- Redacción
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- 2009-03-01 00:00:00
Ronaldinho, samba, caipiriña... Hay más de mil buenas razones para viajar a Brasil. También para los amantes del vino: en Río Grande do Sul, la provincia más meridional y más fresca de este inmenso país, los descendientes de emigrantes italianos están vinificando unos vinos con personalidad propia y encanto especial. El Brasil del director de cine alemán Werner Herzog está en el Amazonas, sobre todo en Manaos, donde los barones del caucho construyeron un pomposo Teatro de la Ópera hace 130 años. En su diario de rodaje de la película Fitzcarraldo, Herzog nos hace sentir el enorme peso del aplastante bochorno del Trópico, con insectos monstruosos, pulgas y serpientes venenosas. Cuenta que una vez se ausentó durante unos días para ir a Los Ángeles a intentar conseguir más fondos para la película; mientras, en la jungla, las termitas se habían estado comiendo su choza de madera. Otra anécdota inolvidable es que una vez, en el rodaje, escupió distraídamente en un charco de agua salobre y se quedó estupefacto al ver el increíble revuelo de bichos diminutos que había provocado su descuidado gesto... El Brasil del compositor Antônio Carlos Jobim se halla en Río de Janeiro. Durante el mes de agosto de 1962, desde el bar que frecuentaba en el barrio de Ipanema, solía ver pasar todos los días a la joven Helô Pinheiro, de 17 años, caminando hacia el mar con paso elástico. Los hombres le silbaban, pero la hermosa muchacha seguía su camino, orgullosa e impertérrita, con la mirada fija en el mar cercano. Fue la escena que inspiró al compositor la canción La chica de Ipanema, que se convertiría en un clásico mundial de la bossa nova. El Brasil del vinicultor Juarez Valduga es el Vale dos Vinhedos, la primera región vinícola brasileña con Denominación de Origen controlada desde el año 2001. Al igual que muchas otras familias de vinicultores, los Valduga llegaron al extremo meridional de Brasil a finales del siglo XIX, partiendo del Trentino (otros emigraron desde el vecino Véneto). Entonces el viaje duraba unos cincuenta días cruzando el Atlántico en un barco de vela. Y no todos sobrevivían al viaje en aquellos barcos abarrotados. Los que lograban llegar, primero debían pasar la cuarentena de rigor. Después podían continuar el viaje, otros diez días en barco hasta la ciudad portuaria de Porto Alegre, en el sur del Brasil. La última etapa para las agotadas familias consistía en otros tres días atravesando a pie una región densamente boscosa. En Serra Gaúcha, situada a 650 metros sobre el nivel del mar, cada colono recibía un “lote”, es decir, una parcela de tierra de 48 hectáreas. El vino superior de la Finca Miolo, llamado Lote 43, honra precisamente ese pedazo de tierra que Giuseppe Miolo recibió al llegar a Brasil en el año 1897. Los emigrantes pronto se dieron cuenta de que les habían asignado el rincón más fresco de Brasil. Aún hoy sigue siendo frecuente que nieve en invierno, y el volumen anual de precipitaciones se sitúa alrededor de 1.500 mm. El clima y también las suaves colinas recordaban a los emigrantes de modo sorprendente su antigua patria al pie de los Alpes en su lado meridional. Así que hicieron lo mismo que hacían antes en su casa: plantaron maíz para la polenta, criaron vacas, ovejas y asnos, y construyeron pérgolas para cultivar la vid. Los impresionantes imperios del vino de familias como Salton, Miolo y también Valduga no surgieron hasta décadas recientes. Por ejemplo, no hace más de quince años que los Valduga empezaron a producir vino espumoso siguiendo el método tradicional de fermentación en botella, y actualmente gestionan la mayor bodega de vino espumoso de toda América del Sur. Parece increíble que precisamente en Brasil se produzcan los espumosos más elegantes y crujientes de todo el continente, pero es así. La mejor prueba de ello es el Gran Reserva Natura Millésime 2002, madurado sobre las levaduras durante tres años. El método italiano En Dom Luigi, el restaurante italiano de Casa Valduga, a los diez minutos nos sentimos como en una venta rural del Trentino. En el hogar chisporrotea el fuego, cuyo calor se agradece en los fríos días de invierno del sur de Brasil. Tras una interminable serie de primi piatti con pasta casera, sigue el coniglio con polenta. En las paredes están colgadas viejas fotos de familia. Esas imágenes en blanco y negro de dinastías de emigrantes italianos siempre parecen emanar algo mágico. Independientemente del continente en que se hayan tomado, dan la impresión de ser auténtica y originariamente italianas. En todos los lugares del “Nuevo Mundo del Vino”, desde California hasta Australia, las familias de emigrantes italianos han participado en la implantación de la vinicultura. Nunca lo hicieron movidas únicamente por el afán de lucro, sino porque el vino forma parte integrante de su modo de vida y su cultura. Así, adaptaron este estilo de vida marcado por el vino a cualquier lugar del mundo donde el clima lo permitiera. Lo singular es que nunca vivieron su italianidad de forma cerrada ni rígida, sino más bien abiertos y siempre dispuestos a adecuar las tradiciones de su patria a las nuevas circunstancias. En ninguna otra región vinícola del Nuevo Mundo es tan palpable el estilo de vida centrado en la familia, incluso hasta cuatro o cinco generaciones de descendientes después de los primeros emigrantes, como en Serra Gaúcha y su subregión Vale dos Vinhedos, donde prácticamente todas las familias de vinicultores tienen raíces en el norte de Italia. Por cierto, Italia no sólo envió vinicultores a Brasil, sino también un revolucionario: la pequeña localidad de Garibaldi, ciudad vinícola en el lindero del Vale dos Vinhedos, está dedicada al guerrillero republicano-democrático Giuseppe Garibaldi (1807-1882) y a su esposa Anita. Tras el fracaso de una revuelta en el Piamonte, Garibaldi huyó en 1834 a Brasil, donde también instigó revueltas junto con su mujer. Por la mañana, los retazos de niebla envuelven las cimas de las colinas del hermoso Vale dos Vinhedos. La pequeña carretera comarcal serpentea entre las colinas, pasando por pequeñas fincas vinícolas cuya sencilla arquitectura aúna influencias italianas, brasileñas y portuguesas. Una sola mirada a las viñas evidencia hasta qué punto se ha transformado la vinicultura en estos últimos años. Junto a los viejos viñedos en pérgola con variedades de Lambrusco para hacer vinos de mesa ordinarios, ahora hay modernas plantaciones en espaldera con gran densidad de explotación, en las que maduran las variedades Chardonnay, Cabernet, Merlot y Tannat. Lo adecuado del terreno para la viticultura también se pone de manifiesto en otros aspectos: a diferencia de la mayoría de las demás regiones vinícolas del Nuevo Mundo, allí no hay que regar las cepas. Tampoco es necesario añadir acidez al mosto, y los grados de alcohol reflejados en las etiquetas no son ni con mucho tan aterradores como en otros lugares. Justo cuando estamos apreciando lo bien proporcionado y menudo que es este país vinícola que vemos desfilar ante la ventanilla del coche, aparece el monumental edificio de nueva construcción del hotel de lujo Villa Europa y la torre espectacular de las bodegas Miolo. Miolo es un lugar de lo superlativo. Nada más pasar la caseta del portero, una fila de contenedores de plástico de distintos colores deja claro que aquí la basura se separa escrupulosamente para su reciclaje. Todos los empleados varones van uniformados con el mismo traje azul oscuro. En la bodega, de alta tecnología, el método de la microoxigenación se lleva a cabo siguiendo las indicaciones de Michel Roland, de forma totalmente automática y controlada por ordenador, de modo que cada vino recibe la dosis exacta de oxígeno que necesita (calculada basándose en los análisis individualizados realizados a los vinos). Si bien es cierto que los medios e inversiones ilimitados no garantizan vinos de primera calidad, la verdad es que el grupo Miolo Wine Group, cuya producción anual ronda los diez millones de botellas, realmente ha logrado aprovechar la excelente infraestructura, según demuestran vinos superiores, como el Lote 43. Lo mismo puede decirse de Salton, el otro gigante del vino, con su producción anual de alrededor de 25 millones de botellas. Los vinos más prestigiosos de esta casa, entre los que destacan sobre los demás el Salton Talento y el Salton Desejo, pueden contarse entre lo mejor que Brasil tiene que ofrecer. Un Tannat de otra galaxia En la bodega-boutique de Lidio Carraro, se produce un cru que es posiblemente el más inusual en la actualidad. Las uvas para el Tannat Reserva Especial se pasifican en la cepa y producen un vino altamente concentrado con 16,2 por ciento de volumen de alcohol. A diferencia de otros vinos amarone vinificados de modo similar, este Tannat posee grandes cantidades de taninos maduros finamente estructurados y una acidez jugosa. Este vino es el resultado de un logrado acto de equilibrio, y constituye una de las especialidades de Tannat más impresionantes del mundo. El ambicioso equipo que rodea a Lidio Carraro -su hijo Juliano y la joven enóloga Monica Rosseti- produce vinos convincentes también con Tempranillo, Cabernet y Merlot. Los elementos estilísticos claramente presentes que definen cada uno de sus vinos son densidad, complejidad y sustancia. Son el resultado de un trabajo minucioso en el viñedo, donde cada bloque, que posee características propias en lo que respecta al suelo, el microclima o la edad de las cepas, se vendimia y se vinifica por separado. Muchos de los patronos de más edad de Serra Gaúcha que iniciaron el auge de la vinicultura brasileña han viajado a Italia por primera vez después de jubilarse. Como Antonio Mioranza (Vinhos Mioranza), que en los años sesenta empezó de la nada y actualmente produce, junto con su hijo y sus nietos, alrededor de siete millones de litros de vino: cuando visitó su pueblo de origen en el Véneto, quedó un tanto decepcionado. Le parecía que su tierra, Serra Gaúcha, era la Italia más perfecta, más “originaria”. Al volver a Flora da Cunha, lo primero que hizo fue ir al cementerio, besar la lápida de su abuelo y decirle en perfecto italiano: “Te doy las gracias, abuelo, por habernos traído a Brasil.” Viajar por el Vale dos Vinhedos En los últimos años, en el idílico Vale dos Vinhedos se ha popularizado un turismo enológico de gran categoría. El valle vinícola más conocido de Brasil es frecuente destino de excursiones para los habitantes de la ciudad de São Paulo. Para los extranjeros interesados en vinos que viajen por Brasil, es absolutamente recomendable una visita al Vale dos Vinhedos. Villa Europa Hotel & Spa RS 444, km 21 Vale dos Vinhedos Bento Gonçalves, RS Brasil Tel. +55 54 21 02 72 00 www.villaeuropa.com.br Este hotel de lujo recién inaugurado, al estilo de un palacete toscano, reina en medio de los viñedos y ha sido construido en cooperación con Miolo. Villa Europa es el primer hotel del hemisferio sur que ofrece en su zona spa la terapia enológica Caudalie, desarrollada en Burdeos. El restaurante del hotel, de nombre Leopoldina, es excelente. Casa Valduga Enotourism Linha Leopoldina Vale dos Vinhedos Bento Gonçalves, RS Brasil Tel. +55 54 21 05 31 22 www.casavalduga.com.br Finca vinícola de ambiente muy italiano, al igual que su restaurante Don Luigi. Habitaciones cómodas. Un punto de partida ideal (con precios adecuados) para hacer excursiones por la región vinícola. Cordelier Restaurant RST 470, km 219,75 Vale dos Vinhedos Bento Gonçalves, RS Brasil Tel. +55 54 21 02 23 33 www.cordelier.com.br Finca vinícola con restaurante anejo. Muy buena cocina. Brasil: las cuatro regiones vinícolas. A pesar de estar más cerca del ecuador que los viñedos de Chile, Argentina o Uruguay, en la vinicultura brasileña sobre todo predominan condiciones para vinos cool climate. Así, los espumosos más elegantes de América del Sur surgen de sus tierras. También los tintos de mesa se muestran mayoritariamente bien estructurados, con taninos vigorosos y un moderado contenido de alcohol. Los mejores vinos tintos se elaboran con las variedades Merlot, Cabernet Sauvignon y Tannat. Serra Gaúcha Es el centro de la vinicultura de Brasil. Allí se produce el 90 por ciento de los vinos superiores. También las grandes empresas vinícolas como Salton y Miolo están asentadas allí, pero la región sobre todo está determinada por pequeñas bodegas familiares. El corazón de Serra Gaúcha es la subregión Vale dos Vinhedos, la primera región vinícola en alcanzar la categoría de Denominación de Origen protegida. Situación: en el paralelo 29. Altura: una media de 650 metros sobre el nivel del mar. Precipitaciones: unos 1.736 milímetros por metro cuadrado y año. Temperatura media en verano: 22,9º C. Campanha y Serra do Sudeste Nueva región vinícola emergente situada en las llanuras y suaves colinas del extremo meridional de Brasil, directamente en la frontera con Uruguay. Situación: en el paralelo 31. Altura: 210 metros sobre el nivel del mar en Campanha y 420 en Serra do Sudeste. Precipitaciones: unos 1.419 milímetros por metro cuadrado y año. Temperatura media en verano: 24º C. São Joaquim y Vale do Rio do Peixe Fresca meseta con un largo ciclo vegetativo. La vendimia, que se prolonga hasta entrado el mes de abril, es la más tardía de todo Brasil. Buenas condiciones para variedades como Sauvignon Blanc y Pinot Noir. Situación: entre el paralelo 27 y el 28. Altura: entre 900 y 1.400 metros sobre el nivel del mar. Precipitaciones: unos 1.764 milímetros por metro cuadrado y año. Temperatura media en verano: entre 18,9 y 21,7º C. Vale do São Francisco Es la mayor región vinícola en los trópicos del mundo. En su clima extremo se pueden llevar a cabo dos vendimias al año. Pero ninguna de las dos vendimias se suele realizar en temporadas preestablecidas. Lo que ocurre es que cada viñedo atraviesa su propio ciclo vegetativo, de modo que es posible vendimiar continuadamente (hasta seis veces al año). Así. se facilita una ocupación y rendimiento óptimos de las instalaciones de bodega; y además, se pueden vinificar y sacar al mercado continuadamente aquellos vinos (por ejemplo los espumosos de Moscatel) que saben mejor frescos. Situación: en el paralelo 9. Altura: alrededor de 370 metros sobre el nivel del mar. Precipitaciones: 599 milímetros por metro cuadrado y año. Temperatura media en verano: 31º C. Las regiones vinícolas de Brasil están situadas en el extremo meridional del país, a la mayor distancia posible del ecuador. Brasil: ocho fincas superiores Lidio Carraro www.lidiocarraro.com Empresa familiar con mucho impulso juvenil. Una paleta impresionante de vinos concentrados y finamente estructurados. Casa Valduga www.casavalduga.com.br Bodega de considerable envergadura dirigida por la familia. Extraordinaria línea de vinos espumosos. Miolo Wine Group www.miolo.com.br Con tremendas inversiones, Miolo se ha establecido como la pionera de la vinicultura brasileña de calidad. Vinícola Salton www.salton.com.br El mayor productor de Brasil brilla con sus selecciones superiores. Boscato Vinhos Finos www.boscato.com.br Viñedos recientemente plantados, situados hasta a 850 metros sobre el nivel del mar, ambiciosa filosofía de empresa. Vinhos Don Laurindo www.donlaurindo.com.br Pequeña y cuidada bodega. La familia Brandelli se dedica a hacer vino desde hace cuatro generaciones. Pizzato Vinhas & Vinhos www.pizzato.net Ivo y Flavio Pizzato sacan al mercado con su nombre tan sólo las mejores uvas de sus 26 hectáreas de viña. Asesora David Baverstock, enólogo australiano-portugués. Vinícola Cordelier www.cordelier.com.br Modélica bodega propiedad del empresario Lidio Selio Ziero.