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Vendimia 2006: Francia

  • Redacción
  • 2007-02-01 00:00:00

Francia ha estado en vilo hasta el último momento. Los brotes iniciaron el ciclo vegetativo tarde, siguieron los meses de junio y julio con temperaturas más que veraniegas, en agosto llovió todo el mes, el principio de septiembre fue tropical y en numerosas regiones llovió justo durante el tiempo de la vendimia. En consecuencia, el resultado ha sido heterogéneo. En muchos lugares se ha tenido que vendimiar selectivamente. Las primeras estimaciones arrojan un volumen de cosecha total de 53,9 millones de hectolitros, un uno por ciento más que el año pasado. Burdeos (y Sudoeste) A pesar de los contrastes meteorológicos se espera de nuevo una lograda aunque heterogénea añada. A los amigos de Burdeos, especialmente en Saint-Emilion, Pomerol y Fronsac les esperan grandes vinos. En el Sudoeste de Francia fue el de 2006 un año de fuertes contrastes meteorológicos. En Burdeos se vivió el más caluroso mes de julio desde hacía 85 años, el más frío agosto desde hace 20 años y el más cálido septiembre desde hace 60 años. Los excesos han provocado una añada muy desigual: el resultado varía según el área, la parcela, la variedad de la uva y el momento de la vendimia. Mientras los vinos blancos y la precozmente madura Merlot aprovecharon un buen momento de cosecha en Saint-Emilion y Pomerol, la recolección de Cabernet en el Médoc a partir de la mitad de septiembre fue interrumpida por las constantes lluvias y obligó a los viticultores a una profunda selección de las uvas. En los grandes “terroirs” las primeras y aún no oficiales degustaciones de muestras de esta dispar cosecha hacen esperar densos, complejos vinos, ricos en color y aroma, equilibrados y con gran potencial de envejecimiento, si bien la balanza de la calidad se inclina más bien en la dirección de los terruños de la margen derecha, donde el Merlot es el rey. Los blancos se muestran frescos y con una correcta acidez, los dulces nobles sufrieron diversos problemas antes de la vendimia, pero gracias a las secas jornadas de finales de septiembre se muestran sorprendentemente bien logrados. BORGOÑA En Borgoña se felicitan por los grandes vinos blancos sobre todo. Es de temer un aumento de los precios de los vinos blancos punteros. Con los tintos se ha obtenido un buen resultado, si bien algo heterogéneo. También en Borgoña se hizo tangible el ir y venir de la curva del tiempo. Tras los calores de junio y julio, un frío y húmedo agosto provocó algunos aislados procesos de podredumbre que pudieron ser eliminados mediante un fuerte proceso de selección. Las uvas pasaron a la bodega sueltas, con mucho color y ricas en polifenoles. Los vinos blancos se presentan perfectos de tono y afrutados, con buena acidez y larga vida. En el caso de los tintos depende mucho de las condiciones de la vendimia: las uvas recolectadas secas y en su justo momento de madurez han dado vinos carnosos, con aromas complejos a frutos rojos y especias que han de evolucionar aún más durante la crianza. Dado que la Borgoña ha cosechado algunos éxitos en los mercados de exportación, es de temer un aumento de los precios en general (sobre todo en el caso de los blancos). ALSACIA Atractivos espumosos, finos vinos dulces, buenos Pinot Noir, pero los mimados Riesling jugarán esta vez el papel del niño a cuidar: así se resume la cosecha en Alsacia. En Alsacia fue todo como la seda hasta la mitad de septiembre. Después de que un precoz y cálido verano motivara un adelanto en la maduración, las frías temperaturas de agosto beneficiaron una buena evolución de la acidez. Las uvas blancas para el Crémant y el tinto Pinot Noir fueron vendimiadas en buenas condiciones de madurez y hacen esperar vinos equilibrados. El Riesling, por el contrario, no tuvo tanta suerte: hubo de sufrir las lluvias que cayeron sobre la región en la segunda mitad de septiembre, frecuentemente con altas temperaturas. La podredumbre se extendió de forma rápida y ha perjudicado la calidad de los vinos (¡selección! fue el lema). El seco y soleado octubre acudió a velar por los vinos dulces nobles de Riesling, Pinot Gris y Gewürztraminer. RÓDANO/PROVENZA Los viticultores de la Provenza creen que se trata de la quizá mejor cosecha de los últimos diez años. También los vinos del Ródano han sido en general gratificantes. El inhabitual frío mes de agosto fue una bendición para los viticultores del valle del Ródano y de la Provenza: las cepas se hallaban a punto del agotamiento por la sequía. Salvadas por el descenso de las temperaturas, tuvieron la oportunidad de madurar tranquilas y llegar perfectamente sanas a las bodegas. En el Ródano, las variedades blancas Roussanne y Marsanne han resultado equilibradas y plenas de finura, y el Viognier se presenta redondo y potente. Los tintos se muestran cubiertos y bien estructurados (sobre todo los Syrah), con taninos sedosos. La Provenza festeja sus muy concentrados Syrah, Mourvèdre y Cabernet Sauvignon, así como unos soberbios rosados. Champagne De la cosecha sale vencedor el Chardonnay: promete frescas y crepitantes añadas. En ninguna otra parte el tiempo en 2006 fue tan voluble como en la Champagne: una maduración contenida primero; a continuación un impulso, seguido más tarde por un casi agotamiento debido a la sequía; lluvias salvadoras en agosto; madurez en un cálido y soleado septiembre; vendimia en condiciones cambiantes. La cosecha duró desde el 6 hasta el 25 de septiembre, más amplia que nunca, con los viticultores a la espera para vendimiar cada parcela en su mejor momento. El resultado no ha sido tan malo gracias a una rigurosa selección. Especialmente la Chardonnay maduró de forma óptima y promete atractivas añadas de Blancs-de-Blancs. Los Pinot Noir y Meunier han resultado un tanto desiguales. Seiscientas hectáreas de viñedo fueron destruidas por el granizo en junio. Loira Delicados blancos, afrutados tintos: los vinateros del Loira celebran una añada excepcional. Alegría en el Loira: mientras la vendimia en otros terruños se vio afectada por las lluvias, aquí al Pétrus lo salvaron los cielos cubiertos. Tras las altas temperaturas de junio, julio y comienzos de septiembre, las nubes ayudaron a las uvas a conservar la frescura. El Sauvignon se muestra muy típico, claro y animado, con mucha concentración; el Cabernet Franc es suave y frutoso; el Gamay, aromático y fino. Frescos y bien estructurados se muestran los espumosos. Los dulces nobles de la añada 2006 habrá que disfrutarlos, sin embargo, más jóvenes: el tiempo apenas permitió la aparición de botritis. Languedoc Las perfectas condiciones meteorológicas proporcionaron en el Languedoc una ansiada cosecha. En la fase de maduración decisiva sopló sobre el Languedoc un inusual viento del norte, bueno para las uvas, que con grandes diferencias de temperatura entre el día y la noche, pudieron madurar de forma lenta y uniforme y conservar su fresca acidez. La vendimia se produjo bajo un tiempo idóneo. La Syrah de granos pequeños se presenta con gran potencial aromático; también hay buenas expectativas para los Grenache, Cinsault y Mourvèdre. La Chardonnay, variedad principal de Limoux, promete frescos y afrutados espumosos. Así les fue «El frío invierno retrasó la floración, y tampoco el verano ha estado a la altura de nuestras expectativas. Durante la vendimia sólo se pudo hacer una cosa: mirar al cielo y, con cada rayo de sol, ¡salir al viñedo! Así hemos logrado uvas muy homogéneas y sanas, con mucho color y azúcar. En Sauternes el volumen de cosecha se ha mantenido francamente escaso, pero la calidad de las uvas es notable.» Marie-Louise Schÿler, Axa, Burdeos «El frío invierno retrasó la floración, y tampoco el verano ha estado a la altura de nuestras expectativas. Durante la vendimia sólo se pudo hacer una cosa: mirar al cielo y, con cada rayo de sol, ¡salir al viñedo! Así hemos podido elaborar a ambos lados del Garona uvas muy homogéneas y sanas, con mucho color y azúcar. En Sauternes el volumen de cosecha se ha mantenido francamente escaso, pero la calidad de las uvas es notable.» Isabelle Lénet, Moillard Grivot, Borgoña «En Alsacia, 2006 entrará en la historia como una añada difícil. Las variedades más problemáticas han sido Riesling y Pinot Noir. Hemos tomado la decisión de desclasificar un 15 por ciento y vinificar sólo calidades ‘Tradition’ y Réserve en lugar de vinos de terruño y Grands crus. Gracias a técnicas enológicas como la clarificación del mosto, hemos logrado estabilizar los vinos. Tienen un buen peso del mosto y valores de acidez seguros» Emmanuelle Gallis, Turckheim, Alsacia «La alternancia de sequía y precipitaciones aisladas ha aportado a las vides buenos nutrientes. Las cepas viejas han logrado resultados excelentes, pero las más jóvenes han sufrido la escasez de agua. Cabernet Sauvignon y Syrah permiten esperar vinos profundos y con mucho cuerpo, con acidez suave. Los blancos brillan por su acidez contenida y frescos aromas frutales.» Eloi Dürrbach, Trévallon, Provenza «Las cosechas son escasas, pero de primera calidad. El especial microclima de Sancerre se halla bajo la influencia del Loira y nos ha protegido de los caprichos del verano. Chardonnay y Pinot Noir presentan, siempre que las cosechas se hayan mantenido escasas, unos excelentes niveles de acidez, que permiten esperar una gran diversidad de aromas. Los vinos jóvenes poseen aún más personalidad que los del año pasado.» Alphonse Mellot, vinicultor, Sancerre, Loira

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