con visitas a las bodegas. Hotel Brighton Pasaje Atkinson 151–153 Cerro Concepción Valparaíso Tel. +56 32 22 35 13 www.brighton.cl Una de las casas de madera de estilo victoriano pintadas de colores que desde muy alto dominan el puerto de Valparaíso. Ambiente confortable y familiar. El restaurante está decorado con sencillez, con mucha luz y madera. Los fines de semana hay conciertos en vivo. Allí se aprende a conocer esta “perla del Pacífico” con su encanto algo destartalado. Apollo 77 Pasaje Apollo 77 Cerro Alegre Valparaíso Tel. +56 32 73 48 62 En el ambiente de una casa burguesa sudamericana, Manuel Subercaseaux y Paulina Barrientos bordan una excelente cocina clásica. House of Morandé Restaurant y Vinoteca Ruta 68, km 61 Casablanca Valley Tel. +56 32 75 47 01 Fax +56 32 75 47 02 www.houseofmorande.cl Pablo Morandé, pionero de la vinicultura en el valle de Casablanca, ha logrado que éste alcance la fama internacional. Ha abierto un restaurante de estilo moderno con mucho cristal, acero y madera. En medio de los viñedos, Christopher Carpentier presenta una cocina de fusión chilena; estupendo ambiente. Tanino Wine Bar & Lunch Weingut Casas del Bosque Hijuela Nr. 2 Ex Fundo Santa Rosa Casablanca Valley Tel. +56 2 37 85 44 Fax +56 2 448 99 90 www.casasdelbosque.cl Taberna de vinos con un toque mediterráneo sencillo, cocina chilena, pero también pasta. Ambiente relajado. Cuando hace buen tiempo, se puede cenar en medio de los viñedos. Hermosa tienda de vinos con muchos accesorios. Amplia oferta de visitas turísticas y catas. Valle de Colchagua Hotel Santa Cruz Plaza de Armas 286 Santa Cruz Tel. +56 72 82 10 10 Fax +56 72 82 34 45 Confortable hotel de estilo campestre “guaso” (vaquero). Buen restaurante, piscina, bar y vinoteca en el patio. Anejo al hotel hay un museo del vino. Un alojamiento perfecto para los viajeros de la ruta del vino que pasen por Colchagua o por el valle de Curicó. Viu Manent P.O. Box 58 Santa Cruz Tel. +56 72 85 87 51 Fax +56 72 85 83 50 www.viumanent.cl Una finca rural como salida del manual. Excelente restaurante en la vieja bodega de barricas; de día también sirven fuera, bajo el porche. Habitaciones para huéspedes recién rehabilitadas en la vieja casa señorial. Viña Casa Silva P.O. Box 97 San Fernando Tel. +56 72 71 65 19 Fax +56 72 71 01 80 www.casasilva.cl Aquí se fusionan perfectamente la cultura del vino y la del rodeo. Agradable restaurante, habitaciones lujosas de estilo campestre. Si el visitante tiene suerte, podrá presenciar un entrenamiento para el rodeo en la plaza de la propia finca. Isla Mágica Lugares de culto precolombinos y los cielos más claros de toda América del Sur: a 400 kilómetros al norte de Santiago, Chile se vuelve mágico. En el apartado valle de Limarí, los vinicultores también son ermitaños. Pero nunca se aburren. Enóloga ermitaña: Yanira Maldonado Gutiérrez El avión volaba hacia el norte, sobre rocas peladas y un vacío casi desértico. En el aeropuerto de La Serena nos devuelve a la tierra un buen Pisco Sour (porque está hecho con poco azúcar). Luego seguimos con una furgoneta durante horas, por pequeñas carreteras comarcales, atravesamos la pequeña pero animada localidad de granjeros Ovalle, y de nuevo hacia el desierto. Cuando ya parecía que no podía haber ningún sitio al que llegar, se abre el portalón de un acceso espectacular, jalonado por exactamente 960 palmeras impresionantes, que gracias a un abundante riego crecen entre el más jugoso verdor. También el césped ante la casa del rancho, de inspiración moderna rústica y construida en el clásico estilo adobe (es decir, con ladrillos de barro de la región), con muros que casi parecen orgánicos por sus redondeces e irregularidades, hace olvidar el desierto que la rodea. “Bienvenidos a Viña Tabalí”, nos saluda Yanira Maldonado Gutiérrez, de 33 años. La joven bodeguera se trasladó allí desde Santiago, con la misión de hacer vinos superiores. A la mañana siguiente nos enseña el pueblo de Barraza, donde ha alquilado una casita. No hay ni una sola calle asfaltada en dicha localidad, que se compone de algunas pocas casas y aún menos habitantes de aspecto letárgico. ¿Cómo puede vivir allí una joven urbana? “Bueno, soy madre soltera de tres perros”, explica. Observadores de estrellas Pero hay otras dos cosas que la retienen allí. El vino, naturalmente, y la espiritualidad de este lugar. Lo que quiere decir con eso, se explica tras el corto trayecto en coche hasta las piedras talladas precolombinas en el valle del Encanto. Nos muestra las placas de roca que alguien agujereó con dios sabe qué herramientas antes del año 1500 a.C. “Se cree que fueron los indios de la tribu de los Molle, un pueblo nómada que hizo escala aquí en el camino desde las montañas hasta el Pacífico. Quizá miraran las estrellas en las claras noches de luna llena y representaran las constelaciones en estas piedras.” Mientras contempla los agujeros circulares junto a los petroglifos, dice: “Yo no creo en Dios. Pero creo en la espiritualidad y la energía. Y de eso hay mucho por aquí”. Y luego, naturalmente, está el aire puro y cristalino. No es casualidad que el ESO (Observatorio Europeo del Espacio) haya instalado aquí sus potentes telescopios. Así, puede ocurrir que Yanira Maldonado de repente se encuentre sentada frente a astrónomos daneses en algún bar de La Serena. Y mientras éstos le cuentan los últimos secretos de las lejanas galaxias, ella les explica las ventajas de este aire claro para la vinicultura, que permite una fotosíntesis óptima. Historia de la Humanidad La nueva bodega de Viña Tabalí se hace eco de la espiritualidad del lugar. El moderno edificio, de lejos, incluso recuerda a un yacimiento arqueológico precolombino. En su interior encontramos objetos de culto y de la vida cotidiana de la antigua población, hábilmente puestos en escena, como por ejemplo un poncho bien conservado de hace 800 años. En la bodega de barricas, un joven pintor ha documentado en estilo neorrealista toda la historia de la Humanidad del Norte Chico, como también se llama esta región, en un gigantesco fresco mural. Aunque los vinos de Viña Tabalí hace poco que han salido al mercado, no obstante señalan un nuevo capítulo de la vinicultura chilena. Sobre todo el Tabalí Reserva Shiraz 2004 y el Tabalí Reserva Especial 2003 (50 por ciento de Cabernet Sauvignon, 35 por ciento de Syrah y 15 por ciento de Merlot) muestran una elegancia, densidad y complejidad francamente raras en el Nuevo Mundo. Y eso que el proyecto Tabalí todavía se halla en sus comienzos: de un total de 2.700 hectáreas de finca, actualmente están plantadas de vides 180 hectáreas, y aún no se incluyen todas en la cosecha. Cuando Yanira Maldonado Gutiérrez vuelve a enumerar los factores cualitativos, se comprende rápidamente el milagro del vino de Limarí: en esta parte septentrional no hay montañas costeras que protejan los viñedos del fresco aire del Pacífico, por ello la temperatura nunca supera los 24 grados centígrados, ni siquiera en verano. La diferencia entre las temperaturas diurnas y las nocturnas se sitúa en 15 grados. Los suelos son pobres, las precipitaciones anuales contabilizan por debajo de los 90 mm por metro cuadrado. Pero los factores cualitativos decisivos son el aire cristalino y los 300 días de sol anuales. Sin duda alguna, este valle del fin del mundo terminará por hacer furor en el mundillo del vino. Mirador Luego también está René Marino, socio de Viña Casa Tamaya, la finca vecina. No ha venido en coche, sino pilotando su avioneta de hélice. Sí, allí cada finca vinícola tiene su propia pequeña pista de aterrizaje. A la finca Tamaya pertenecen alrededor de 3.000 hectáreas. En ellas se cultivan aceitunas, aguacates y cítricos. Y en 160 hectáreas, también vino. La palabra tamaya significa mirador. En el siglo XIX había allí una mina de cobre. Era la mayor de Chile, tan grande que en el área de la mina circulaban ferrocarriles. René Marino sueña con el pronto retorno de los buenos tiempos gracias al vino. “En el puerto de La Serena ya vuelven a atracar los cruceros, para enseñarles a sus pasajeros el milagro del vino en el valle de Limarí”, nos cuenta. Y que cerca de allí ha abierto el primer alojamiento de turismo rural en la “Hacienda Santa Cristina” con restaurante y habitaciones confortables. También los vinos de Viña Casa Tamaya se presentan muy prometedores. Sobre todo las mezclas (por ejemplo, el Reserva Especial blanco y tinto) muestran claras notas frutales, hermosa plenitud y una estructura densa y equilibrada. Una especial tarjeta de presentación es el dulce noble Moscatel de Alejandría. Tras la cata, René Marino nos lleva en su avioneta de hélice al aeropuerto de La Serena. Allí culminamos nuestra excursión por el extremo norte de la vinicultura chilena con un Pisco Sour. Es lo que hay que hacer, pues al fin y al cabo las uvas para el aguardiente de pisco también crecen allí, en los alrededores de La Serena. Y una vez más, su sabor es maravillosamente rectilíneo y fresco. “Sí, amigos, aquí servimos el auténtico Pisco, porque abajo en Santiago lo destrozan con tanto azúcar”, nos explica el camarero, mientras nos apresuramos para llegar al avión. Las mejores direcciones Viña Tabalí Fundo Santa Rosa de Tabalí Camino a Socos s / n Valle del Limarí Tel. +56 2 477 55 20 Fax +56 2 477 55 30 www.tabali.com Valle de Limarí. Vinos de una rara finura y elegancia. Viña Casa Tamaya Camino Quebrada Seca, km 9 Tel. +56 53 68 60 14 Fax +56 53 63 08 53 www.tamaya.cl Buena relación precio-calidad. Recomendable: las cuvées. Hacienda Santa Cristina Ruta D505 Quebrada Seca Ovalle Tel. +56 53 63 41 31 Fax +56 53 62 23 35 www.haciendasantacristina.cl La primera casa de turismo rural de la región. Habitaciones esmeradas, decoradas con antigüedades. Buen restaurante. Piscina y bar. Ponchos, espuelas, sombreros El “Hotel Santa Cruz” está en la Plaza Mayor de la localidad del mismo nombre. Bajo los árboles de la plaza, la gente se reúne por la noche: niños absortos en sus juegos, viejos charlando en voz baja y parejas de enamorados callados. Hay algunos bares originales y, directamente junto al hotel, una tienda con accesorios de guaso de gran calidad, ponchos tejidos con colores intensos y dibujos sencillos, mantas para sillas de montar, espuelas y sombreros. El propio hotel, además de ser confortable, constituye nada menos que el ombligo social de esta región vinícola. También el interior está decorado en el puro estilo de vida campestre de los rancheros. En la vinoteca están reunidos unánimemente los nuevos tesoros de la región. Los vinos de bandera del valle de Colchagua han ascendido a alturas de vértigo no sólo en cuanto a la calidad, sino también en cuanto al precio. Un trabajador del campo tendría que trabajar una semana entera para poderse comprar uno de estos vinos. La cima de la exclusividad está formada por Clos Apalta de Casa Lapostolle, Alpha M y Folly Syrah de Montes, y Alka Carmenère de la Hacienda Araucano, propiedad de Jacques y François Lurton, vinicultores procedentes de Burdeos. Es sorprendente que fueran precisamente es tos dos franceses los primeros en decidirse a convertir un varietal puro de Carmenère en su nave capitana. La impresionante paleta de selecciones superiores demuestra que el segundo paso del milagro del vino chileno (al menos en lo que respecta a los tintos) se ha dado sobre todo en este valle de Colchagua, mientras que la primera generación de los vinos de primera fila, como el Don Melchor de Concha y Toro o el excelente Casa Real de Santa Rita en el valle de Maipo, madura sobre todo en la parte sur de la cuenca de Santiago. Sueños al galope En el restaurante del jardín del hotel, bajo el techado de juncos, toca por la noche una orquesta Cueca. La elegante pareja ya entrada en años, que ocupaba la mesa de al lado, se atreve a echarse un bailecito. Los movimientos de ambos parecen una escaramuza entre chispeante proximidad y orgullosa distancia. Mientras, la cocina recomienda el pastel de choclo, un pastel de maíz y carne hecho en una cazuela de barro, y el sumiller no se olvida de mencionar que el baile que estamos presenciando pertenece tanto a la cultura guaso como el rodeo y, naturalmente, el Carmenère. Nos vamos a la cama con la cabeza llena de imágenes, soñamos al galope con estribos y taninos domesticados. Y ya sabemos que mañana será como hoy. Pero eso no importa. “Los caballos son como los vinos. Ninguno es igual al otro”, nos explicará César Juárez, sumiller para los huéspedes de la finca vinícola Viu Manent.